miércoles, 21 de febrero de 2007

Correo de lectores

Por Federico Monjeau

(Este artículo fue enviado a Página/12 para su publicación el domingo 18 en Radar. Lamentablemente no se publicó; al menos, no querría privarme de su circulación en la red. F.M.)

Pertenezco al campo de la música y no suelo sumarme a los debates literarios, aunque un estado de indignación y un elemento de historia personal me llevan a responder a las diatribas contra Beatriz Sarlo publicadas el domingo pasado en este suplemento.
En cuanto al debate público en Filosofía y Letras que propone Osvaldo Bayer, le sugiero que revise su lista de invitados, y explico por qué. En 1985 yo trabajaba como columnista musical en el diario La Razón y colaboraba regularmente en el suplemento cultural, que dirigía Ernesto Schoo y editaban Oscar Taffetani y mi amigo Guillermo Saavedra. A fines de 1986 Saavedra firmó una crítica adversa de A sus plantas rendido un león, la novela de Osvaldo Soriano. A los pocos días yo estaba conversando con Saavedra en su escritorio cuando llegó un sobre con remitente de David Viñas. Era una carta de puño y letra elogiando la crítica al libro de Soriano por su inteligencia y valentía; una pequeña hoja manuscrita, letras grandes en marcador verde; todavía recuerdo perfectamente el encabezamiento: "Estimado Saavedra, no lo conozco personalmente, y lo lamento…"
Al poco tiempo el diario La Razón capotó y algunos de nosotros recalamos en Página/12, bajo el ala protectora del inolvidable Homero Alsina, jefe de la sección Espectáculos. Alsina nos dio trabajo, a mí como crítico de música y a Saavedra como crítico de teatro, aunque este último puesto duró poco: Saavedra alcanzó a publicar algunas críticas mientras Soriano estuvo de viaje; a su vuelta el novelista lo hizo echar del diario sin miramientos. El incorruptible Alsina lo vivió como un drama personal pero no pudo evitarlo.
En ese momento resolví llevar a cabo una pequeña gestión personal, ya que a todas luces en la defensa de Saavedra se jugaba algo más que la defensa de un amigo. Decidí hablar con Viñas, a quien no conocía personalmente. Fui a visitarlo a su departamento en un edificio de la Avenida Córdoba. Me recibió amablemente; planteado el caso, le expliqué mi idea de armar una contracorriente en defensa de Saavedra. Viñas elogió calurosamente mis intenciones, se declaró inhabilitado de intervenir personalmente y me aconsejó que hablara con un "justo". "Tal vez Horacio Verbitsky sea el hombre", sugirió Viñas. No sé qué hubiera ocurrido de haber hablado con Verbitsky. Finalmente no lo hice.
Con o sin Viñas de por medio, el relato que hace Bayer es penoso. Es patético imaginar a un escritor maduro y reconocido, además de chispeante y burlón como Soriano, pidiendo por teléfono "entrar a la universidad por la puerta grande". Según Bayer, lo que la cátedra de literatura argentina le habría negado a Soriano se lo habría concedido la cátedra de derechos humanos. Flaco favor.
La carta de Saccomanno ni siquiera finge el tono de pastor bonachón de Osvaldo Bayer. Es un glosario de agresiones y torpezas que no se decide entre criticar a Sarlo por elitista ilustrada o por columnista de la revista Viva y que moverían a risa si no fuesen síntomas de un generalizado y cebado populismo, al que en este caso se añaden resentimiento y mala fe.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Estoy totalmente de acuerdo con los pareceres de Monjeau. Para agregar un detalle chismográfico al asunto, aunque de manera tangencial, puedo decir -de muy buena fuente- que Martín Caparrós también fue echado de Página/12 por influjo de Osvaldo Soriano, y que Caparrós nunca supo bien cuál fue el motivo que lo llevó a Soriano a hacer algo semejante. Si vamos a sacar los trapitos al sol, pues saquémoslos...

Anónimo dijo...

Excelente, nota, excelente argumentación, un tono de honestidad intelectual que sorprende. No solamente debe revisar Bayer su lista de Invitados, debe autocriticarse por acusar de plagio en los setenta a Oscar Troncoso, sencillamente porque tocó un tema del que Bayer se creyó siempre el dueño: los fusilamientos de la Patagonia. Y también debe autocriticarse por el penoso papel que cumplió como portavoz del jurado en la entrega del último premio Planeta al patético "escritor" Federico Andahazi. En esta ocasión lamió los calcetines de la editorial y del premiado, y usó de lugares comunes que estremecían a cualquier mortal.
Por otra parte, el episodio de Página 12 es solamente uno de muchos: recuerdo los enormes retratos que adornaban un pasillo que conducía a ls oficinas, desde los cuales miraban Soriano y Lanata. También recuerdo otros episodios de censura, y cómo el libro de cuentos de Lanata, del que felizmente no recuerdo el nombre, publicado por Planeta, fue ensalzado desde las páginas de este supuestamente progresista diario.

Anónimo dijo...

Lamentablemente el deporte académico de hoy es construir al "monstruo Sarlo"... Los estudiantes de letras se han vuelto espcialestas. Si Sarlo escribe en la Viva y qué? tan condenable les resulta a los "intelescuales" y estudiantes de Letras", después de todo cuanto frak pelotudo escribe resenas para Página 12... ahh no pero eso sí es progre... Mon Dieu!!! Buena la nota, Saludos!

Anónimo dijo...

Que bueno cuando Bayer escribio la patagonia tragica, que bueno cuando FM escribe sobre jazz, que bueno cuando Sarlo escribe sobre cataplasmas yopins y memorias en la revista Vova.

Perro Negro dijo...

Creo que Bayer puede haberse equivocado, pero creo que es un hombre honesto.
En cuanto a Soriano si hizo hechar gente hay que denunciarlo, llamenló a Bayer y diganseló, el teléfono de Bayer está en la guía (calle Arcos) no creo que se reúse a hablar con nadie.
Por lo demás, Beatriz Sarlo no se merecía el vapuleo, si se merece una crítica por su obra académica, tremendamente anti-clasista y elitista.

Anónimo dijo...

Estimado Federico.
Tu pensamiento es tan lúcido como insobornable.En los últimos (veinte?) años se ha generado una cofradía de escribas autocomplacientes. Hoy continúa.
Leí dos o tres novelas de Soriano, apuré su lectura mejor dicho. Soriano será olvidado muy pronto. Como Lanata.Tu libro La Invención Musical es excelente. Se puede leer sin ser "especialsta", lo mismo que tus preciosas cíticas musicales. Yo ando en la Literatura, pero aprendí a pensar por el Don Giovanni y el Fígaro;y también por esa música de los últimos cuartetos de Beethoven.
Volviendo a Soriano, se trata de un cófrade mimador de un lenguaje de "amigos".
Otro abrazo Federico.
Gracias Federico.