lunes, 25 de diciembre de 2006

Griseldas


Que la navidad es una fiesta familiar es un lugar común que no necesita mayor esfuerzo demostrativo. En nuestro caso fue así y aquí está la prueba: para la cena de Nochebuena nos reunimos 3 familias: S., su hermano, su abuela y su tía, grupo muy mermado pero no tanto como el mío: mi mamá y mis dos hijos. En la foto, el reencuentro de Cartulina con su hermana gemela Liza con Zeta que, por uno de esos misterios de la genética moderna, con el paso del tiempo se reveló no una burmesa sino una rusa azul, caretona y ojijunta, de pelo mucho más almohadillado y extremadamente desconfiada con los extraños. Cartulina (en la foto, de espaldas a la cámara) es levemente más oscura que su hermana, por otro lado sobrealimentada por mi mamá y por la ingesta de las aves que caza desde su atalaya bajo el alero, pero comparten los tonos plateados en sus patas (las cuatro) y el hocico. Haber separado a las griseldas después de cuatro días de gloriosa convivencia en la leñera (donde se instalaban con Tita Merello para emboscar a los desprevenidos roedores que allí habitan: ratas, decía yo; cuises, mi mamá, y así se nos pasó el tiempo) fue doloroso, incluso para nosotros. Pero así es la vida.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Ya no entiendo nada. Meses atrás, los perros eran malvadas bestias sanguinarias que emboscaban a pobres criaturas inocentes (léase gatos). Ahora nos enteramos que los gatos (dizque cándidas palomitas) cazan pajaritos y "emboscan" (ni más ni menos) roedores. Siendo así, me quedo con mi mini-perro, que no es capaz de lastimar ni a un cascarudo. ¡He dicho!

Linkillo: cosas mías dijo...

Aunque la hubiere, la contradicción no es un absurdo. Pero no la hay. Los gatos (las gatas), en efecto, cazan, en general por hambre o por hábito ligado con el hambre. Los perros, en particular aquéllos, no: defienden la propiedad privada o simplemente matan por odio. Cánidos y felinos no integran la misma cadena alimentaria. Un perro suelto nunca fue problema (todo gato que se precie de tal lo domina): por eso aquéllos tuvieron que atacar en patota. No hay candidez, ni maldad en el mundo animal. Pero tan cerca han sido llevados los perros de la cultura humana (y tan lejos de la cultura animal) que se han convertido en siervos del mal, en fanáticos de la guerra, en guardianes del capitalismo. Yo también he dicho.

Mariano Massone dijo...

a mi me gustan los gatos.

Anónimo dijo...

Me gusto la idea del cambio del perro por la cercania servidumbre que han creado en él los hombres. Los gatos conservan esa mirada que siempre nos recuerda: Te quiero, pero no soy de nadie!, son maravillosos, Saludos