viernes, 15 de diciembre de 2006

Dicen que...

La lectura de Montserrat produce un efecto raro, comienza como el periodismo bloguero con sus digresiones a veces divertidas, a veces superfluas, pero a lo largo de la narración cobra vigencia cierto roce con la estética Belleza y Felicidad, propiamente dicho con las nouvelles de Fernanda Laguna -o sea, de alguna forma, en Montserrat Link propone, como César Aira en Yo era una chica moderna, su lectura de la estética pop de lo fines de los años 90 en la Argentina- y es esa lectura de las escrituras pop que le vuelve interesante al libro, no el plot que se puede reducir a una linea: Un gato se pierde para que después pueda ser reencontrado en un lugar que en la geografía oficial tampoco existe: el sistema de túneles clandestinos que conectaban según la leyenda los lugares de poder en la Buenos Aires colonial. Es de sospechar que Link conoce* el cuento Asterix, el encargado de Fabián Casas donde el protagonista -también en busca de su mascota perdida, también un gato- descubre un túnel y algunas que otras cosas más sobre su vida, el barrio y el encargado de su edificio.

*¡Qué horror, Timo, juro que no conocía ese cuento de Fabián Casas (de ser así, lo habría citado, claro)!

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