lunes, 12 de enero de 2015

Teoría de la tilinguería

por Jorge Panesi para Facebook

"Leyendo los comentarios sobre el ataque a Charlie Hebdo (todos ellos en Facebook) saco la triste conclusión de que hay, efectivamente, guerra. O guerras, dos guerras. La llamada “guerra santa”, y la otra, la guerra tonta.
La guerra tonta es la que proyecta un estado de cosas de la historia, la política y la cultura argentinas sobre una realidad que la técnica nos entrega produciéndonos la engañosa sensación de que está al alcance de la mano, de la mano que enciende la televisión o se agita en el teclado del celular o la computadora. Y es tan progresista sin compromiso (el progresismo sólo se compromete con la vaporosa ideología o con la cómoda satisfacción de las frases hechas y las consignas dictadas), que aprovecha una coyuntura lejana, multifacética y compleja para seguir la guerra de fronteras adentro, una guerra de politiquería cuyos propósitos son tan cortos como ciegos. Hay sólo una palabra (en desuso y de otra época, es cierto) que describe el modo de hacer política en Argentina, la palabra tilinguería. Y los tilingos progres (gobernantes y gobernados) condenan el ataque, pero matizan la condena por el exceso de la caricatura que escondería tintes racistas. No ven que el humor de este periódico contiene el mismo exceso rabioso con el que ellos desprecian a los enemigos políticos nacionales; no ven tampoco el propio racismo argentino, antisemita o depredador de los pueblos indígenas (al mismo tiempo que se dicta sentencia sobre los sucesos de París, se condena o se justifica la muerte de un niño qom . Notemos la tilinguería del lenguaje (la tilinguería es sobre todo un hecho de lenguaje) que consiste en reemplazar “indígena” por “pueblo originario”, el sumun de la tilinguería, porque un niño muerto es un niño muerto y los tilingos usan su cadáver como argumento a favor o en contra de una estadística de mortalidad. El peor racismo es el que se actúa sin tener conciencia de esa acción.
La tilinguería argentina es una suerte de liviandad sin trascendencia, una frivolidad que esconde vagas culpabilidades anticipadas. Los que siempre caen del lado de la corrección política (es la posición más cómoda), los otros “progres”, se embanderan detrás de una consigna, “Je suis Charlie”, que sólo podría tener sentido en el contexto francés, y que rápidamente ha generado su contracorriente, “Je ne suis pas Charlie”, y redobla la apuesta de la corrección, porque en realidad corrige (“no digo “Je suis”; digo “Je ne suis pas”, corrijo la falla ideológica del otro.
En verdad, unos y otros hablan el mismo lenguaje. Sesudo e inadvertidamente pomposo. El lenguaje de la tilinguería".
 
(¡Gracias, Federico!)

1 comentario:

patriciazampieri dijo...

Lamentablemente, ese progresismo tilingo relativiza todo de modo tal que hasta encontrar una expresión acorde para manifestarse en contra de los hechos violentos, también resulte tilinga.
Excelente la reflexión de Jorge Panesi!!