La noticia me llega por boca de uno de mis más jóvenes amigos (tan joven que podría imaginarlo en un complot en contra mía con mis hijos). Habría, aparentemente, una clase de turismo que hace estragos en las chicas argentinas, particularmente aquéllas que gustan de las experiencias-límite, el campamentismo y los países sudamericanos (dicho brutalmente: chicas de letras). Según el relato, estas chicas habrían viajado por una semana (o diez días, en fin: lo típico) a Perú y terminaron quedándose varios meses. Lo primero habría sido la toma ritual-turística de ayaguasca (o ayahuasca). Lo segundo, una serie compulsiva de servicios sexuales a los que, sin llegar a la esclavitud, se somete a las muchachas argentinas que "vuelven a sus casas bastante maltrechas". "Conozco no menos de diez chicas a las que les ha pasado", precisa mi amigo ante mis gestos de impaciencia y de incredulidad en relación con toda forma de leyenda urbana. Lamento, naturalmente, carecer de fuentes más fidedignas o directas en lo que a la experiencia se refiere y sobre la que no es posible abrir por el momento juicio alguno.
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Las tres gracias
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Mientras preparo un taller sobre el paso (siguiendo algunos motivos) de los
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Hace 2 semanas.
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