La lengua rota
por María Moreno para Las12
Lástima que los que conocen el pasado en obra de María Pía López no podamos leer No tengo tiempo como el alumbramiento que anuncia y, en el cambio abrupto de género –del ensayo a la novela, no de ella, es necesario aclararlo a causa de los tiempos que corren– se llegue a desconocer a la autora en donde todavía está y se intente reconocerla en donde ella ya es otra. Sin embargo en No tengo tiempo permanecen todavía como personajes los papeles nacionales y del marxismo en clave latinoamericana pero también un flamante arte de la injuria y de las blasfemia como si el ensayo fuera el Doctor Merengue y la novela su otro yo, a condición de que ese “otro yo” no se considere el verdadero sino el inconsciente (el inconsciente tampoco es la verdad, pero su irrupción pone alguna en juego).
Cabe, sin embargo, sospechar lo que María Pía López ha ganado en este pasaje: el ensayo, aunque se proponga maldito y desestabilizador, no deja jamás de sostener un bien, mientras que en la novela –me acerco el oportuno graffiti lacaniano– no hay otro bien que el bien decir.
No tengo tiempo es una novela excepcional. Basta: la laudatio es mucho más difícil que la diatriba, la descalificación, el bochazo.
El texto completo, acá.
Las tres gracias
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Hace 2 semanas.
1 comentario:
Me hartan estas dos minas
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