Foto: Sebastián Freire
No sólo los blogueros que lo queremos bien estamos preocupados. También su familia (el padre, filósofo especializado en la "semántica de la negación" y en "las formas negativas del discurso y de la acción"; el tío Diego, vicepresidente del Club Náutico de San Isidro, la tía Gladys, integrante del Teatro Estable de la Universidad Nacional de San Luis; y la hermanita, que heredó de la anterior su vocación: la exquisita actriz joven Laura Mariana). Es que Martín llegó a escribir un post totalmente incomprensible y después... ¡calló para siempre! ¿Martín, callado? ¿Qué contradictio in adjecto proponemos? Pero es así. A partir de entonces se limitó a reproducir los papeles en los que trabaja, a exhibir, en fotos sucesivas y cada vez más escandalosas, sus bien torneadas piernas, sus andanzas neoyorquinas, las íntimas partes intactas de su cuerpo ("cada gramo era vital") . Sólo nos queda pedirle a Jimena, que tanto ascendiente tiene sobre él, que le devuelva la poca estabilidad mental que le quedaba (y a las autoridades del Lenguas Vivas que tengan compasión por un caso casi perdido como el de Martincho): ¡esta foto (acompañada del epígrafe "what you get is what you see") es ya too much, incluso para alguien que, como yo, considera la intimidad como una estrategia de dominación burguesa y aboga porque cualquiera pueda "inscribir su cuerpo en relación con todo lo que existe"!
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