viernes, 11 de marzo de 2005

Diario de un televidente

Los responsables de que veamos programas que no queremos ver y no podamos ver los que sí veríamos son, qué otra cosa podía esperarse, los programadores. El otro día pasó por casa Anselmo, el hermano de S., que le recordó que daban por TNT el segundo episodio de la miniserie Galáctica (remake de una serie del final de los setenta). Vimos el episodio, sin entender demasiado porque nos perdimos el comienzo. Además, sin demasiado interés porque tiene un defecto completamente indisimulable: el movimiento de la cámara, to-do-el-tiem-po, como si se tratara de un trípode puesto sobre la cubierta del Titanic. Cuando terminó el capítulo, anunciaron el de la semana que viene e, inmediatamente, volvieron a repetir (no entiendo con qué criterio) el capítulo que terminábamos de ver. Lo contrario sucedió días antes con el promocionado estreno de la miniserie Lost. Tarde en la noche, esperábamos la repetición que ni AXN ni Sony pasaron nunca. Otro misterio es por qué, de pronto, la continuidad de una serie (por ejemplo, E.R. o Desperate Housewife) se detiene y pasan a emitir capítulos viejos. Los que trabajan en los canales deben creer que ellos saben por qué hacen lo que hacen y tal vez sea así. Pero para nosotros, es un misterio y así, no hay forma de orientarse en la selva televisiva. De todos modos, como el régimen más sano para ver televisión es el zapping, a nadie le interesa demasiado todo esto, pero algo tenía que decir, a esta hora del día.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Según tengo entendido las repeticiones comienzan por el desfazaje entre las "temporadas" de los EE.UU. y las nuestras.
Cuando llegan las vacaciones e interrumpen la temporada o cuando se pasa de una temporada televisiva a otra, aca no llegan capítulos nuevos y los canales empiezan a repetir.