lunes, 21 de marzo de 2005

Sobre el carácter de los gatos

Desde que Tita Merello cambió su dieta, su carácter se ha modificado. Pero tampoco sabemos si su actual comportamiento es consecuencia directa de la ingesta de Obesity, porque el episodio con las palomas fue previo a su diagnóstico y ya entonces la notamos alterada. Pero todo fue empeorando. Día a día se fue poniendo más hosca y los que antes eran juegos inocuos ahora se han convertido en ataques rabiosos, como resultado de los cuales andamos con los brazos y las piernas sembrados de cicatrices.
Los doctores Roc/sa no pudieron darnos ninguna respuesta salvo que esperemos, por lo menos un mes, a ver qué pasa.
Tal vez sea la nueva dieta, dicen, pero es prematuro para decirlo. Clínicamente la encuentran bien y como tiene todas las vacunas necesarias, ellos consideran que no hay de qué preocuparse.
Pero caminar de noche por la casa se ha convertido en una pesadilla porque en cualquier momento, desde detrás del sillón donde se esconde casi permanentemente, puede venir el zarpazo y el mordisco. A veces, porque no quiero ponerme un pantalón, atravieso el comedor corriendo para evitarla, pero eso parece acicatear más sus actuales sentimientos de antagonismo y entonces corre enloquecida, trepándose por los muebles y me la encuentro esperándome, los pelos negros del lomo completamente erizados y la cola inflada como la de un zorrino, en mi estudio.
Antes, cuando venían visitas, se comportaba como una gatita de almanaque y todos decían que era adorable. Ahora parece poseída y tenemos que encerrarla en la cocina para que no dañe la ropa de nuestros invitados.
Anoche volvíamos de una recorrida infructuosa por la noche porteña. Como cantaba Gaby Vex en Boquitas pintadas, a poquísimas cuadras de casa, decidimos ir a escucharla. S. había comido con amigos mientras yo, pizza mediante, me enfrentaba a la irreversabilidad de los deadlines. La noche se prestaba para una breve caminata durante la cual pudiéramos resumirnos las últimas horas. Llegamos a Boquitas cerca de la 1, saludamos a los amigos, fuimos obsequiados con sendos porrones de cerveza y Rubén nos dijo que Gaby todavía no había llegado. Una hora después, ya no cabía un alfiler en el lugar (lo que nos alegró por Gaby, que apareció poco después, pero no por nosotros).
También en Boquitas (como en Contramano, cuando existía) el método era "Sale gente, entra gente", razón por la cual se había formado una cola larguísima en la puerta. Como el show se demoraba, salimos a tomar aire. En el planeta Ibarra (escupiré sobre su tumba), esas cosas no se hacen: después no hubo forma de volver a entrar sin violar los protocolos de la cola (o proclamarse vip, lo que ciertamente no seríamos capaces de hacer nunca).
De modo que nos volvimos a casa, comentando las últimas novedades del Proyecto DesLímites (que
propone la recuperación del valle Riachuelo-Matanzas y su integración al entramado entre la provincia de Buenos Aires y la ciudad como un único territorio verde). Cecilia Alvis, su principal animadora, me había entregado en Boquitas el folleto que "declara el valle del Riachuelo-Matanzas como sede de los Juegos Olímpicos 2016", en el convencimiento de que "este sitio ofrece la ubicación ideal para combinar el equipamiento olímpico con un parque lineal que unirá la Pampa con el Río de la Plata". Hubo que cambiar la fecha de la declaración porque aparentemente la Reina de Inglaterra estaba pidiendo que Londres fuera sede de los Juegos de 2012.
Cuando llegamos a casa, encontramos el hermoso giróscopo de colores que nos había regalado B. hecho trizas en el comedor. Lo raro del caso es que el artefacto colgaba de la rama de un árbol de la calle, de modo que para alcanzarlo Tita Merello hubo de saltar de nuestro balcón al árbol, treparse a él, tirarlo y bajar nuevamente para dedicarse a su depredación motivada por la sensación de abandono (suponemos). Una independencia motriz que no le sospechábamos y que, en el fondo, nos preocupa. Algo raro está pasando con esta gata.

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