Te besé anoche con la boca llena de alcohol aguardientoso para que supieras que no te arderían los labios y el paladar de la misma forma en que se te incendió al mentir y decir que no lees ni por error estas líneas que aquí dejo, y que tal vez en su mayoría sean falsas, pero que no se comparan en nada con las tantas y tantas que ya me habrás dicho, pensando que, sí, soy tu burla, tu carcajada.
nicoménicus a las 09:51
viernes, 11 de febrero de 2005
Envidia y rencor
Detesto, en este instante, a Oliverio Coelho, quien llegó acá antes que yo. Luego de procedimientos complejos conseguí levantar un párrafo de muestra:
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