martes, 10 de marzo de 2009

Partes de guerra

El pensamiento paranoico tiene sus ventajas, sobre todo cuando hay una guerra entablada entre financistas (que no somos nosotros) y consumidores (brigada que, mal que nos pese, integramos).
El paquete de Fibertel + Cablevisión cuesta, en este momento, un poco más de doscientos pesos. ¿Vale la pena un gasto semejante? A todas luces, no. Llamemos a Telecentro, que ofrece lo mismo (e incluso teléfono) a ciento treinta pesos.
Telecentro, ay, no atiende, no responde: lo suyo es la oferta y la mercadotecnia, no la instalación (al menos en mi barrio). De todos modos: demos de baja todo, y ya veremos.
De inmediato, en la pantalla siguiente al pedido de baja, aparece el milagro esperado: oferta de Fibertel + Cablevisión a ciento veinte pesos por seis meses. ¿Aceptamos? No, que sufran un poco. Que llamen por teléfono y ofrezcan mejor servicio o menor costo.
No sé si venceremos, pero ellos tampoco lo saben...

6 comentarios:

Santiago dijo...

Vencerás Link! Pero no pares hasta llegar a 114$ (IVA INCLUIDO!)

Estoy leyendo a Pola por vos.

Saludos

Anónimo dijo...

che quiza hay un pack
fibertel gay friendly.

Anónimo dijo...

Un link al testimonio de un colega y compañero de campo de batalla:

http://www.eldia.com.ar/edis/20090228/opinion3.htm

EmmaPeel dijo...

pongan sólo Fibertel y en calle paraná por 20 pé compran el deco para sacar de ahí mismito el cable



yo no fui

Anónimo dijo...

Una persona a la que casualmente oí -al pasar, mientras viajaba en subte en hora pico- contaba cómo un amigo subió a la terraza de su edificio de su edificio y colocó un "pituto" que transformaba la frecuencia de la señal para que la pueda soportar el televisor, ya que de la misma sale cable e internet.

De todos modos,¿no se puede prestar señal como quien presta cualquier otra cosa por la que paga?

Anónimo dijo...

si te mantenés y esperás te lo ofrecen gratis (internet seguro, al menos), pero por pocos días

y la oferta de speed es una bazofia.
nunca funciona y entrenan telefonistas para dar excusas ridículas