sábado, 30 de marzo de 2013

Mare Nostrum



























































Acá.

La política que vendrá

 Por Daniel Link para Perfil

La abuela española de quien está haciendo una diligencia en la Oficina Laboral de España recibe una pensión vitalicia de 403 euros mensuales en su carácter de viuda de un trabajador que tallaba vías para los ferrocarriles del reino visigodo, a comienzos del siglo XX. Las actuales disposiciones cambiarias obligan al diligente a liquidar el cheque de 523,36 dólares que le mandan según una equivalencia caprichosa que involucra una pérdida sustancial del poder adquisitivo de esa pensión. ¿Dónde? En un banco que ostenta el oscuro privilegio de monopolizar este tipo de transacciones y que es seguramente el único beneficiario de la maraña cambiaria en la que están atrapados una anciana pobre y un nieto atónito.

La desesperada madre peruana que hace cola para obtener su “nuevo dni para extranjeros” llora porque no puede conseguir dólares para mandar a sostener a sus dos hijos, que han quedado en la Cochabamba natal, al cuidado de su abuela. Los chicos no pueden mudarse a Buenos Aires con la madre, porque nadie sabe dónde está el padre, que debería autorizar la migración, y ningún juez se atreve a firmar una orden en su ausencia. En la medida en que su trabajo es informal, la afip no la autoriza a utilizar la cotización oficial y lo que consigue en el mercado paralelo es una suma sensiblemente menor a la que sus hijos necesitan (según los cálculos de hace un año, los de hoy son imposibles de realizar).

Son casos, se dirá, marginales. Pero en los márgenes del sistema es donde tal vez se encuentre su verdad o, si se prefiere, su perversidad: lejos de imponer a los que más tienen una restricción o una cotización diferencial adecuada a su nivel de ingresos, excluye a los que menos tienen, los migrantes (no me vengan con la pavada de que hay “migrantes ricos”).

¿Pero cómo? ¿No es éste un gobierno sensible a las necesidades de los sectores populares y toda su estrategia no se orienta a sostener un modelo que favorezca no los intereses de las entidades financieras sino al pueblo, esa entidad ambigua que tanto designa a un cuerpo político integral como a una multiplicidad fragmentaria de cuerpos excluidos?

No quiero negar esta imagen (finalmente, una imagen se mide por su potencia y no por su adecuación a una realidad siempre esquiva) sino más bien interrogarla cuando, después de diez años de ser el emblema de un sistema económico, exhibe la paradoja (por la vía del mercado cambiario) de poner en juego la vida de personas que no son ni grandes contribuyentes, ni agroexportadores, ni herederos de privilegios de clase sino el límite mismo de lo que el sistema puede pensar (y que debería ser su umbral de transformación).

Aún compartiendo los lineamientos básicos del sistema, me molesta un poco que se haga depender su salud del eslabón político más insignificante de nuestro tiempo, el refugiado o el inmigrante que, por su sola existencia, revela el carácter definitivamente ilusorio del “mercado interno”, la “industria nacional” e, incluso, la “burguesía nacional”. La “batalla cultural contra el dólar” parece ser más bien una batalla contra el capitalismo transnacional (es decir, posterior a la crisis irreversible de los Estados Nacionales), en favor de un modelo más arcaico, el capitalismo nacional: una plataforma que se imagina más adecuada para sostener hipótesis de transformación revolucionaria. Sea.

Pero una década entera no alcanzó para eliminar la miseria del horizonte de posibilidad de las personas (y al mismo tiempo, del horizonte de la práctica política, que parece necesitarla para definir sus acciones), lo que parece una paradoja más de la soberanía moderna, que excluye incluyendo.

La política contemporánea puede entenderse como un experimento de lenguaje más o menos chisporroteante, pero en la medida en que sometea los que menos tienen, durante diez años, a un horizonte de penurias, revela su carácter absolutamente desolador.

El Estado-Nación puede haber funcionado alguna vez como el centinela de los pueblos y de los imaginarios radicales y con razón puede pensarse que la pequeña burguesía planetaria es la forma en la que la humanidad camina hacia su propia destrucción. Pero eso no nos obliga a buscar la redención en un repliegue nacionalitario, sino a remover el diafragma sutil que separa las identidades totalizadoras (el “consumo popular”) de las singularidades cualunque (el migrante, el expatriado, el refugiado) que son el umbral y la verdad de nuestra modernidad. Ésta, ha advertido Giorgio Agamben, es la tarea política de nuestra generación.


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martes, 26 de marzo de 2013

Y a los compañeeeros, la cárcel ya...

Tras dos años y medio de toma, la Sala Alberdi fue restituida a la Ciudad

Ante un fallo que ordenaba el desalojo y negociaciones infructuosas, los cuatro jóvenes que ocupaban el recinto lo liberaron; el gobierno porteño denunció robos de equipos y daños.

Descansa en paz

El gobierno de Cristina se está “isabelizando”

por Susana Viau (1945- 24 de marzo de 2013) para Clarín (03.11.12)

“He leído sobre socialismo utópico, he leído sobre socialismo científico, he leído sobre el socialismo real, pero nunca escuché en la historia ni en ninguna parte del mundo (sic) hablar de narco-socialismo”, bramó Andrés Larroque, exageradamente eufórico para esas horas de la noche. El secretario general de La Cámpora, “cuervo, ricotero y peronista”, según se define, parece, por sus andanzas, más dado a frecuentar a los barrabravas de Hinchadas Unidas Argentinas y a su mandamás Horacio Mallo, que a la historiografía socialista. El gesto de Larroque venía a poner la puntada final a una operación iniciada casi 20 días antes con el estallido del escándalo que complicó al jefe de la Policía santafecina Hugo Tognoli con el tráfico de drogas. La tramitación del affaire, a cargo del Ministerio de Seguridad, había dejado pintado al gobernador Antonio Bonfatti y, por elevación, salpicaba a Hermes Binner, el candidato de la que fue, en las últimas elecciones, la principal opción opositora. Dolido, Bonfatti se quejó de haber conocido “por los diarios” las sospechas que pesaban sobre su funcionario. “No sé qué pretendía –respondió el viceministro Sergio Berni–: era confidencial”. La compadrada del coronel médico daba la medida del ninguneo al que la Presidente, por sí o a través de funcionarios de segunda clase, somete a sus competidores, muchos de ellos elegidos por el sufragio popular, representantes de la voluntad de sus provincias y, de acuerdo a la Constitución, “agentes naturales del gobierno federal para hacer cumplir ( …) las leyes de la Nación”. Binner y Bonfatti no han hecho más que probar la amarga medicina que el cristinismo ya había suministrado al gobernador de Santa Cruz, Daniel Peralta, al jefe de Gobierno de la Ciudad, Mauricio Macri, e, incluso, al bonaerense Daniel Scioli, hoy beneficiado por una tregua tan unilateral como la previa declaración de hostilidades. La maniobra de desprestigio al FAP se iba a coronar con la detención del colombiano Henry “Mi sangre” López Londoño, un jefecillo de la droga al que Berni no tuvo empacho en calificar como “el narco más importante del mundo”. Maxwell Smart hubiera envidiado las despampanantes declaraciones del viceministro y las imágenes que las sucedieron: “Mi sangre”, el supuesto supertraficante, fue trasladado en medio de un impresionante alboroto de periodistas y curiosos, con las manos esposadas y protegido apenas por un chaleco antibalas. Su cabeza enrulada era un blanco perfecto para cualquier hampón que tuviera la intención de llamarlo a silencio.
Berni no conoce el ridículo.
Al mismo tiempo, el oficialismo cerraba el cerco sobre los jueces que quiere desactivar en su ruta al 7-D: la ciudad se cubrió de afiches de la revista XXIII con el rostro de Ricardo Recondo, juez y miembro del Consejo de la Magistratura. La cartelería de Sergio Szpolski, un creador de productos tóxicos, utilizados hasta para incidir en los divorcios de las parejas de sus socios, vinculaba a Recondo con la ex SIDE. Unos días antes había naufragado el intento de crucificarlo por haber sido miembro de la Justicia durante la dictadura, imputación que no resistiría un prominente hombre del máximo tribunal, juez penal durante el Proceso de Reorganización Nacional y del que uno de sus ex colegas cuenta que “contestaba menos hábeas corpus que yo”. Luego de Recondo le tocó el turno a Francisco de las Carreras, “culpable” de haber asistido a un seminario sobre propiedad intelectual organizado por una ONG, en Miami. La foto de De las Carreras, incluso en sus vacaciones, ilustró las pantallas de los canales que forman parte de la inmensa constelación de medios “K”. Recondo y De las Carreras resisten el embate, pero el Poder Judicial está asustado: ¿quién tiene el temple necesario para hacer frente a la propaganda oficial?, ¿quién no se siente vulnerable si la vida de padres, hermanos o hijos es simple material para la extorsión?
La Secretaría de Inteligencia hurga en los basurales para disciplinar a los rebeldes.
El gobierno de Cristina Fernández se “isabeliza” y el encierro no es el menor de sus parecidos. Un entorno minúsculo caracterizó a María Estela Martínez luego de la muerte de Juan Perón. Esa misma atmósfera viciada es la que respira la señora de Kirchner después del fallecimiento de su esposo. Con la pérdida, las dos produjeron cambios radicales en sus equipos de gobierno: Isabel se desprendió, entre otros, de José Gelbard y de Jorge Taiana (los Taiana no tienen suerte con las mujeres peronistas en el poder) y los suplantó por segundones siniestros, sin densidad política: Savino, Villone, González, Ivanissevich; Cristina Fernández dio de baja a buena parte del PJ y de la “pingüinera” que rodeó a Néstor Kirchner y la reemplazó por los militantes de La Cámpora, los protagonistas de una invasión secreta al aparato del Estado.
La inflación carcomió la gestión de una y corroe la de la otra; en los dos casos –si bien por diferentes motivos– se hundió la producción petrolera y fue necesario aumentar la importación. La administración de Isabel Martínez vio subir como la espuma el gasto en energía: una parte del sindicalismo la abandonó; el déficit fiscal creció y el dinero se fue a raudales por el sumidero del ministerio de Bienestar Social, sus tácticas clientelistas y los incumplidos y faraónicos planes de vivienda; al mes de la muerte de Perón y gracias a los diligentes servicios de Osvaldo Papaleo, se estatizaron los canales de televisión y los controles a la prensa se recostaron sobre una ley que penaba con cárcel de 2 a 6 años a quien “divulgara, propagandizara o difundiera noticias que alteren o supriman el orden institucional y la paz social de la Nación”.
Los periodistas críticos (el mayúsculo Enrique Raab, entre otros) fueron estigmatizados con campañas amenazantes desde las radios del Estado o desde las publicaciones sostenidas por él. Es cierto, falta en esa simetría un factor sustancial: la violencia política, la violencia armada.
No es poca diferencia. Aunque vale la pena preguntarse si no están cargadas de violencia las operaciones de inteligencia, el escarnio público, las leyes votadas a libro cerrado, las declaraciones de Berni, los discursos de Larroque o de la propia Presidente cuando asegura que la fuerza que gobierna la Capital “es sospechosa sí, pero no porque nos haya apoyado en una votación”. La jefa de Estado, por su condición de mujer, debería prestar una atención especial a las consecuencias de la violencia verbal.
Sin embargo, la presidente ha elegido avanzar por un camino estrecho y solitario, convencida de que “nada es casual, todo tiene que ver con todo, todo se articula”. Para recorrer ese sendero cuenta con navegantes inexpertos, consejeros especializados en ideaciones persecutorias, sin talla suficiente para dirimir situaciones difíciles. Quedó penosamente claro durante su última aparición pública, al hacer mención a las quintas columnas, expresión que, de acuerdo a su secretario Legal y Técnico Carlos Zannini, “que es más culto que yo”, fue acuñada por el general Mola, “el general republicano”. Google la hubiera aleccionado mejor. A Emilio Mola, enemigo acérrimo de la Segunda República, lo apodaban “el Director” por su rol decisivo en el golpe del 18 de julio de 1936. Allí donde estén, los huesos de Mola deben haber crujido. También los de los combatientes de la República. En alguna región del hemisferio austral y frente a una platea incondicional, una Presidente y su consultor en asuntos culturales acababan de enmendarle la plana a la historia. Una especialidad de la casa.

sábado, 23 de marzo de 2013

Así, no

Adivinanzas y mistificaciones
por Daniel Link para Perfil

Con honestidad y esmero, me quemo las pestañas leyendo diarios, borras de café, interrogando naipes a pedido de mis clientes. No es justo que pretendan torcer mis infalibles videncias con alianzas ex post facto que desbaratan la credibilidad que se me debe (¡que exijo!).
El 26 de enero pasado predije, en relación con la Santísima Trinidad (según la “interpretación figural” que aprendí de Eric Auerbach), “un acontecimiento inquietante y de consecuencias inconmensurables” que sacará “al partido gobernante de la atonía en que se encuentra”. El pronóstico venía acompañado de una cláusula restrictiva: “La causa de Malvinas es una apuesta, pero nada hace previsible la inmortalización de la Sra. Fernández como la restauradora de esa herida patriótica”.
El tiempo me dio la razón: nada más inconmensurable, en estos días (incluso para la Divina Providencia y la Horrenda Sociedad Trina) que la inauguración a todo trapo de la Era de Acuario Vaticana con un “Papa Peronista”.
El peronismo entró en ebullición de inmediato y más allá de las banalidades pronunciadas por la Srta. Agustina Kämpfer (quien de “luchadora”, dicho sea de paso, no tiene ni la sombra; y de agustiniana, ni el rastro de una idea), todos se dieron cuenta de la importancia del acontecimiento respecto de los destinos patrios (el único sentido del curso de los planetas y las colisiones cósmicas es su influencia en el ánimo argentino).
Ahora bien, la alianza de la Sra. Fernández y el Sr. Francisco en relación con la causa de Malvinas, más allá de su nobleza patriótica, fue urdida en primer término para desacreditarme y ridiculizarme ante la opinión pública (y mi nutrida clientela). No lo conseguirán.
Si efectivamente el Sr. Francisco consigue que se entable el diálogo a propósito de los títulos de propiedad de las Hermanitas Perdidas, exijo que se reconozca que habré fallado (¡a medias, y no más que Carta Abierta!) en la cláusula restrictiva, pero no en la predicción general que la contenía: Santísima Trinidad mediante, Copi mediante (quien en La internacional argentinasostuvo el dogma de que sin nosotros el mundo no tiene Gracia), yo acerté y salimos de la grisura morenista. ¡Síganme, no los voy a defraudar!


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viernes, 22 de marzo de 2013

Lo mejor y lo peor del arte de mañana




jueves, 21 de marzo de 2013

Todo sobre su madre

Empresas ligadas a Boudou recibieron el doble de pauta oficial

En solo seis meses, pasaron de recibir dos millones de pesos a cinco millones.

miércoles, 20 de marzo de 2013

Carta de un editor a un columnista


(gracias, Alejandro, por el cachetazo)

martes, 19 de marzo de 2013

¿Un Vaticano peronista?

Por Horacio González para Página/12

Como en el Medioevo, se ha desparramado por el mundo una profusa gestualidad que convierte la política en una nueva hermenéutica, una ciencia de los signos con interpretaciones que se sitúan entre lo cabalístico y las más diversas hechicerías. Nunca como hoy, en plena era de los medios, la política de gestos se establece como arte interpretativo, ya no de la manera en que los viejos cultores de la razón económica analizan la curva de precios, sino el orden simbólico que se puede analizar por el misterioso significado de la curva de desgaste de los sencillos zapatos del Papa, sin hablar de los sillones despojados en que se sienta, del tamaño y la materia de su cruz pectoral y del tiempo que insume viajando en ómnibus para abonar de su propia faltriquera una cuenta impaga de hotel.Entre las tantas reflexiones surgidas de un arsenal siempre disponible de reacomodamientos humanos, leemos en paredes y escuchamos en comentarios diversos la expresión “el papa peronista”. Por muchas razones está equivocada, pero es tan dificultoso descubrir la raíz del error como perentorio hacerlo. Bergoglio, sin duda, es un habiloso tejedor de lenguajes, donde entre sus glosas sobre las escrituras, siempre un tanto marciales, como corresponde a los hijos del santo capitán Ignacio de Loyola, suelen colarse expresiones barriales. Ya en el Vaticano dijo que si no se camina hacia Jesucristo, abandonando un estado de “ONG piadosa, la religión o el propio Vaticano pierden el rumbo”. Y remató: “Así la cosa no va”. Es el idioma de los argentinos, seguramente con un lejano aire tomado de las jergas del idioma italiano. De algún modo, “así no va la cosa”, parece un latinazgo, pero del barrio de Balvanera, Boedo o de las esquinas de Buenos Aires en donde, según piadosos testigos, se ve a Bergoglio ir a comprar remedios a la farmacia “a sus pobres curitas”.
Vaya, que sea “así la cosa”, o “così la cosa”, puede permitir a muchos interpretar que ahora cambiaría todo, que expiraría el largo período de pobreza en el mundo y las grandes casamatas eclesiásticas comenzarían a pensar en su propia conciencia agrietada y a exonerarse a través de una nueva conciencia social. Y hasta en los ensueños más audaces, en un llamado contra el colonialismo. He aquí el Papa que emerge de conglomerados humanos que viven en el barro, que toma mate en los balcones del Vaticano y hará asaditos en parrilladas argentinas cerca de los frescos de Miguel Angel, lo que nadie se animará a criticarle. Algún que otro gol de un equipo argentino, podrá verse inspirado, en la voz de relatores imaginativos, en la vida de este hombre austero. Vaya, vaya, quizá sea così la cosa. Los jesuitas son pintados en Rojo y Negro, de Stendhal, como personajes cuyo pensamiento yacía bajo rostros inescrutables, siendo los proveedores de la máxima condición conspirativa en la Europa moderna, por la necesidad de actuar bajo diversas formas de clandestinidad frente a las acciones que les dirigen las monarquías del siglo XVIII, considerándolos “un Estado dentro del Estado”. Un escrito apócrifo tuvo cierta circulación entre los siglos XVII y XIX, la Monita secreta societatis Jesé, considerado el vademécum de la “conspiración jesuítica” que se abatiría sobre el mundo y que podía ser colocada sobre el bastidor del naciente marxismo. En efecto, los jesuitas fueron tan conspiradores como a otros se les atribuyen feroces conspiraciones contra ellos. Y desde luego fueron víctimas de muchas de ellas. Soldados y clérigos a un tiempo, no se privaban de amenazar a las instituciones monarquistas, imperiales o republicanas durante diversos períodos históricos. A los influjos de estos relatos conspirativos, no siempre injustos contra la Orden más conservadora, pero modernamente militante, no eran ajenos ni Stendhal, ni Eugenio Sue ni Michelet.

(el texto completo, acá




lunes, 18 de marzo de 2013

La fumata y sus cenizas

por Mario Wainfeld para Página/12

Un papa distinto, sus primeras señales. La alegría, las euforias, las dudas. La gravitación de la Iglesia en el sistema político argentino, su poder fáctico y legal. El accionar de la jerarquía en dictadura y en democracia. La oposición y sus ilusiones. La respuesta del Gobierno. La condición peronista, matices. Un futuro abierto, con riesgos imaginables.

La llegada del primer papa jesuita, no europeo, latinoamericano y argentino acumula novedades extraordinarias. La magnitud del cambio es inmensa, lo que fuerza a ser cauto en todo vaticinio sobre el porvenir. El papa Francisco eligió una presentación que entusiasmó a los fieles de la Iglesia Católica y a varios que no lo son. Habló en italiano y no en latín, se vistió con sotana blanca, esquivó las joyas, anduvo en bondi, usó la palabra “pueblo” en su primera aparición. Su mensaje alude a una Iglesia caminante, dora austera, cercana a los pobres, no a una ONG misericordiosa. Así dicho, sería una revolución respecto de la Iglesia de Roma, real y existente, arraigada desde hace cerca de medio siglo.La euforia renovadora cundió entre los críticos de la jerarquía de las últimas décadas y en especial de los dos anteriores pontífices. Juan Pablo II y Benedicto XVI fueron los que armaron el padrón del Cónclave que ungió a quien fuera hasta entonces el arzobispo Jorge Mario Bergoglio. Es un dato que, acaso, tenga más relevancia que la que se le asignó, en promedio.
También se extasían los que colmaron de elogios esa etapa reaccionaria, filointegrista. Son reconvertidos, vaya a saberse si de buena o de mala fe.
En la Argentina la alegría es la emoción dominante y palpable. Su causa central es que Francisco está haciendo una promesa venturosa, de difícil concreción. Algunos la dan por ya cumplida con sus primeros gestos, hábilmente mediatizados. Puede haber algún ingrediente banal (parangones con la reina Máxima de Holanda) pero sería una necedad pensar que ése es el núcleo de la masiva buena onda.
Entre los que se regocijaron están los curas villeros de esta etapa, que pisan el barro y están cerca de los humildes. Los que se baten (con sus herramientas y criterios) por la dignidad de los pobres, los que luchan contra la proliferación del paco. El portal Mundo villa.com lo llama “el Papa villero” y pone muy en alto su condición de peronista.

El texto completo, acá

domingo, 17 de marzo de 2013

El Gorila

"Este papa va a meter cuchillo en serio a favor de los más necesitados". Cuenta mi madre que el taxista hizo a continuación un silencio y dijo. "Esperemos que lo dejen, doña -le dijo con el ceño fruncido-. Allá en el Vaticano está lleno de gorilas."

Fuente: Jorge Fernández Díaz para La Nación

(anterior

«Sarà la primavera dopo il duro inverno»


Eleonora Martini para Il Manifesto

Intervista a Leonardo Boff, uno dei fondatori della Teologia della liberazione: «Questo Papa è il volto umile e aperto della Chiesa. Quella dei poveri, amica dei laici e del popolo. Il suo è il messaggio del terzo millennio».

(Gracias, Diego)

sábado, 16 de marzo de 2013

Teología política

Por Daniel Link para Perfil
Este artículo fue leído 1747 veces al 24.03.13

Ya decidieron los purpurados reunidos en amable debate de sus hipótesis teológico-políticas. ¿Qué eligieron?
Como se sabe, Constantino fue proclamado “augusto” por las tropas de su padre en York, Inglaterra, en el año 305, cuando el Imperio Romano comenzaba a caerse a pedazos. Veinte años duró la guerra civil (Galerio y Licinio eran los otros “augustos”, que reclamaban los laureles imperiales). Antes de la coronación de Constantino I, los tres augustos firmaron en 311 un edicto de tolerancia hacia el cristianismo. Un año después, el Edicto de Milán legalizó el culto cristiano en todo el Imperio Romano.

Con Constantino, pues, la institución católica comenzaba su larga marcha definiendo los principios teológicos que la fe podía admitir. ¿Es Cristo sólo hijo de Dios o es él mismo de sustancia divina?, etc.

La unidad de Dios en la Santísima Trinidad (que sigue siendo una aberración lógica) fue afirmada por el Concilio de Nicea en 325 e impuesta en el concilio de Constantinopla en 381. La fórmula trinitaria sería, desde entonces, 1x1x1=1, y no 1+1+1=3, que habilita al politeísmo. En todo caso, si Dios es Uno y Único, ni los emperadores o los príncipes podían adjudicarse la sustancia divina que hasta entonces habían esgrimido como razón de sus caprichos y sus impulsos imperialistas.

La democracia moderna, tan lenta como el paso mismo del cristianismo, comienza con los debates teológicos del siglo IV, que obligará a los sucesivos soberanos a buscar la fuente de la soberanía en dispositivos cada vez más complejos, hasta llegar al sistema de soberanía popular.

Por su parte, la Iglesia tuvo que dotarse de instituciones que garantizaran, al mismo tiempo, su independencia respecto de los poderes terrenales y su capacidad de negociar con ellos. La elección de un Papa (ya no el obispo de Roma, como en épocas de Lino, Anacleto o Clemente, sino el resultado de un proceso electoral), como heredero del Trono de Roma, supone un programa estratégico de alianzas y exclusiones consistentes con el complejo dogma en el que se funda el catolicismo. Podemos suspirar risueños ante conspiraciones al estilo de El código Da Vinci. La Sixtina eligió a Copi.

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viernes, 15 de marzo de 2013

El beso de la Barbarella

por Daniel Link para Soy
 
En Bolivia, dos fiestas enmarcan las celebraciones pascuales: el carnaval, naturalmente, con sede principal en Oruro, y la Fiesta del Gran Poder, con cabecera en la ciudad de La Paz. Ambas fiestas son un ejemplo de sincretismo religioso y compleja integración intercultural que, ahora lo sabemos por La china morena [ISBN 978-99954-828-1-7], el extraordinario libro de David Aruquipa Pérez, incluyen a las comunidades de travestis y transformistas. 

Foto: Sebastián Freire

El autor David Aruquipa Pérez es presidente de la Asociación de Colectivos TLGB del Departamento de La Paz y presidente del Comité Político del colectivo TLGB de Bolivia, donde ocupó además el cargo de director de patrimonio del Viceministerio de Desarrollo de Culturas. Como activista, David actúa en dos registros: por un lado, contribuye a la incorporación a la legilslación boliviana de leyes antihomofóbicas, como la ley de matrimonio universal que está ahora en discusión parlamentaria, o la ley de identidad de género, elaborada en conjunto con la organización TREBOL, Otraf y el Colectivo LTGB de Bolivia. Por el otro, se involucra en la recuperación de la memoria histórica del movimiento LGTB (en las sociedades precolombinas, durante la colonia, bajo las dictaduras, etc.). “Siempre se ha tratado”, señala, “de una interpretación de lo prehispánico y lo colonial que obtura la verdadera comprensión de determinadas figuras que tienen una raíz muy distinta de la que puede deducirse de sus equivalentes europeas”. David es conocido para los lectores de Soy, además, como integrante de la Familia Galán. Danna Galán es el nombre que usó para integrar esa familia en la que la reproducción, naturalmente, funciona por contagio: a fuerza de pollera, la chola se constituye como tal, con independencia del género.



Queer latino La cuestión de las identidades queer en América es compleja, porque para su análisis hay que desmontar un sistema interpretativo previo. Es que lo trans y lo homosexual, en América Latina, se inscribe en un complejo entramadode rituales ligados con antiguas creencias (la Pachamama), relaciones comunitarias que poco y nada tienen que ver con los modos impuestos por la Conquista y la Colonia. Por eso, señala David, “estas preguntas siguen siendo objeto de preocupaciones ontológicas. La noción de identidad del o de la “sujeto” presupone una definición a priori construida dentro de una lógica binaria de oposición, donde yo soy en la medida en que no soy lo otro”. David desconfía del eurocentrismo de las categorías usuales en la descripción de los comportamientos sexuales y las identidades. “Cuando yo digo “«Soy gay, soy mestizo, soy transformista, o soy las tres cosas», ¿a qué sistema de autorepresentación estoy apelando? ¿Qué significado tiene para quien me escucha el “ser gay”? ¿Hay como tal un ser gay, una esencia gay? ¿Podemos en Bolivia hablar de una identidad gay?”, se pregunta. Para contestar estas preguntas hay que retroceder en el tiempo unos cuantos siglos.



Oruro El Carnaval de Oruro es una celebración religiosa y un proceso de mestizaje cultural que se remonta a 2000 años de antigüedad. Jururu (Uru Uru), luego Oruro, fue un centro de peregrinación religiosa del mundo andino, hacia las sierras sagradas de los Urus, que tenían deidades protectoras llamadas Wakas, Apus o Achachilas. Los incas, cuando extendieron su imperio hasta la zona, convirtieron a esos diosecillos protectores en semidioses malvados o plagas, petrificadas por la Ñusta (princesa virgen) Incaica. Los urus fueron obligados a adorar sólo a la Pachamama que, más tarde, luego del catecismo español, se identificó con la Virgen de la Candelaria o Virgen del Socavón, cuya imagen más antigua fue tallada por Francisco Tito Yupanqui en 1583 para el santuario de Copacabana.

A partir de 1789, la Iglesia estableció oficialmente la veneración de la Candelaria dentro de la festividad del Carnaval. Los mineros crearon por entonces la comparsa de los diablos, que celebraría a la Virgen el día sábado. Aunque los íconos cristianos reemplazaron a las deidades nativas, sobrevivieron las deidades menores de las cosmologías uro e incaica. Tres días antes del sábado de peregrinación, los 48 conjuntos de baile (Antahuara, Awatiris, Suri Sicuri, Wititis, Intillajta, Sampoñaris, Morenada, etc...) visitan al cóndor, luego a la víbora al sur de la ciudad, al sapo al norte y a las hormigas en los arenales del norte.



Horrenda sociedad trina El origen de la Fiesta del Gran Poder (que este año tendrá lugar en la paz el 25 de mayo) se remonta al 8 de diciembre de 1663, cuando se fundó el Convento de las Madres Concepcionistas. Por entonces, las procesiones llevaban las tradicionales imágenes del dios con tres cabezas (el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo), que luego fueron prohibidas por la Iglesia Católica, que consideró aberrante esa multiplicación de caras que, sin embargo, fue bien característica del Barroco de Indias. En 1904 una de esas imágenes trifásicas fue repintada y se la llamó Señor del Gran Poder como homenaje al patrón de Sevilla, convirtiéndose en una imagen bastante común en las procesiones de Semana Santa. La imagen es atípica porque, a diferencia de las sevillanas, no muestra a Cristo cargando la cruz sino con los brazos abiertos (que se agregaron, originalmente, para tapar las idénticas caras del Padre y del Espíritu).



La Morenada La Danza de los Morenos es una danza del altiplano boliviano en la que los bailarines se disfrazan como negros enmascarados. No hay acuerdo entre los investigadores sobre el origen de la Morenada, que algunos sostienen originaria de Oruro y otros de La Paz. Tanto en el Carnaval (declarado por la UNESCO "Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad") como en la Fiesta del Gran Poder de La Paz, la Morenada ocupa un lugar destacadísimo. Como figura insignia de la Morenada aparece la China Morena, que fue objeto de las indagaciones (pero también de performance) de David Aruquipa.

De acuerdo al diccionario aymara de Bertonio de 1612, el término China es traducido como esposa del Supay (diablo). China Supay Ñaupa es literalmente “Diablo hembra vieja”. Es originaria de la región minera entre Potosí y Oruro y representaba a uno de los siete pecados capitales, la lujuria. En la estructura coreográfica actual de la Diablada, aparece como compañera de Lucifer.
A principios del siglo XX era una de las figuras centrales y estaba, como durante la colonia, desempeñada por varones. Actualmente se ha convertido en un personaje de tropa y está desempeñada por mujeres. En Oruro interviene el lunes de los Carnavales, donde las Chinas representan, entre los pecados capitales, a la tentación de la carne (aquí ya interviene la tradición católica de los conquistadores) o a la parte femenina de la deidad (y del demonio) sin la cual no puede expresarse como unidad.

La China Morena es una adaptación de la China Supay, como atestiguan varias fotografías recopiladas por David Aruquipa en su extraordinario libro, donde la figura pierde la máscara y su vestuario se ”vedettiza” progresivamente, inspirada, cuenta David Aruquipa, en “las vedettes argentinas y mexicanas, las rumberas cubanas y las modelos cuya imagen aparecía en algunas líneas de cosméticos” (pág. 10). En los carnavales de Oruro, La China Morena evolucionó a partir de la figura de la Ñaupa Chola o la Negra Antonieta y progresivamente se feminizó y estilizó (pollera siempre llevó, independientemente del género del partiquino).



El libro Humildemente, David se dice mero compilador de testimonios orales y voces de los últimos sobrevivientes de los sesenta y setenta, “maricas” (así se reconocen) que cuentan sus propios relatos y procesos identitarios en La china morena. El libro de David Aruquipa Pérez incluye una serie de entrevistas a sobrevivientes de aquellos días, y también dos artículos sobre la Fiesta (Cleverth Carlos Cárdenas Plaza) y sobre la estética de la China (Varinia Oros Rodríguez).“Este libro surge, como toda busca, de la curiosidad. ¿Quién o qué era la China Morena de los años 60 y 70 del siglo pasado? Pero también surge desde un deseo personal y político: escribir la historia de las chinas morenas de carne y hueso, escribirla desde sus recuerdos, desde la añoranza de su sensual presencia en las fiestas populares”, dice David (pág. 9).

La China Morena es una figura popular en los Carnavales de Oruro y la Fiesta del Gran Poder de La Paz y en las comunidades rurales cumplía un papel bien definido: en esas fiestas populares, la presencia trans fue siempre bien visible y respetada. “Fue el encuentro con los centros de poder de las ciudades metropolitanas”, cuenta David, “lo que transformó el panorama y propició la fantasía de exterminio. El famoso beso que la Barbarella (una de esas “maricas”, como ellas mismas se llamaban) le diera al presidente Hugo Bánzer Suárez desencadenó la prohibición de la aparición de identidades trans en esas fiestas. Con el tiempo, el beso de Barbarella adquirió el sentido de una forma de interpelación al poder y también de la marca del deseo y la seducción de la carne que hace bailar a los morenos.

“Lo singular de esta historia es que las chinas no fueron rechazadas por las fraternidades folklóricas; todo lo contrario, en un gesto definitivamente intercultural, las chinas se convirtieron en el toque definitivo de las morenadas y, consecuentemente eran tratadas como estrellas, como reinas por las familias de pasantes de las fraternidades. Su arte y su aporte a la cultura popular fue reconocido plenamente porque las fraternidades las contrataban con un año de anticipación, les pagaban el transporte, el hotel, el traje, además del estipendio por su participación en la entrada y la fiesta. No había morenada que se preciara de tal si no tenía sus «chinas»”, cuenta David (pág. 10).



Estado y Carnaval Sin embargo, el reconocimiento del valor cultural de la gran fiesta paceña, su estatización e institucionalización, “se hizo a costa de la expulsión de la comunidad travesti de la Fiesta del Gran Poder” (pág. 10)

Todo este nuevo contexto se representa en “el mítico beso que Barbarella da al presidente dictador Hugo Banzer Suarez en la Entrada del Gran Poder de 1975, cuando en plena dictadura, la fiesta ingresaba por primera vez al centro de La Paz, rebasando los límites del populoso barrio de Chijini (noroeste). Ese beso de la prohibición, el beso de la violación de los derechos, el beso detonante de la exclusión de las compañeras travestis de la fiesta del Gran Poder”.

El 15 de mayo de 1971, la revista Sucesos se había hecho eco de la coronación de “Su Majestad Barbarella I” como Reina, apenas meses antes del golpe de Estado de Hugo Banzer. Después de la coronación, Barbarella (que pertenecía a una familia pudiente de La Paz) fue detenida junto con otras compañeras. Lejos de amedrentarse, ella pidió a sus “maricas” que la esperaran con un camioneta y una banda de música y muchos cohetillos frente a la puerta de la prisión, cuando la liberaran. Así se hizo y Barbarella salió arrogante de la prisión, como quien dijera “me sacaron de mi fiesta, ahora vuelvo a ella”.

“Se va en la camioneta, mientras la banda toca y los cohetillos revientan; y la policía, sin entender lo que estaba pasando, queda perpleja mientras desaparece la festiva camioneta” (pág. 11). Barbarella hizo de La China Morena, al mismo tiempo, un ícono de la cultura popular, pero también de la desobediencia de la comunidad homosexual.

La “administración de la sexualidad andina” (como dice Cleverth Carlos Cárdenas Plaza en “El advenimiento de los primeros travestis o la china morena travesti. Memoria, tradición e invención”) operó en los señoríos aymarás del área andina, luego parte del imperio incaico, a partir de dos sistemas patriarcales superpuestos: la dominación patriarcal andina y la dominación patriarcal católica. Si la natural aceptación de hombres vestidos de mujeres en las fiestas populares implicaría la aceptación de otras formas de administración de la sexualidad y los géneros, al mismo tiempo revelaría un componente misógino (“ni las sociedad autóctonas andinas ni la Colonia habrían tolerado a mujeres bailando mostrando las piernas y el poto”, dice David, pero además, agrega, “es la fuerza del macho lo que se invoca en las circunvalaciones que dan las Chinas para horadar la tierra, la Pachamama”).

En todo caso, las indagaciones de David-Danna-La China se ponen, siempre, bajo un lema robado a la anarquista Emma Goldman: “Si no puedo bailar, tu revolución no me interesa”.



Recuadro:

Mi sangre teñida por la fiesta

Entrevista a Rommy Astro



Rommy, ¿podrías por favor contarme qué ha significado para ti bailar y desde cuándo bailaste en la Morenada?

Yo quisiera hacer una reseña histórica. En la década del 60 y 70 hemos empezado a bailar, yo he participado en las primeras morenadas en La Paz, antes de que entren las comparsas hacia el Prado. Era por ese sector de mi zona, porque yo he nacido en la misma calle Sagárnaga, zona Gran Poder, y he bailado en diferentes fraternidades con Diego, Verónica y Pula (Pocha). Luego nos fuimos también a participar al Carnaval de Oruro con la delegación de los Morenos de La Paz, en ese entonces eran los Reyes Luminosos.

¿Es decir que comenzaste a bailar con los Reyes Luminosos?

Bueno, empecé a participar, pero sin bailar, en realidad yo he empezado a bailar desde el 72 y nos fuimos también al Carnaval de Oruro donde participamos en la fastuosa entrada de la Virgen del Socavón, donde nos contrataban, porque antes nos contrataban y nos pagaban, nos daban el monto en dinero o bien nos daban en pedrerías y lentejuelas para los trajes. Hemos entrado con la Morenada Los Reyes Luminosos del 72, luego nos fuimos contratadas a diferentes lugares de La Paz. En una oportunidad nos contrataron para ir al Perú, a Juliaca.

¿Fuiste a Juliaca con la Peter Alaiza (Barbarella)?

Sí, con la Peter, la Ángela y mi persona (foto).

¿Y qué es de Ángela?

Ya ha fallecido. También Peter ha fallecido, así que esos recuerdos son inolvidables.

¿Qué sabes tú del caso del beso de Peter a Banzer?

Yo no lo he visto, pero resulta que en 1975 ha sido invitado el General Banzer, que era presidente de ese entonces, y su Ministra de Culturas, que era Julia Elena Fortún. Estaban en un palco precario porque recién estaban empezando a hacer palcos, esto era en la [avenida] Buenos Aires, y resulta que Peter va bailando y lo ve -porque él siempre era bien cargoso-, se acerca y le da un beso al presidente y el presidente había pensado que era mujer y los que le han llamado la atención eran sus escoltas. Hay un comentario donde se ve que el Presidente se ha molestado, ¡cómo es posible que vengan así!, porque en ese entonces éramos condenadas, pues.

Así que [el presidente] ha dado la orden de que no podemos entrar más al Gran Poder, que si íbamos a entrar debíamos entrar bien autóctonas, con caretas, como entraban en Oruro en la década del 60, con pututus y mariposas atrás. 



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jueves, 14 de marzo de 2013

El Papa del Fin del Mundo

Papalmente feliz (o felizmente papal), salgo a la calle tempranísimo: "Al MALBA, al MALBA". Atravieso Buenos Aires en hora pico modulando mis recuerdos juveniles de canto gregoriano.
No encuentro donde estacionar (en el MALBA me niegan que puedan acomodar mi Papamovil por una hora y media) y me voy al Paseo Alcorta ("A Estacionar, a Estacionar").
Salido del MALBA, aprovecho para ver si consigo (en las tiendas del supracitado) algún cubrecama nuevo, como ofrenda para las celebraciones del Segundo Aniversario de Nuestros Esponsales, que se acerca pronto (muy pronto).
Me ofrecen unas colchas horribles, prácticamente todas en colores pastel (cosa de que el pelo de las gatas se note bien notado), más adecuadas al catrecito de una adolescente idiota que al tálamo de dos locas que acaban de pintar su casa de plateado. Eso sí,  carísimas (doce cuotas fijas: "Alabaré, alabaré"). Como tengo que ir al médico, paso por el Alto Palermo, donde la situación se repite: el autoritarismo de los pasteles, esta vez subrayado por la quinta imbecilidad de la mañana. "Mi cama es como ésa", digo. Y la vendedora responde: "¿Seguro? Porque ésas son camas nuevas. Son las que tienen en la Casa Blanca". "Entonces no debe ser", le digo, "porque la mía no tiene olor a Fin del Mundo". Y me doy vuelta sin saludar.
Como ya tengo hambre, me acerco a un negocio de comidas y hago mi pedido. Cuando llega la orden pido pimienta (incienso, mirra y miel no se me ocurrió). Me contestan: "No trabajamos pimienta". 
Desconcertado (mecum omnes plangite!), repregunto. "No tra-ba-ja-mos pi-mien-ta", me repiten, como si fuera tarado, perverso, turista o escapado del asilo. "Entonces devolveme la plata", digo.
Como ya se han dado cuenta de que estoy en estado de misticismo y de canturreo en latín, me devuelven mi dinero y me retiro rumbo al médico, a quien le cuento mis pesares matutinos.
"Entonces no deberías salir de tu casa", me dice. Precisamente.

A Conservative With a Common Touch

por  Laurie Goldstein para The New York Times

The new pope, Jorge Mario Bergoglio (pronounced ber-GOAL-io), 76, will be called Francis. Chosen Wednesday by a gathering of Roman Catholic cardinals, he is in some ways a history-making pontiff, the first from the Jesuit order and the first pope from Latin America.
But Cardinal Bergoglio is also a conventional choice, a theological conservative of Italian ancestry who vigorously backs Vatican positions on abortion, gay marriage, the ordination of women and other major issues — leading to heated clashes with Argentina’s left-leaning president. 

El texto completo, acá


Un ersatz

por Horacio Verbitsky para Página/12

No estoy seguro de que Bergoglio haya sido elegido para tapar la podredumbre que redujo a la impotencia a Joseph Ratzinger. Las luchas internas de la curia romana siguen una lógica tan inescrutable que los hechos más oscuros pueden atribuirse al espíritu santo, ya sean los manejos financieros por los que el Banco del Vaticano fue excluido del clearing internacional porque no cumple con las reglas para controlar el lavado de dinero, o las prácticas pedófilas en casi todos los países del mundo, que Ratzinger encubrió desde el Santo Oficio y por las que pidió perdón como pontífice. Ni siquiera me extrañaría que, brocha en mano y con sus zapatos gastados, Bergoglio emprendiera una cruzada moralizadora para blanquear los sepulcros apostólicos.
Pero lo que tengo por seguro es que el nuevo obispo de Roma será un ersatz, esa palabra alemana a la que ninguna traducción hace honor, un sucedáneo de menor calidad, como el agua con harina que las madres indigentes usan para engañar el hambre de sus hijos. El teólogo brasileño de la liberación Leonardo Boff, excluido por Ratzinger de la enseñanza y del sacerdocio, tenía la ilusión de que fuera elegido el franciscano de ancestros irlandeses Sean O’Malley, que carga con la diócesis de Boston, quebrada por tantas indemnizaciones que pagó a niños vejados por sacerdotes. “Se trata de una persona muy vinculada a los pobres porque trabajó mucho tiempo en América Latina y el Caribe, siempre en medio de los pobres. Es una señal de que puede ser un papa diferente, un papa de una nueva tradición”, escribió el ex sacerdote. En la Silla Apostólica no se sentará un verdadero franciscano sino un jesuita que se hará llamar Francisco, como el pobrecito de Asís. Una amiga argentina, me escribe azorada desde Berlín que para los alemanes, que desconocen su historia, el nuevo papa es tercermundista. Menuda confusión.

(...)

El texto completo, acá.

miércoles, 13 de marzo de 2013

Preocupante

Agustina Kämpfer: “Ay! No, no me pone contenta. No me llena de orgullo. No”.

Mientras tanto, en otro lugar:




¡Paquita, mi amorrrrrrrr!

Habitualmente a Francisco le digo Paco, pero cuando nos tomamos unos vinos ricos, se me escapa la lengua y, aunque sé que no le gusta y me pone esa cara de bulldog que atemoriza, le digo "Paquita".¿Paquita, me alcanzás un hielito?, ¿Paquita, viste lo que escribió Horacio? ¿Paquita, practicaste la restituta? ¿Paquita, cuándo venís a visitarnos?
Ay, mi amor, "voi sapete che mi intenzione era tirare un beso a Roma". Besuqueira, la Paquita.
Le mandé un sms, a ver si levantamos la puntería con la ropa, que después de la Palpatine la cosa se puso complicada.
Y Paquita, si alguien te echa en cara que participaste activamente del proceso represivo durante la Dictadura vos decile: "Vaffanculo"
Buonanotte e buon riposo...

El efecto de real

Hemos re­cibido la visita del Papa de la Argentina, es pequeño y flaquito, va vestido de oro y vuela (ha llega­do volando, para hacer cualquier cosa imita el ruido de un avión y esto le levanta mecánicamen­te del suelo, a continuación señala con el dedo índice la dirección que prefiere). Parece ser que en la Argentina nuestras aventuras han sido segui­das por televisión y él ha venido a ponerme la me­dalla del cómico argentino (un bajorrelieve que representa la cabeza de una vaca extremadamente seria mirando fijamente el horizonte, dice que es el emblema de la Argentina). He fingido estar emo­cionado, pero sin exagerar la nota, porque creo que me ha propuesto un contrato como actor en la tele­visión argentina. Le hemos preguntado si quería pasar la noche en el Uruguay y ha aceptado al ver que tenía por de­lante varias horas de vuelo y que se estaba haciendo de noche. Esto me ha contrariado un poco (aunque no lo he dado a entender) ya que vivimos un poco apretados (el presidente cuando la Casa Presiden­cial empezó a dar brincos tuvo miedo de dormir allí y usted ya sabe que mi agujero no es grande y que no tengo más que una cama). Le hemos dado a comer algunas legumbres y nos hemos apretado para dormir los tres en la cama, lo que no es fácil puesto que el presidente no para de engordar des­de que la niña lo ha dejado (ella se ha ido al norte con la señora negra y parece ser que han insta­lado allí un burdel). Ya con las luces apagadas me he dado cuenta de que había cierto movimiento bajo las sábanas: el presidente se hacía sodomizar por el Papa de la Argentina. Al instante he en­cendido la luz y han fingido que dormían. Yo es­taba extremadamente sorprendido, no por el he­cho en sí que no tiene nada de reprobable sino por el extremo servilismo del presidente que haría lo que fuera con tal de que se le devolvieran las vacas uruguayas que se fueron a nado a la Argen­tina cuando aún había mar. No he apagado las luces y he fingido que leía, pero me he dado cuen­ta de que el presidente, aún roncando y todo, el muy hipócrita estaba masturbando al otro. Me he levantado tranquilamente y he pedido al Papa que fuera a dormir a la bañera, pero se ha negado muy secamente con el pretexto de que él es el Papa de un país más grande que el nuestro y ha dicho que era a mí o al presidente a quien le correspon­día ir a dormir a la bañera. Le he recordado que está bien ser Papa, pero que yo soy santo, y como no ha encontrado respuesta a esto ha hecho ver que dormía de nuevo. A todo esto, el presidente, muerto de vergüenza, roncaba de tal modo que rompía los tímpanos. He vuelto a acostarme y he apagado las luces pensando que tras este incidente no se atreverían a recomenzar. Cuando apenas me había calmado un poco he notado la mano del papa entre mis nalgas tratando de separarlas con los dedos, pensando que dormía tan profundamente que no me daría cuenta. He dado un salto y he encendido la luz. El Papa me ha mirado riendo y haciendo gestos obscenos con su dedo índice. Le he preguntado calmadamente si no le daba vergüenza. Me ha dicho que un Papa no tiene vergüenza de nada, lo que no les ocurre a los santos. Esto me ha exasperado. Me he echado sobre él y le he retorcido la nariz hasta hacerle sangrar. Le ha sorprendido tanto que no se ha atrevido a contestarme. A la mañana siguiente, los tres he­mos tomado en silencio el café con leche, y aun­que el presidente no se atrevía a levantar la vista de la taza, el Papa parecía muy despreocupado e incluso ha hecho algunos vuelos alrededor de la mesa antes del desayuno. Tras el café con leche, el papa nos ha pedido que le enseñáramos algunos uruguayos antes de marcharse. Montado a caba­llo hemos dado una rápida vuelta por el Uruguay, lo que no es nada difícil ya que el país no para de encogerse. El Papa ha estado bastante descor­tés y no ha parado de decir que los argentinos son más altos, más limpios, más ricos que nosotros, y aunque esto fuera verdad (no lo sé porque nun­ca los he visto) no creo que sea ésta una cosa que le corresponda decir a un Papa. Nos ha propuesto una partida de dados entre argentinos y urugua­yos, y aunque al presidente parecía seducirle la idea yo me he negado. Hemos almorzado en el Plaza y el Papa no parecía tener prisa por irse. Le he recordado que si quería llegar a Buenos Aires antes de que oscureciera aún estaba a tiempo de ponerse en marcha. Ha dicho que le da igual por­que los argentinos van a esperarle el tiempo que él quiera. Se ha limpiado los dientes haciendo ruidos y el presidente le ha imitado. Después ha pro­puesto al presidente una visita a la Argentina y el presidente ha enrojecido de confusión. Me ha mi­rado con cara de perro implorando su comida y le he dicho que si quiere partir es asunto suyo. «Sabía que era usted bueno», me ha dicho el Papa, «y le doy mi bendición.» Le he dicho muy cortésmente que no tenía nada que hacer con ella. «Se la doy de todos modos» me ha dicho, y ha escrito la pala­bra «bendición» en un trozo de mantel y me lo ha dado. He hecho de él una bola y la he tirado en medio de la mesa. El papa se ha puesto a contar al presidente las maravillas de la Argentina donde, al parecer, la gente ha adoptado una nueva reli­gión que consiste en reírse los unos de los otros (él es el único en no reír y nadie puede reírse de él, por esto es el Papa) y parece que se concentran todos en un mismo lugar del país, porque cuanto más numerosos son más se ríen. He encontrado todo esto tan estúpido que ni tan siquiera me he molestado en decírselo. El presidente me ha pre­guntado si podía irse con algunas de mis reliquias para mostrárselas a los argentinos y le he dado un trozo de párpado. Han decidido marcharse de no­che a pesar de que sopla mucho viento, pero el papa asegura que puede volar de noche y con cual­quier tiempo. Hemos atado el presidente al Papa con una cuerda.
(...)
Segundo golpe de teatro: el presidente ha vuelto. Se le ha catapultado al Uruguay, el Papa no se ha molestado en acompañarle. De entrada ha tratado de hacerme creer que lo suyo había sido una tourné triunfal por las provincias argentinas, pero ha bastado con una sola mirada severa que le he lan­zado para que se hundiera en llanto contándome la triste verdad: el Papa, cuyo verdadero nombre es Mister Poppy, en realidad es un peligroso tra­ficante de blancas. Había venido al Uruguay para reclutar a la niña y a la señora negra en las que se había fijado a través de las emisiones de tele­visión. Para lograrlo montó toda esa historia en la que se hacía pasar por papa, el muy cerdo, y al no encontrar a la niña y a la señora negra sedujo al presidente para hacerle trabajar en los burdeles argentinos. Parece que el pobre las ha pasado de todos los colores. Se le vestía de bailarina española y había cola para sodomizarle. A costa de sacrificios consiguió finalmente tener bastante dinero como para poder comprar una catapulta en espera, según él, de obtener mi perdón.


Copi. El uruguayo en Las viejas travestís y otras infamias. Barcelona, Anagrama, 1978


La Internacional Argentina

Tenemos Reina de Holanda, tenemos Obispo de Roma, tenemos a Messi en Barcelona. ¿Qué más quieren? ¿Que no tengamos inflación? ¿Que haya justicia social? ¿Que podamos comprar dólares? ¿Que nos devuelvan las Malvinas? ¿Que les entregue a Facundo Moyano?

Pero por favor, nosotros estamos en otro nivel. 

¡El Papa de la Argentina!

¡¡¡Bergoglio al trono, Copi al poder!!!

Las cosas que uno se pierde...












Ya es cualquiera

Enfrentamientos y detenidos en el intento de desalojo de la sala Alberdi del C.C. San Martín

Los manifestantes chocaron con la Policía Metropolitana, que volvió a tratar de desocupar el lugar; hay al menos cuatro detenidos; los desplazados cortaron la 9 de Julio; piden que se los reconozca como tutelares del espacio cultural.

lunes, 11 de marzo de 2013

Una pelea vía Skype

"You dirty fag", me dice Cate y me corta abruptamente la comunicación vía skype que habíamos entablado.
Hacía semanas que me torturaba por correo para ver qué pensaba de ese "experimento" llamado El Hobbit, en cuya segunda y tercera parte ella desempeña un rol preponderante.
Yo estaba esperando que la película apareceriera online para bajarla y la espera no fue precisamente recompensada. Ya El señor de los anillos (que no vi sino fragmentariamente) me había parecido un bodrio imposible de tragar y estas precuelas sin otro destino que el comentario técnico no me resultaban deseables. Por supuesto, no pude ver El Hobbit sino por partes y todo en ella me pareció desagradable hasta la náusea. El uso del 3D, que me interesa examinar últimamente, es protocolar y previsible. Y lo demás, es pura basura nauseabunda ("stinky trash", dije, sabiendo que la traducción empobrecía mi impresión).
No entiendo por qué Cate se compromete en proyectos tan vulgares, sabiendo lo que yo pienso de ellos. 
¿Pero por qué había tardado tanto en ver la película? Lo que la enojó fue que yo tuviera otras prioridades. Tuve que ver Life of Pi, por supuesto, y la última deslumbrante entrega de Bond. A Cate le molestó que me gustara Skyfall y me reprochó que mi debilidad erótica por Daniel Craig nublara mi juicio."¡No es así, no es así!", le dije. Cuando coincidí en Nueva York con Daniel, él me hizo llegar entradas para verlo en el teatro, y me miraba desde el escenario. "Vos estabas en un teatro pedorro de Brooklin y no me hiciste entrar porque estaba todo sold out."
Ahí fue cuando me espetó su injuriante despedida y cortó la comunicación. Allá ella.
Yo habia tenido que ver (esto sí, por bajos instintos) el vomitivo final de la saga Twilight, Breaking Dawn, 2, porque Dakota pronuncia allí una única palabra y porque el pendejo Taylor Lautner está a punto de alcanzar la edad que le exigí antes de dejarlo entrar en nuestra cama (aunque estoy casi seguro de que su desempeño no va a ameritar una repetición, me pierde mi debilidad por los pueblos originarios).
También había tenido que ver la penúltima Bond de Daniel, porque es un amigo y ocupa un lugar central en mi sistema de estrellas (uno de cuyos requisitos es que no frecuenten las premiaciones y ni Daniel, ni su exquisita esposa, Rachel Weisz, ni Dakota ni Cate, naturalmente, ni Kate Beckinsale se prestan sin reparos a esos chorreos de grasitud; a James Franco le perdono todo por su sonrisa y porque besa divinamente).
En fin: vi muchas películas antes que El Hobbit (simpatizo enormemente con su protagonista, pero ni eso alcanzó para ayudarme a soportar tanta vileza). Vi cuatro veces Prometheus y otras cien que ya ni recuerdo. Vi temporadas completas de varias series (porque el trabajo me lo exige, porque pronto tendré responsabilidades de programador en un nuevo canal de cable, pero eso es otra historia...).
Cate ya va a llamar de nuevo para pedirme alguna receta. Pero me voy a hacer el ofendido antes de dar el brazo a torcer, qué se cree.

De l'origine du XXIe siècle (2000)

En el año 2000, el Festival de Cannes encargó a Godard la realización de una pieza para su apertura, para celebrar la entrada en un nuevo siglo:

 


Director: Jean-Luc Godard
Textos: Georges Bataille (citas), Henri Bergson (citas), Jean-Luc Godard, Henri Vacquin (citas), A. E. van Vogt (citas)
Reparto: Pierre Guyotat - Narrador (voz), Ronald Chammah- Narrador (voz)
Música original: Hans Otte
Agradecimientos: Elena Donato 



domingo, 10 de marzo de 2013

sábado, 9 de marzo de 2013

Chávez (1954-2013): exceso y falta

 por Daniel Link para Perfil
(este artículo fue leído 1995 veces al 15.03.13)

Siempre es horrible escribir sobre la muerte, no importa cuán de cerca nos toque, porque ya hay tantos acontecimientos funerarios que nos cuesta hacer también del ejercicio de escritura un memento mori. Precaución (o si se quiere: repugnancia) inútil porque nada como la escritura necesita de una teoría de lo que muere (es decir, de lo viviente).

En todo caso, hay circunstancias que nos obligan a interrogar aquello cuyo sentido, por lo general, se nos escapa. Murió Chavez.

Hasta los más acérrimos enemigos del chavismo (entre los que no me cuento) terminarán extrañando a su líder, el carismático comandante Hugo Chávez, tan central fue su figura en la política latinoamericana del cambio de milenio, pero, sobre todo, en la definición de lo latinoamericano como un conjunto de tensiones que el presidente venezolano puso en correlación con los hitos más notorios de la imaginación independentista del siglo XIX y XX (Bolívar, San Martín, Simón Rodríguez, Lincoln, Guevara, Castro, Allende) y un manojo de figuras sencillas (anti-imperialismo, socialismo, resistencia, etc.) que puso a funcionar a golpes operísticos como causa motriz de una protesta contra el estado del mundo y de las cosas. Véase la extraordinaria entrevista a Chávez que la BBC ¡de Londres! difunde en estos días (a cargo de Stephen Sackur para el programa Hard Talk, 2010) como un índice del triunfo de la imaginación.

Es probable que Venezuela no haya alcanzado, durante los gobiernos de Chávez, los niveles de desarrollo que los extraordinarios ingresos del país, gracias a sus reservas de combustibles fósiles, hubieran permitido prever, o que el militarismo que el Comandante impuso a la vida cotidiana de los venezolanos repugne a los espíritus republicanos devotos del respeto de las libertades que ese mismo siglo XIX, invocado hasta la desesperación, eligió como banderas.

No me refiero a eso. Sobre todo porque ante la gigantesca dimensión imaginaria de la desaparición de Chávez empalidece todo lo demás, incluida la futura desaparición de Fidel Castro subrayo para que se comprenda cabalmente la gravedad del acontecimiento.

Tal vez Chávez no nos defendiera (objetivamente) de nada, pero sus excesos de discurso establecían siempre un campo de problematización interesante, en el que lo único que faltaba era precisamente un pensamiento sobre la propia muerte, y por lo tanto, sobre la Historia. Stephen Sackur, en la entrevista antes mencionada, no percibió ese interés, y así le fue.
Los cesaristas llorarán desoladamente la falta del caudillo. Otros, en cambio, volveremos a interrogarnos sobre esa extraña resistencia a generar una sucesión que arruina las mejores intenciones.

Todas las premisas pueden discutirse (las que atañen a la hegemonía política, a la intervención del Estado en el tipo de cambio, al régimen de propiedad de los medios masivos de comunicación, a la forma de las instituciones republicanas, etc.) pero no se puede discutir “todos los hombres son mortales” sin entrar francamente en un mundo de ficción (que es, precisamente, el del sarcoma inoculado).

viernes, 8 de marzo de 2013

C'era avamo tanto amati

Menem, condenado por contrabando de armas a Ecuador y Croacia

La Sala I de la Cámara Federal de Casación Penal lo condenó como "coautor de contrabando agravado"

Hemos estado en esa ventana

Edgardo Cozarinsky cuenta en su Nuevo museo del chisme:

Dorothy Parker no había cumplido con la fecha de entrega de una crónica para The New Yorker. Ross envía un mensajero a Long Island, donde la legendaria "Algonquin wit" está pasando el verano. El chico llama varias veces desde la verja del jardín sin obtener respuesta. Finalmente, se abre una ventana del primer piso y aparece, desgreñada y apenas cubierta por una sábana, la escritora. El mensajero se disculpa por la intrusión e invoca la impaciencia del redactor en jefe ante el atraso. La Parker grita, intraduciblemente: "Tell Mr. Ross I'm too fucking busy. and viceversa!".

Fuente: oral, Richard Roud, Nueva York, 1982.

jueves, 7 de marzo de 2013

Algo más que un líder inmotivado

por Beatriz Sarlo para La Nación

Es demasiado sencillo enterrar a Chávez en el catafalco de los líderes autoritarios, como un representante más de América latina en toda su tipicidad. Quedan varias cuentas por hacer antes de dejarlo allí.
La primera es la del pasado político venezolano anterior. Chávez no es inmotivado. Tampoco es el primer presidente de Venezuela que despilfarra la renta petrolera; no es el primero que esboza planes suntuosos que quedan a mitad de camino, olvidados, cubiertos por la ocurrencia siguiente. No es el primero que usó esa renta en el corto plazo, discurseando sobre el futuro sin darle bases más sólidas.

El texto completo, acá.

miércoles, 6 de marzo de 2013

Mientras tanto, en otro lugar...

La repugnante glorificación (crística) de la muerte, en los informes de 678.

Capilla ardiente


Decidido a no perderme minuto de los funerales históricos, me doy cuenta de lo raro que es seguir Telesur a través de La Nación.

"En dos años y medio puede pasar cualquier cosa"



El mejor homenaje que puede hacérsele a Hugo Chávez es esta entrevista de Stephen Sackur para Hard Talk de Londres de octubre de 2010, que la BBC está emitiendo en estos días.

Una grossa

Boudou: "Junto a Néstor nos guiarán a la victoria de los pueblos"

Así se expresó el vicepresidente de la Argentina vía Twitter, tras la muerte de Hugo Chávez; otros funcionarios nacionales expresan sus salutaciones.

La que vive en el tupper

Habíamos quedado en comer con un amiga, en nuestro restaurante favorito. Ella llegó tarde porque se había demorado en las redes sociales a propósito de la muerte del presidente de Venezuela, y alterada, porque en el camino se cruzó con una vecina que paseaba a su perro.
Con los ojos bañados en lágrimas, le había dicho a la paseante: "¿Viste? Murió Chavez". Recibió de su vecina esta respuesta inconcebible: "Pobre Julito".

(anterior)