Esta mañana, temprano en la ciudad de México, fuimos con Mario y su perro al mercado a comprar las flores anaranjadas que son de rigor para festejar el Día de muertos. ¿A quién le dedicaríamos nuestro altar? ¿Quiénes serían nuestros muertos? En todo caso, una botella de tequila podía servir para cualquiera, y la caja de alfajores Havanna que le traje de regalo, también.
Ahora, al cementerio. Y más tarde, a la inauguración de los principales altares. Y a la noche, cena en las Lomas de Chapultepec.
Manifiestos
-
Cien años después, leo que se retoma el Manifiesto de los intelectuales
antifascistas de 1925. Sería bueno que se recordara que la réplica de los
intele...
Hace 8 horas.
1 comentario:
Por qué acá nunca prendió el Día de los Muertos? Aunque sea con un 2x1 en el Panteón...
Publicar un comentario