sábado, 8 de junio de 2013

Televisión y política

Por Daniel Link para Perfil

Una gerente de una multinacional televisiva con estudios de posgrado en la materia me dijo, a propósito del programa de Lanata: “me parece periodismo barato”. Interesado por ese veredicto, me propuse ver Periodismo para todos. Lo primero que me llamó la atención fue el formato, más de magazine humorístico (al estilo Tato Bores, pero sin su sutileza) que de programa de investigación periodística.
Lo segundo que me llamó la atención y que me incomodó fue un personaje satírico cuya errática dicción pretendía parodiar el discurso de los intelectuales reunidos en Carta Abierta. Mi incomodidad no tuvo tanto que ver con las relaciones de amistad y de respeto que guardo con muchos de los integrantes de ese colectivo del que no participo pero cuyos pronunciamientos sigo con atención, sino con el marcado anti-intelectualismo que ese paso de comedia presuponía, con sus interdicciones de lenguaje y su demanda de una claridad que sabemos ilusoria desde el siglo XIX.
En cuanto a lo “periodístico” per se, los informes de Periodismo para todos se centraron en demostrar el carácter poroso a las fronteras argentinas y en demandar, enfáticamente, un cierre adecuado a la aparente situación de guerra que estaríamos viviendo (se invocó incluso una ominosa “ley de derribo” de la que nosotros carecemos).
En el horizonte último de la integración latinoamericana debería figurar la desaparición de todo límite, y deberíamos reclamar al gobierno que no esté dando los pasos necesarios para garantizar el cumplimiento de esa meta. Pero para llegar a una conclusión como esta habría que abrirse, previamente, a un ejercicio intelectual al que el programa parecía negarse.
No sé si podría decir mucho más (me refiero sólo al último programa) porque como advirtió en su momento Roland Barthes (a quien acusaron de “jergoso”), “si fuese posible un análisis científico de la estupidez, toda la TV se desmoronaría”.


5 comentarios:

Anónimo dijo...

No me parece ni periodistico ni humoristico. Es un programa antipropaganda.

Anónimo dijo...

"Lo que puede decirse, puede decirse claramente" Ludwig Wittgenstein.

Pablo dijo...

Efectivamente, viste sólo el último programa Daniel. Este tipo de programas (así como el 2do y 3ro de esta temporada de PPT y un par más) sólo son para llenar tiempo (como hace cualquier canal, cualquier noticiero). El plato fuerte fue el 1er programa, que valió por sí sólo para coj*@rse a más de un funcionario, incluso (y más aún) al difunto Tuerto. Yo personalmente prefiero reirme un poco... Si escrucharía sólo a Longobardi y a N. Castro me pegaría dos tiros en poco tiempo... Por lo menos Lanata (aún con su espectáculo) va con hechos (documentos, fotos, filmaciones) y se ríe, pero para no llorar...

Anónimo dijo...

"con sus interdicciones de lenguaje y su demanda de una claridad que sabemos ilusoria desde el siglo XIX." No termino de estar de acuerdo con esta aseveración. Entiendo las mil vueltas analíticas que se le ha a dado al lenguaje a lo largo de más de cien años, vía semiótica, vía Psicoanálisis, vía deconstrucción, filosofía del lenguaje, etc... Pero la "demanda de claridad" a Carta Abierta es una cuestión mucho más concreta. Es pedir, casi suplicar, que no oculten bajo una fraseología manierista hechos puntuales e indefendibles. Nada más ni nada menos. No percibo "anti intelectualismo" en estos tiempos, sí percibo una sociedad diezmada en materia educativa, milles de jóvenes que no pueden interpretar el texto más básico. Me preocupa más eso que el buen nombre y honor de Forster o González.

Anónimo dijo...

"con sus interdicciones de lenguaje y su demanda de una claridad que sabemos ilusoria desde el siglo XIX." No termino de estar de acuerdo con esta aseveración. Entiendo las mil vueltas analíticas que se le ha a dado al lenguaje a lo largo de más de cien años, vía semiótica, vía Psicoanálisis, vía deconstrucción, filosofía del lenguaje, etc... Pero la "demanda de claridad" a Carta Abierta es una cuestión mucho más concreta. Es pedir, casi suplicar, que no oculten bajo una fraseología manierista hechos puntuales e indefendibles. Nada más ni nada menos. No percibo "anti intelectualismo" en estos tiempos, sí percibo una sociedad diezmada en materia educativa, milles de jóvenes que no pueden interpretar el texto más básico. Me preocupa más eso que el buen nombre y honor de Forster o González.