viernes, 9 de noviembre de 2007

La poesía del pueblo

Por Daniel Link para Perfil

El 14 de octubre pasado, algunos amigos acompañamos al presidente de Estación Pringles, Arturo Carrera, a visitar el hermoso predio de Quiñihual que el ONABE había concesionado un día antes a esa sociedad, para que se creara allí un centro cultural y residencia de trabajo para artistas, músicos, traductores y poetas.
Quiñihual es una estación de ferrocarril abandonada, a 57 kms. de Coronel Suárez, a media hora de Pringles, en la Provincia de Buenos Aires. Estabamos allí como testigos de un sueño realizado.
Cuando atravesamos la tranquera del lugar, traspasados por la emoción, le dije al inglesito que casualmente nos acompañaba: “Welcome to the ruins of the British Empire”. Al mismo tiempo, teníamos ante nosotros la ruina de una Argentina perdida para siempre. En los años cuarenta, Quiñihual tenía varias viviendas, destacamento policial, comercios de diversos rubros, herrerías y una escuela (Nº 21), de todo lo cual hoy apenas sobrevive un antiguo almacén de campo.
Hace poco más de un año, Arturo Carrera estaba trabajando ya en su próximo libro, Las cuatro estaciones. En el curso de esa investigación sobre estaciones de ferrocarril, Carrera y quienes lo acompañaban en aquellos meses llegaron hasta Quiñihual, un lugar habitado por los fantasmas de infancia del poeta, que le dijeron al oído sus secretos anhelos. La fiebre, de inmediato, se nos contagió a todos y, en particular, a Chiquita Gramajo, que se puso a la cabeza de complejas negociaciones burocráticas: había que crear una sociedad (Estación Pringles) para recuperar esa parte de nosotros que habíamos dejado que se nos escapara como arena en el viento. Así, gracias a la fuerza de un deseo colectivo, lo que en principio era apenas el rumor de un poema en marcha se transformó en el tren de la historia: las antiguas estaciones de ferrocarril desmanteladas vuelven a existir por (y para) el arte y por (y para) el pueblo. Una forma de hacer política, claro. Los primeros funcionarios a quienes se interesó en el proyecto exclamaron: “Ah, pero ustedes quieren fundar un pueblo”. Sí. Y, de paso, devolverle al pueblo la memoria poética que le pertenece.

5 comentarios:

Diego dijo...

¿Querés decir que en cualquier momento Arturo Carrera va a ser bestseller?

Anónimo dijo...

"The ruins of the British Empire"... no lo vas a creer, pero pienso todos los días lo mismo cuando estoy en Retiro y veo esas letras impresas en el hierro hace como 200 años...

Anónimo dijo...

¿200?

Anónimo dijo...

buéh.. siglo más, siglo menos. cuánto rigor, che, me gusta más como queda 200 que 100. Ahora voy y me fijo la fecha exacta, maldita sea.

Anónimo dijo...

Alejo:
Acercate para mirar la fecha.
Bendito seas, bostero.
Anónima