por Daniel Link para Soy
El recuerdo más fuerte que tengo de
Dj. Dr. Trincado es en una fiesta (¿de disfraces?) en una de las
terrazas del Centro Cultural Recoleta, que ya no existen. De hecho,
muchos de los lugares por los que pasó Dr. Trincado ya no existen lo
que, en algún sentido, multiplica la felicidad de su propia
superviviencia porque nos permite acordarnos de nosotros en lugares
que ya no están pero en los que fuimos felices.
En ese recuerdo, él tocaba el tecno
más sexy de la noche y todos lo mirábamos bailar y tratábamos de
seguir sus enganches, siempre perfectos, siempre sugerentes. ¿De qué
año hablo? Imposible precisarlo: los últimos días de los años
ochenta, o los primeros de los años noventa.
Para Cristian, el nombre pila del Dr.
Trincado, la música es salud (de ahí su seudónimo) y eso lo
aprendió de chico, según cuenta, en el winco que tenía en su
cuarto o en el combinado CBS que sus padres usaban para hacer fiestas
en la terraza.
Dr. Trincado dio sus primeros pasos
como DJ en la mítica New York City, a comienzos de los ochenta. Yo
fui sólo una vez (o dos) a New York City. Creo que el lugar era
demasiado grande para mi gusto, de modo que poco es lo que puedo
decir de esos inicios.
Después, entre los años 92 y 95, pasó
discos en la Age of Communication, la casa que había fundado Juan
Calcarami y donde se daba cita la jeunesse dorée porteña.
Había
una terraza (de donde se cayó, una noche, un excedido, lo que motivó
el cierre del lugar, si mi memoria no me falla), un segundo piso
donde estaban el Salón Puteaux, el Orient Express y una ¡biblioteca!
Pero
la pista de baile, Cericette, estaba en el primer piso, donde
reinaban Carlita Tintoré, Diego Ro-k y Dr. Trincado, fundadores de
DJ Union. Yo solía frecuentar la terraza, donde podía encontrarse
una fogata prendida en medio de la noche y la pista, naturalmente,
dependiendo de mis humores y de los discos que sonaran.
En
el 93, Alaska desembarcó en Buenos Aires para fundar Morocco, que
duró hasta el 2001 y que fue el lugar más hermoso de las mil y una
noches de Buenos Aires. Alaska y sus socios encomendaron la
ambientación a Sergio De Loof (que antes había dejando su huella
indeleble en Bolivia y El Dorado) y a Sergio Lacroix, que diseñó el
salón Shambala del subsuelo, donde Carla Tintoré, Diego Ro-k y Dr.
Trincado eran los Djs. residentes.
En
algún momento, Morocco dejó de ser lo que era, la música se volvió
mucho más previsible y el ambiente perdió gran parte de su encanto.
Para entonces, Dr. Trincado ya estaba en otra parte. Por ejemplo, en
Ave Porco, que duró del 95 hasta finales de 1999.
A
mí Ave Porco no me gustaba mucho porque era un lugar excesivamente
ecléctico y uno no sabía con qué iba a encontrarse, pero era un
fuego.
Yo
solía ir los jueves, y sólo porque tocaba Trincado. El último
jueves de Ave Porco fue el 30 de diciembre de 1999. Los que estuvimos
ahí fuimos convidados a llevarnos un pedazo del lugar, como si se
tratara del Muro de Berlín. Poco después, estuve también en la
última noche de Morocco. Empecé a salir menos (no fuera cosa que me
tildaran de jettatore)
pero Trincado siguió prestándole su brillo a los lugares en los que
tocaba.
Por
supuesto, a veces iba a lugares donde no tocaba Trincado, y así
aprendí a diferenciar estilos y saberes. Los que marcaron mi
juventud, en fin, mi vida bailable (que ya cultivo apenas, para
escándalo de Alejandro Ros, que me amenaza con expulsarme de las
listas de invitados) fueron Dr. Trincado y Dany Nijensohn, cada uno
con un talento particular.
Un
poco por eso, cuando me casé por segunda vez, les pedí a Dr.
Trincado y a Dany Nijenson que tocaran en nuestra fiesta, que fue una
fiesta hermosa, en gran parte gracias a ellos.
Trincado
es un erudito. Y al mismo tiempo, un experimentador incansable.
Detesta los ambientes mainstream,
la repetición incesante de lo mismo, el marketing
berreta. No vive alienado en un universo puramente musical y le gusta
leer, investigar, mezclar los sonidos antiguos de la tierra con la
electrónica del más allá del mundo.
Si
antes el título de Dr. le cuadraba porque provocaba felicidad y
salud con sus pasadas de discos, ahora creo que le corresponde por su
sabiduría. Me gusta decirle, cada vez que lo veo: “¿Pero cómo le
va Doctor?”, con un tono impostado de década del cuarenta. A
Trincado le gusta mucho Carlos D'Alessio, uno de los compositores
argentinos más brillantes, más secretos, más melancólicos.
Compartió
cabina con Sacha, Primal Scream, Deep Dish (oh, yo los adoraba) y Mad
Proffesor. Produjo a Massive Attack en Argentina e interactuó con
ellos en vivo. Pero a él nada de eso le importa demasiado porque
sabe que la idea de “carrera” está erizada de malos entendidos,
y le importan mucho más los desafíos que el confort de un
curriculum completo. Por eso actuó para Vivi Tellas en uno de sus
Biodramas, por eso invitó a su madre a presentarse con él como DJ
Rita en unos mediodías del Teatro San Martín, por eso grabó un
disco cantando sus canciones predilectas (DJ Sings
the Blues).
La
última vez que trabajamos juntos fue en marzo de este año, cuando
le pedí que creara una fiesta para una “Gran Gala Modernista” en
el Teatro Margarita Xirgu, donde ahora va a presentar su disco (que
no es el primero, ni será el último). ¿Qué quieren que les diga?
La gente bailó como loca.
Vayan preparándose: busquen las pistas
que, generosamente, Dr. Trincado cuelga en Internet. Cantaremos y
bailaremos y, más de uno, aprovechará para festejar ahí mismo su
cumpleaños. Cristian nos ha prometido que la presentación del disco
será como un Café Concert - Vodeville. Un happening en tiempo real
(58 minutos) que seguirá los 18 tracks del disco. Los números serán
coordinados con imágenes proyectadas en la pantalla, efectos
lumínicos y, naturalmente, la mejor música.
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