viernes, 16 de febrero de 2007

Literaturas comparadas

Intercalados, los párrafos de la novela Nada y los párrafos -copias o hipertextos- en Bolivia construcciones. A modo de ejemplo, porque hay más.

"Me acuerdo de que íbamos por una calleja negra, completamente silenciosa, cuando se abrió una puerta por la que salió despedido un hombre borracho, con tanta mala suerte, que cayó sobre Juan, haciéndolo vacilar. Pareció que a Juan le corría una descarga eléctrica por la espalda. En un abrir y cerrar de ojos le propinó un puñetazo en la mandíbula, y se quedó quieto, aguardando a que el otro se repusiera. Al cabo de unos minutos estaban enzarzados en una lucha bestial. Yo apenas podía verles. Oía sus jadeos y sus blasfemias. Una voz rasposa rompió el aire encima de nosotros, desde alguna ventana invisible: "¿Qué pasa aquí?""

Nada, pag. 129

Entramos en un pasillo negro, completamente silencioso, cuando se abrió una puerta por la que salió despedido un peruano borracho, con tanta mala suerte que cayó sobre Mariano, haciéndolo vacilar. Pareció que a Mariano le corrió una descarga eléctrica por la espalda. En un abrir y cerrar de ojos le pegó una trompada en la mandíbula, y se quedó quieto, esperando que el otro se repusiera. Al cabo de unos segundos estaban enzarzados en una lucha bestial.

Yo apenas podía verlos. Oía sus jadeos y sus insultos. Una voz rasposa rompió el aire encima de nosotros, desde una ventana invisible:

-¿Qué pasa aquí?

Bolivia, pag 187

Sigue acá.


11 comentarios:

Anónimo dijo...

Este muchacho sí que conoce la tarea del traductor...

Anónimo dijo...

Es impresionante, estoy dedicada a leer Bolivia construcciones y lo que me sorprende por ahora es lo elemental de esta novela. ¿Qué pasó, Carlos? ¿Qué pasó, Griselda? ¿Qué pasó, Tomás? ¿Qué pasó, Chitarroni, vos que le hacés ascos a todo? El gran misterio de todo esto es quién y cómo le bajaron la consigna al jurado. Y para qué. ¿Una conspiración del diario enemigo? Y ante todo esto, el papelón de Di Nucci se acrecienta ´día a día. Y la Ludmer, con todo su USA a cuestas, ¿qué tiene para decir? ¿Hablará también, como en la nota que firmó, "del complejo entramado de textualidades"?
Por suerte los lectores no comen vidrio.

Anónimo dijo...

si lo tomamos como un robin hood, cuyo maximo delito fue sacarle plata a un jurado que a nadie le importa, ganando un premio que no sé a quién le chupa algo, para luego hacer algo noble con el dinero..bueno qué sé yo...Aun asi, me dio muuuucha verguencita leer esas comparaciones... la misma verguencita dolorosa y sabrosa que nos produce mirar gran hermano

malena

Anónimo dijo...

Che, pero este Di Nucci es "alto chorro", ¿no habrá un puestito para este muchacho en la administración pública?

¡ Qué "complejo entramado de textualidades"! ni qué ocho cuartos. Vaya a hombrear bolsas al puerto, pero deje de robarle a la queridísima Carmen Laforet, que sudó tanto para escribir "Nada".

Ladri, Di Nucci, y el que defiende al ladrón: apologeta.

Anónimo dijo...

Y yo que pensaba que con la crítica destructiva del comisario del pueblo Semprún iba a tener suficiente, ahora tengo que soportar esta mala traducción al boliviano. En fin, una no gana para sustos...
Igual , gracias por difundirme.

Anónimo dijo...

Coincido con Loco afán ,por cierto hermoso libro del gran Pedro Lemebel! Saludos

Anónimo dijo...

Me parece que es Huguito Becacece el que digita todo, y ya se sabe que él no tiene idea de qué significa esa pasión exquisita que aún hoy se llama leer, sino fíjense nomás la ganadora anterior...

SL dijo...

¿será que en la conspiración no participó sólo Di Nucci?
Interrogante: ¿Laforet o sus herederos no le vana hacer juicio a La Nación y a Di Nucci?

Anónimo dijo...

Claro, lo único que faltaba, una carta (miserable, claro) firmada por algunos intelectuales diciendo no sé que barbaridades, cuando esto, no es más ni menos, que un delito flagrante.

Anónimo dijo...

La verdad es que da bastante pena todo esto que está pasando. Por otra parte, desde España, donde poco o nada altera a la “cultura” de este país, leer polémicas como la del premio, o sobre las confrontaciones en torno al aniversario de Soriano, tiene un toque de disonancia que es estimulante y culturalmente saludable. Hay discusiones y hay opiniones encontradas, hay debate de alto vuelo y del otro, del rastrero e inconducente. Ahora bien, la parte triste a la que me refería es la posición tomada por los profesores de la UBA, así en grupito, una “coalición del intertexto”. No sé, huele mal. Parece como si se presentasen como los dueños de las estrategias textuales de la modernidad, como guardianes de las potencialidades literarias, de las que están excluidos los intelectuales que no son parte de la academia o los legos, esos cientos de miles (una pequeña exageración, dado el caso) de lectores que leerían la novela y no identificarían –y por tanto no activarían- ese “juego” intertextual, con lo cual el procedimiento pierde su fundamentación “literaria” para convertirse en un puro y duro choreo. La cuestión, en el fondo, parece ser bastante simple, como ya ha sido apuntado en alguno de los múltiples posicionamientos que surgieron últimamente. Si el texto referido no es de “altísima” popularidad (se citaron los ejemplos del Quijote o el Martín Fierro, pero podrían agregarse Arlt, Borges –sí, también, ya que su literatura se ha elevado por encima de su obra escrita y es parte del patrimonio oral de los hispanoparlantes-), es menester del juego intertextual (planteado con tanto celo y proliferación “literal” en Bolivia construcciones) que aparezca referida la conexión, o bien en el propio texto (como se apuntó, dedicándolo a la nada o metamorfoseando el nombre de la autora o el título de la obra “dentro” del nuevo texto) o en alguna de las múltiples entrevistas realizadas al autor a partir de la adjudicación del texto. Ninguna de estas circunstancias se ha dado. Por tanto, ¿a qué viene esta defensa grupal y monolítica al procedimiento “intertextual” en Bolivia construcciones, evidentemente fallido?

Anónimo dijo...

De acuerdo con "el marote", me parece que desde España. Porque estos a los que llama acertadamente "guardianes de las potencialidades literarias" son finalmente o castradores o fachos que marcan lo que hay que escribir. Guay del que se aparte, guay del que intente algo que no se ubique dentro de estos cánones o que no merezca ser bien recibido. En broma con una amiga cuando escribíamos algo decíamos ¿qué pensará BS? Y lo cierto es que hacíamos como que no nos importaba, pero sabíamos que en el fondo su indiferencia -que era lo más a lo que podíamos aspirar- nos valdría no estar en cierto círculo, como bien lo llama un blogger "leido", el círculo Verdurin. Pero en fin, si la literatura no fuera -y por cierto lo es, doy fe- algo más que todo este sanateo, donde las viejas de La Nación -como dijo otro blogger- se parecen bastante a los neocríticos -ellas tienen la última cirugía, el último color de pelo, la última carterita color cobre y el último librito, ellos también tienen el último librito y las últimas palabritas para etiquetar y se mueren de miedo de decepcionar a sus gurúes- insisto, si la literatura no fuera algo más parecido a una llama, que todo lo consume, se moriría ante tanta banalidad. Y la castración es una grave responsabilidad.