Dedicatoria
"A Benito Mussolini, con el saludo respetuoso de un hombre viejo que reconoce en la persona del dirigente a un héroe de la cultura".
Sigmund Freud, 1933, dedicatoria manuscrita de ¿Por qué la guerra?, texto escrito en coautoría con Albert Einstein.
Fuente: Schlemihl
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Hace 13 horas.
7 comentarios:
irónico, como siempre, sir Freud.
No hay elementos para sostener que la frase sea irónica. No tratamos de que todo quepa en esquemas binarios.
Abrazo.
Es que hasta ese momento Mussolini no era "nazi", era un fascista light. Lo dice hasta un gran demócrata como Bobbio. Era un dictador más, y mostraba ciertas maneras. Como dijo Nicola Badalucco, coguionista de "La caída de los dioses", de Visconti: "el fascismo italiano fue una tragicomedia". (eso sí, hasta que comenzaron a deportar judíos a Alemania, en 1942). En realidad, los futuristas eran más radicales que los propios fascistas.
(...) Como es sabido, el etiquetamiento político es un proceso sumamente elástico –ahora, sin duda, más que en tiempos de Freud- por lo que no ha de extrañar las distintas calificaciones que los biógrafos han atribuido a Freud: por ejemplo, son realmente obsesivos los intentos de Orasen (1970) por demostrar que era un liberal, en tanto Gay, tras negar que fuera conservador lo denomina "antiutopista prudente" (Gay, 1989, p. 609).
Sea como fuere, conviene recordar aquí ese oscuro episodio de la dedicatoria de una de sus obras a Mussolini. A partir de las versiones de Jones, y Gay cabe reconstruir los hechos con alguna verosimilitud. Cuenta Jones (Cfr Assoun, 1981) en su exaltada biografía del maestro que, en 1933, Freud recibió una paciente, procedente de Roma, acompañada de su padre, amigo del dictador fascista. Solicitó el padre a Freud un libro dedicado para el Duce y Freud le entregó "Por qué la Guerra", un opúsculo escrito con Einstein. Con esta dedicatoria: "De parte de un anciano que saluda en el Duce al héroe de la cultura". Es el texto que refleja Jones, sin más comentarios. Pero Assoun ha revelado que en el original, que se encuentra en los Archivos Nacionales de Roma, se lee lo siguiente: "A Benito Mussolini, con el saludo respetuoso de un hombre viejo que reconoce en la persona del dirigente un héroe de la cultura". El texto alemán, desde luego, se presta a distintas interpretaciones1. La de Assoun es que Freud habría querido contraponer el dirigente (Matchhaber) al Kulturheros, invitando al Duce a usar la razón y no la violencia. Es una versión, ciertamente caritativa. Pero hay otras. En su monumental biografía, Peter Gay (1989, p. 499), en una nota de pie de página narra el episodio a través de la versión de un testigo, el psicoanalista italiano Edoardo Weis: "Según mi costumbre, en 1933, llevé un paciente muy enfermo a ver a Freud para realizar una consulta. El padre del paciente, que nos acompañaba, era un amigo íntimo de Mussolini. Después de la consulta, el padre le pidió a Freud un presente para Mussolini, con una dedicatoria del propio Freud. Yo me sentía en una posición muy embarazosa pues sabía que en esas circunstancias Freud no podía negarse... la dedicatoria fue: "con el saludo devoto de un hombre anciano, que reconoce al héroe cultural en el gobernante".
No me convence la respuesta que cita dolmacé, la respuesta de Weiss. La dedicatoria dice lo que dice. Si hubiera estado obligado hubiera escrito "A B. M." y listo. De ninguna manera Freud estaba obligado a escribir esa, precisamente esa, dedicatoria.
Me parece importante recordar que Freud era un señor austríaco ligado fuertemente a su país, que miraba con horror a la Rusia soviética y al nazismo alemán y que, como ciudadano de una república nacida hacía muy poco tiempo y amenazada como estado independiente por el pangermanismo, sintiera como cercano a Mussolini. Italia, como consecuencia de la victoria en 1918 sobre el Imperio Austro-Húngaro (Rusia había dejado de luchar luego de Brest-Livotski, el tratado entre el káiser y los bolcheviques, y en consecuencia todo el peso de la guerra contra el IMperio recayó en Italia, con un ejército sensiblemetne inferior al austro-húngaro) y, sobre todo con la llegada al poder de Mussolini, tenía una influencia considerable en toda el área danubiana, fundamentalmente en Austria y Hungría, pero también en la entonces Yugoslavia, con la que Italia tenía serios problemas en la zona de Trieste e Istria (recordemos la "empresa fiumana" de D´Annunzio). En general, Mussolini se mostró siempre cercano a los gobiernos de los países danubianos como estrategia global tanto contra Rusia como contra Alemania, las potencias que històricamente tuvieron influencia en la región. Sobre todo, esto se hizo patente en Austria, donde la tensión entre profascistas y pronazis alcanzó un grado considerable.
Freud escribe la dedicatoria en el año 33 es de la llegada al poder de Hitler en Alemania, que tenía como parte de su programa la inclusión de Austria al Reich, lo que sacaba de las casillas a Mussolini y lo que tensionó las relaciones entre Alemania e Italia muy fuertemente, algo que hizo crisis a mediados del 30, cuando Mussolini, en un pasaje celebérrimo, denigró públicamente a Hitler en un discurso en el que hablaba de los alemanes como pueblo que comía carne cruda y desconocía la escritura cuando Roma tenía a César, Virgilio y Augusto. No hay que olvidar que el canciller Engelbert Dollfuss, líder de lo que se llamó "austrofascismo", era evidentemente muy cercano a Mussolini desde el punto de vista político (y estratégico) y fue asesinado por un grupo nazi que buscaba la anexión a Alemania en 1934. A partir de entonces, el destino de Austria estaba prácticamente sellado, y se fue casi sin mediacione al anschluss. Luego, ante el hecho consumado de la anexión de Austria, Mussolini aceptó esa, tal vez una derrota que presagiaba las muchas que sufriría Italia durante la guerra.
Esa es mi lectura del hecho: la dedicatoria como un gesto político en la línea que buacaba una Austria independiente del gigante alemán.
Una aclaración: el que poseia Viena, poseía por razones geográficas e históricas la lleva del Danubio. El que poseía el Danubio, poseía los pozos de petróleo de Rumania, que son un poco lo real de todo esto. La dedicatoria de Freud hay que leerla desde ahí, desde el petróleo rumano.
¿Cuál sería el problema, ¡carceleros de la humanidad!, de que el judío Freud enviara una dedicatoria como la que leímos? ¡Y cuán infinita es la alegría ante una intromisión política del fundador del psicoanálisis, ese aparato vetusto que aún no puede pensar nada de lo político! Que no haya nada más vulgar que un psicoanalista, ya lo sabemos (ni más bruto; son realmente muy primitivos los psicoanalistas), pero que se la tomen con un señor como Freud que vivió en la Viena de los años 20 me parece una extenuación de su brutalidad congénita.
Saludos.
Alfredo
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