martes, 18 de enero de 2005

Ay que doló, ay que doló, ay que doló

LITTLETON, Colorado, EE.UU. (AP).- Un hombre estuvo seis días quejándose de un dolor de muelas hasta que un dentista descubrió la razón de su malestar: tenía un clavo insertado en el cráneo (La Nación).

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