sábado, 3 de noviembre de 2007

Aborto

Aborto

Por Daniel Link para Perfil

¿En qué se reconoce una política cultural? Por supuesto, en sus efectos reales o imaginarios (previstos). No importa, en principio, lo que pensemos de la recuperación de una estación de ferrocarril abandonada y su uso para propósitos culturales, pero se trata de una intervención cuyos efectos pueden preverse. Constituye, pues, una herramienta de política cultural.
El designado y casi al mismo tiempo depuesto ministro de cultura de la ciudad de Buenos Aires, Luis Hernán Rodríguez Felder, había anticipado algunos de los principios que regirían su gestión, y con eso alcanzó para que sus alarmados patrones tuvieran que expulsarlo nonato.
“Yo no quiero conflictos”, había declarado, al mismo tiempo que censuraba los criterios curatoriales del Museo Nacional de Bellas Artes (bajo la órbita, como su nombre lo indica, de
la Nación).
La corporación cultural y artística de Buenos Aires se había pronunciado en su contra, con argumentos erráticos, mezquinos y de una sospechosa unanimidad, y hoy lee (en su fantasía infinita) el aborto cultural como una victoria propia.
Pero aunque ninguna figura notable hubiera levantado su dedal en contra de Rodríguez Felder (como casi nadie lo hizo cuando el alcalde Ibarra tuvo que enterrar a casi doscientos jóvenes y un silencio de muerte se abatió sobre el mismo gallinero que ayer nomás agitó sus coloridas plumas en nombre de la “vanguardia” de Estado y el arte “independiente”), fueron tantos los desatinos que propuso, que su candidatura no podía prosperar.
En cuanto a herramientas específicas, había propuesto, por ejemplo, una “Bienal de arte”. ¿Qué efectos pueden deducirse de esa vindicación?
La Bienal de Buenos Aires nunca hubiera llegado a concretarse, porque habría entrado en conflicto con la Bienal del Mercosur, que se desarrolla en Porto Alegre y de la que Argentina es un país patrocinante. Como aquella Bienal se alterna con la Bienal de San Pablo, el calendario para artes plásticas parece estar ya saturado en la región y no se entiende (en épocas en que la misma lógica “bienal” ha sido puesta en entredicho) qué capricho personal guió a un futuro funcionario a proponer algo irrealizable y cuyo único efecto posible habría sido la confrontación con los futuros responsables nacionales de la gestión cultural.
Paradójico comienzo para un gobierno municipal de derecha y con apoyo declarado en los sectores confesionales con los cuales el propio Rodríguez Felder (sedicente autor de una teoría filosófica integrista) tiene fluidas relaciones. Y un triunfo tout court de
la Realpolitik: “hacé lo que quieras, pero con Nación no te metas”.

11 comentarios:

Anónimo dijo...

me gusta cuando te ponés punk

Anónimo dijo...

Rodríguez Felder es un claro ejemplo de easy target, por lo que es fácil apresurarse a denostarlo. Entonces salta lo que para mí es lo peor de todo este estofado, que son precisamente esas críticas erráticas y mezquinas (por no decir pelotudas) que vos señalás. Y lo que sucede es que uno se encuentra compartiendo un espacio (antiMacri?) con una sarta de pelotudos, que es como decir que Badía y yo somos iguales porque nos gustan los Beatles, me entiende?

Anónimo dijo...

Se entiende perfectamente, alejobostero, y adhiero.
Por eso es tan importante señalarlo como lo hace Daniel y casi nadie más.
De acuerdo, pegarle a Felder es como pegarle a Lita de Lazzari, gente de la cultura.
Qué tal si tambien le pegamos a Ibarra, o a Cris, y tomamos compromisos y resistencias más abarcadoras? Como la madre mía socialista decía: libros sI, alpargatas tambien.
Tampoco yo quiero enrolarme en la columna de los colgados de la teta del Estado porque se quedan sin trabajo, más allá de la obviedad de detestar a ese nazi.

Anónimo dijo...

Cómo se puede seguir hablando, a esta altura de la noche, de integrismo, de sectores confesionales? Por qué recurre siempre la vuelta de lo mismo, o, en otras palabras, cómo se puede seguir sosteniendo esa categoría vetusta de autonomía. Mirá, Mariana, decirle "nazi" a alguien como Felder me parece que amerita, cuanto menos, algún matiz. ¿Cómo alguien podría ser nazi hoy, aquí, ahora? Es un disparate eso. E incursionar en debates "culturales" con las consabidas dicotomías de las alpargatas me deja sin palabras! Pero de qué estamos hablando¿? Métanse la cultura en el orto. Yo estoy por el Arte y contra toda autonomía. Cómo podría situarse cualquier aproximación a lo artístico prescindiendo de alguna noción de Dios, de divinidad, de aura, misterio, inasibilidad? Pero qué ha sido el Arte, sino el arte burgués, cuando salió de las iglesias, cuando tomó estado en la plaza? El Arte de los shopings? Me obligan a decir estas cosas que deberían pensarse cuando se quiere hablar seriamente. "nazi", "ateo", "autonomía"... qué modo de atrasar.

. dijo...

Sí, es lo más cuando te ponés punk.

kili kili dijo...

La ley de Godwin (también conocida como regla de analogías nazis de Godwin) dice que "A medida que una discusión en Internet se alarga, la probabilidad de que aparezca una comparación en la que se mencione a Hitler o a los nazis tiende a uno."
http://es.wikipedia.org/wiki/Ley_de_Godwin

Qué pena sería que una tontería en la adjetivación corte un hilo de discusión sobre una cuestión que tendría que estar en el centro de los debates políticos (en lugar de estar en manos de artistas cazadores de subsidios)

Anónimo dijo...

Hola, chicos. A pesar de los progres, ¿no fui yo acaso quien acuñé el propio término de "política cultural? ¿No fuimos noostros quienes hicimos de la cultura, antes que nada, un proyecto político identitario? Les recominedo en youtube las imágenes de Furtwängler dirigiendo la novena en una fábrica bombardeada de Berlín a poco de la llegada de los rusos. Y ustedes hablando de cosas tan viejas como la autonomía y la vanguardia, poniendo mis expresiones en sus bocas como un dulce pene!!!

J la Rata dijo...

¿Existe arte más allá de la autonomía? Mirá vos...


Que va ser. God save the queen.


Saludos Daniel. A mi me gusta cuando te ponés político.


-J.

Anónimo dijo...

A mí en cambio no me gusta cuando virás de un lugar a otro según convenga a tu look de fuera del sistema. Y convengamos que tampoco te comprometiste tanto con Cromagnon, pero sí defendiendo los intereses corporativos cuando salió a la luz el plagio del inefable autor de Bolivia construcciones. Claro, allí te hiciste un poco el leninista-guevarista-maybechavista cuando reivindicaste el plagio como un acto de expropiación revolucionario. Y mostraste, por qué no, tu ingenuidad de cordobesito venido a la gran urbe. En realidad, me gustas cuando callas. Ejem, ejem.

Anónimo dijo...

Ano Nimio;
mejor ser un cordobesito venido a la urbe que un cagón xenófobo haciendose el piola detrás de la cortina de un blog.
Pegarle al ex intendente progre tras la muerte en barbacoa de 200 pendejitos es bastante más político que la preocupación por el conflicto Bolivia, que le interesa a seis personas, entre ellas a vos, la mamá de Di Nucci y algun estudiante del CBC.
Están pasando cosas peligrosas en nuestra sociedad, papi, wake up.

Anónimo dijo...

Nadie, que yo sepa, ha dado fundamentos sostenidos de que Ibarra sea totalmente responsable del incendio en Cromagnon en el sentido en que se lo imputan.
Lo gravs es no saber qué pasó. Ibarra estaba politicamente debil porque es un pelotudo y nunca construyó, hasta después de su destitución, tropa política propia.