sábado, 12 de diciembre de 2020

Greta (2014-2020)

En octubre había cumplido seis años y esta mañana temprano nos avisaron que había muerto. Greta fue uno de los caprichos de mi mamá, que quiso reemplazar una perra muerta por otra, en un período en el que no abundan las crías disponibles. 

Tuvimos que recurrir a un criadero de schnauzers, donde quedaba sólo ella de su camada. Greta era hermosa y muy inteligente. Fue la única perra que acataba órdenes sencillas y que parecía reirse (con sus ojos achinados apenas visibles detrás de su flequillo). 

Adoraba revolcarse por el barro, después de la lluvia, pero con los años empezó a tenerle miedo a las tormentas. Regábamos juntos y ella pretendía morder el agua de la manguera.

A Niro, el perro adulto que la precedía, lo volvía loco a mordiscones y sabe Dios cuántas cosas rompió mientras crecía (trapos colgados, cajas de cartón, almohadones). 

Como guardiana, tenía sus manías: aceptaba sin problemas a las mujeres, pero a los varones (incluso a los de la familia que no veía con regularidad) les ladraba con un vozarrón que te hacía temblar las piernas. Creo que compartía con mi mamá, que la malcriaba, ese rasgo de misantropía.

Hace dos años una picadura de garrapata le produjo una erliquiosis, cuya secuela fue una leucemia mieloide crónica, que nos obligó a involucrarnos en el mercado de la sangre canina. El jueves pasado hizo mucho calor: tanto ella como Niro estuvieron muy tirados. A la noche, ella vomitó sin parar. A la mañana del viernes, se instaló al lado de la tumba de Cartulina, que murió hace apenas tres semanas, como diciendo: acá me quedo. La llevamos al veterinario donde le dieron unas inyecciones que no surtieron efecto. Empeoraba. La llevamos a internar para que la estabilizaran: vomitaba y cagaba sangre. Esta mañana el teléfono sonó temprano y yo ya sabía: Greta había muerto. Odié el lugar común del pobre tipo que me lo comunicaba: "Luchó hasta último minuto", porque yo sabía que no era cierto.

La tierra, que ella tanto necesitaba, ahora le va a tomar hasta los huesos.



Mi nieta va a preguntar "¿Dónde está Greta?" y algo tendremos que inventarle sin que note la pena extraordinaria que nos abruma.





1 comentario:

PUPITA LA MOCUDA dijo...

No hay palabras, lo siento tanto. Bellísima Greta, esperen sus señales, igual que las de Cartulina.