jueves, 31 de marzo de 2005

Visitas ilustres

1 marzo12:44Off. Telecom University Texas, Estados Unidos
1 marzo14:16Tecnológico de Monterrey, México
1 marzo18:19Harvard University, Cambridge, Estados Unidos
2 marzo10:18Universitat Autònome de Barcelona, Bellaterra, España
4 marzo19:09Universidad Valle Guatemala, Guatemala
7 marzo22:43Universidad de Sonora, México
8 marzo02:02Florida International University, Miami, Estados Unidos
9 marzo19:04Univ. Autonoma Nuevo Leon, México
10 marzo16:44DePaul University, Chicago, Estados Unidos
13 marzo00:52University of Texas, Arlington, Estados Unidos
14 marzo09:58Universidad Pontificia Comillas de Madrid, Madrid, España
14 marzo13:40Universitat Pompeu Fabra, Barcelona, España
14 marzo20:33Illinois State Board Education, Estados Unidos
16 marzo12:42Froedtert Memorial Lutheran Hospital,
Milwaukee, Estados Unidos
18 marzo15:03University of Bio-Bio, Concepción, Chile
21 marzo12:21Utah Education Network, Estados Unidos
21 marzo15:56Universidade do Porto, Portugal
22 marzo14:54Brasil (puc-rio.br)
23 marzo12:46Universidad Nacional de Quilmes, Buenos Aires, Argentina
28 marzo13:06University of Connecticut, Storrs, Estados Unidos
28 marzo15:00Universidad Centroamericana, El Salvador
29 marzo11:36Gobernación Buenos Aires, Argentina
29 marzo12:49Justicia Nación Argentina, Argentina
29 marzo14:46Universidad Nacional del Sur, Argentina

29 marzo

15:56

University of Aberdeen, Aberdeen, Reino Unido

29 marzo

17:58

University of Houston, Houston, Estados Unidos

30 marzo13:14Interamerican University of Puerto Rico, Puerto Rico
30 marzo15:02Katholieke Universiteit Leuven, Leuven, Bélgica
31 marzo07:30Universidad de Zaragoza, Zaragoza, España
31 marzo08:51Hospital Santa Creu i Sant Pau, Barcelona, España
31 marzo18:31Ocean State Higher Education and Administration Network,
Estados Unidos
31 marzo19:58Ecole Natiole Superieure Ingenieurs Constructions
Aeronautiq, Toulouse, Francia

Diario de un televidente

O de un radioescucha, para el caso es casi lo mismo (se trata de Andy Kusnetzoff).

Correspondencia

México, D. F., a 30 de marzo de 2005

APRECIABLE COLEGA:

En un intento más por enriquecer las páginas de nuestra revista con aportaciones de otras instituciones, así como de ofrecer un espacio académico para la reflexión y discusión de los variados y complejos temas que abordan las ciencias sociales y las humanidades, el Comité Editorial de la revista Política y Cultura, publicación semestral editada por el Departamento homónimo de la Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Xochimilco (México), está realizando un muy importante esfuerzo por llegar a otras instituciones a fin de invitar a sus investigadoras e investigadores a que nos envíen los trabajos que deseen publicar, con la seguridad de que recibirán el digno trato que se merecen. Es por ello que, lamentando distraerlo de sus ocupaciones, le envío este mensaje para solicitarle amablemente se sirva difundir entre el personal académico de las ciencias sociales y las humanidades que labora en su institución, la convocatoria para el número 25 de la revista Política y Cultura, seguros de que nos veremos beneficiados con ello.
Agradezco de antemano su atención a la presente.

Atentamente,


José Fernández García
Director

CONVOCATORIA

El Comité Editorial de la revista Política y Cultura convoca a los (las) investigadores (as) de las ciencias sociales y las humanidades a enviar propuestas de artículos para ser publicados en el número 25 (primavera 2006). Los artículos deberán inscribirse en cualquiera de las líneas temáticas de esta convocatoria, sujetarse a lo establecido en el documento ?Requisitos para las colaboraciones? y entregarse al Director o enviarse a la dirección electrónica de la revista a más tardar el 5 de septiembre de 2005.

Tema general
Reestructuración y futuro del Estado

Objetivos: Exponer y analizar críticamente las diferentes perspectivas teórico-conceptuales de la categoría Estado, el debate teórico sobre los cambios en su intervención en los múltiples ámbitos en que participa, su transformación y adaptación ante los fenómenos de la globalización, su relación con las instituciones supranacionales, así como su papel ante el desafío de los nacionalismos y la redefinición de la soberanía.

Líneas temáticas

* Estado y organismos internacionales
* El Estado ante la globalización
* Nacionalismo y Estado
* Estado y soberanía

Además, y de acuerdo con los lineamientos editoriales de nuestra revista, se recibirán propuestas de artículos de matemáticas aplicadas a las ciencias sociales y las humanidades, así como reseñas y entrevistas sobre las líneas temáticas para ser incluidas en el mismo número.

Atentamente,

José Fernández García
Director


PD: El documento "Requisitos para las colaboraciones" puede consultarse en la página electrónica de la revista.

Política y Cultura aparece citada en los siguientes índices, bases de datos y colecciones: Banco de Datos sobre Educación Iberoamericana (IRESIE), Benson Latin American Collection, Citas Latinoamericanas en Ciencias Sociales y Humanidades (CLASE), Hispanic American Periodicals Index (HAPI), Red de Revistas Científicas de América Latina y El Caribe, España y Portugal, en Ciencias Sociales y Humanidades (Red ALyC), Sistema Regional de Información en Línea para Revistas Científicas de América Latina, El Caribe, España y Portugal (Latindex) y Ulrich's Periodicals Directory.

Sin más por el momento, le envío un cordial saludo.
Atentamente,

Dr. José Fernández García
Director

Revista Política y Cultura. Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad XochimilcoCalzada del Hueso 1100Col. Villa Quietud. 04960, México, D. F. MÉXICO
Teléfonos: (52) (55) 5483 7110 y 7111
Fax: (52) (55) 5594 9100
Correo electrónico: polcul@correo.xoc.uam.mx
Página electrónica: http://polcul.xoc.uam.mx/

Blogolandia

Como no podía ser de otra manera, ya está abierto de nuevo IhateyouBafici: "Aquí estaremos nosotros. O yo en una angustia soledad. ¡Pero estaré! Denunciando cada gesto de estilo rebuscado con olor a café quemado! Gritando por los pasillos: ¡UN GANCIA POR FAVOR Y QUE SEA GRATIS! ¡Colándome sólo por el placer de buscar la derrota inolvidable! ¡Recibiendo testimonios de abusos, defendiendo a todos aquellos que quieran ocupar libremente las escaleras!"

Ibarra: el regreso

Es verdad: Es muy buena la nota que acá se menciona sobre Callejeros (el regreso). Y ya que estamos: ¿cuándo carajo renuncia Ibarra? ¿Cuando muera el Papa?

Por amor al arte

Acá y acá, dos opiniones contundentes para el dossier.

Políticas culturales

Qué raro lo que pasa cuando uno quiere entrar a la página de la Secretaría de Cultura de la Nación.

miércoles, 30 de marzo de 2005

El comité y la parroquia

Por Juan José Sebreli

Mi familia materna emigró -como la mayoría- en busca de oportunidades y de ascenso social; no tenían conciencia de clase trabajadora, sino aspiraciones de clase media. Mi abuelo, un obrero calificado de la empresa telefónica, estaba identificado con ésta al punto que, a su muerte, un boletín de la Unión Telefónica publicó un elogioso obituario.
Sus hijos no participaron tampoco de las luchas sociales de la época ni intervinieron en el movimiento sindical y observaban con temor los tumultos obreros y la reciente semana trágica. Los partidos políticos, aún los llamados populares, no se interesaban por los inmigrantes porque no votaban, pero trataron de captar a sus hijos. La militancia política familiar comenzó con el ingreso del tío Luisito al Partido Radical, explicable, en cierto modo, por razones barriales. Constitución era, por aquellos años, una zona politizada por una circunstancia casual: en la calle Brasil, entre Bernardo de Irigoyen y Lima, en una modesta casa de altos vivía Hipólito Yrigoyen. Enfrente estaba el salón de lustrar y agencia de lotería de Vicente Scarlatto, ex lustrabotas y confidente de Yrigoyen, quien lo consultaba para conocer el estado de ánimo de la gente común. En los fondos de aquel salón, cocina del populismo y del clientelismo político, se reunían los punteros radicales, se tejían las trenzas y se repartían los favores. El tío Luisito, personaje típico de la picaresca porteña de entonces, era habitué del salón de Scarlatto; se hacía llamar "ingeniero" y actuaba como falso influyente. El comité radical del barrio lo protegía en sus actividades de pasador de juego clandestino que completaban su magro sueldo de empleado.
La conexión de mi tío permitió a mi madre acceder a la ritual visita al presidente Yrigoyen en la Casa Rosada, pasaje ineludible para conseguir el puesto de maestra.
Circulaba, entre los opositores, el rumor de que las postulantes al cargo eran seducidas por el viejo libidinoso; mi madre, agraciada en sus veinte años, aseguraba que no hubo ni siquiera una insinuación.
Cuando nací, la república radical se había desvanecido; durante el golpe militar de septiembre, la "cueva" de Yrigoyen y la "guarida" de Scarlatto fueron saqueadas y el relato de estos hechos formó parte del folclore de mi infancia.
La tradición política familiar no fue, pues, demasiado intensa, hasta la aparición del peronismo que no dejaba ningún espacio sin invadir, incluso las familias. Dividió a la mía, como a tantas otras, llegando al extremo de irrumpir hasta en un matrimonio: la tía Amelia y sus hijos eran antiperonistas y su marido, peronista. No hubo, sin embargo, grandes peleas, salvo en el tormentoso año 1955, cuando se produjeron ásperas discusiones a raíz de que un primo, oficial de marina, había participado en el golpe militar que dorrocó a Perón.

Más en Juan José Sebreli. El tiempo de una vida.
Buenos Aires, Sudamericana, 2005

Blogolandia

Ay Oli, Oli: yo no fui a la fuente porque pensé que realmente era una entrevista a Mirtha Legrand, lo que habla antes de mi estupidez que de otra cosa porque es cierto que sería imposible imaginar a Mirtha en Gesell (Guesél, se decía en mi familia, con la ese bien sonora). Si no hubiera sido por el demente de tu protégé me perdía el banquete. ¡Qué banquete! ¡Qué sarta de banalidades! ¡Qué insulto a las personas que trabajan!

Galería


Foto: Sebastián Freire

Viene de acá: "El placer de Marcos en el agua (a cuyas caricias se entregó desnudo) parecía sacado de
Azul profundo o, si se prefiere una referencia menos maricona, Crónica de un niño solo".

Políticas del monstruo

¿Qué clase de cosa es la Enfermedad (siempre se trata de una y sólo una: en el siglo XIX, en el XX, en el XXI), y en qué sentido nos sirve para pensar la literatura? Un cosa imaginaria, una cosa en el registro de lo Imaginario y, por eso, parte de la ecología de la Imaginación.
La Enfermedad, disturbio de la salud, al mismo tiempo que representa un desorden de la naturaleza, es aquello que se sustrae al aparato jurídico. Lo señala Foucault en su curso Los anormales (1975) y en los libros que de ese curso se deducen, como Vigilar y castigar o el primer tomo de la Historia de la sexualidad): la teratología del siglo XIX es una teoría donde lo monstruoso es aquello que desafía a la vez las leyes naturales y las leyes del sistema jurídico.
Se la piense en relación con un orden (hipotético) de la salud natural y de la vida natural (quiero decir, como un efecto de un sistema clasificatorio) o como efecto de la cohabitación (el caso de las epidemias), la Enfermedad se deja leer como cultura y, en última instancia, como fundamento de una política:

"Oponemos la epidemia a la filiación, el contagio a la herencia, el poblamiento por contagio a la reproducción sexuada."

El texto completo, acá.

Alquimia y progreso

Los alquimistas, a pesar de los instrumentos imperfectos de que disponían, han conocido la posibilidad de transmutar entre sí los elementos, en tanto que la muy pertrechada química del siglo XIX sostenía la idea, hoy ya superada, de la indestructibilidad de los elementos; el que se haya superado tal concepción no lo debemos a observaciones más profundas o a conocimientos más perfectos, o a mejores deducciones, sino a un descubrimiento casual. El progreso, pues, no es algo que haya de producirse necesariamente, no es algo que pueda predecirse en razón de un trabajo sistemático, sino algo que sobreviene durante todo gran esfuerzo inesperadamente, inmotivadamente y quizá incluso sin quererlo.

Schönberg. Tratado de armonía. Madrid, Real Musical, 1974, pág. 15

martes, 29 de marzo de 2005

Cincuentenario

Héctor Pedro Blomberg es otro de los hijos célebres del barrio: nació un 18 de marzo de 1890 en la calle Santiago del Estero 236. Su madre fue una dama de la sociedad paraguaya, Ercilia López (descendiente directa del mariscal paraguayo Francisco Solano López). Su padre, el ingeniero noruego Pedro Blomberg, trabajó a comienzos del siglo XX en las investigaciones de los túneles de Montserrat, que por entonces no estaban tan vedados a la curiosidad común como ahora. Gran parte de la infancia de Héctor Pedro Blomberg transcurrió entre su Montserrat nativo y frecuentes viajes al Paraguay. Comenzó a estudiar Derecho en Buenos Aires y estaba a punto de convertirse en un abogado cuando sintió el llamado a la aventura que había heredado de su padre. A los 20 años, abandonó la carrera para dedicarse a la literatura y al periodismo (diríamos hoy), a la "vida bohemia" (se decía entonces). Se hizo habitué del café Los Inmortales, donde se reunían escritores y artistas de la época. Murió el 3 de abril de 1955 (hace exactamente 50 años).
Una mañana paseaba por el puerto, vio un barco aprestándose a zarpar y preguntó "¿A qué hora salimos?". "Al mediodía", le contestaron. Fue corriendo a su casa, preparó una valija y, cuando su madre le preguntó a dónde iba tan precipitadamente contestó: "A Noruega".
Volvió dos años después con un cartapacio repleto de relatos y poemas que quedaron relegados a un segundo plano cuando decidió invertir su genio en la canción popular (Blomberg fue promotor y animador de la peña que funcionaba en el local de Los Dos Chinos).
Entre fines de la década de 1920 y comienzos de la de 1930, cuando creó y publicó sus más famosas composiciones, Blomberg era conocido como "precursor de la canción histórica de la República", ya que la mayoría de sus letras arqueológicas se refieren a personas y acontecimientos de la época en que Juan Manuel de Rosas gobernaba la provincia de Buenos Aires y era Canciller de la Confederación Argentina. Interpretadas y popularizadas en su momento por Ignacio Corsini, la mayoría de esas composiciones lamentablemente hoy no integran el repertorio más fatigado de la música ciudadana ("La Guitarrera de San Nicolás", "La Mazorquera de Monserrat", "La que murió en París", "Los Jazmines de San Ignacio", "Rosa morena", "Barrio viejo del 80"), con excepción del muy logrado valsecito "La pulpera de Santa Lucía" en el que, según los biógrafos, Blomberg habría volcado, además de sus investigaciones históricas, su propia pasión por el viaje y la aventura.
Como puede comprobarse en el mapa de la ciudad de Buenos Aires, numerosos barrios conservan el nombre de las parroquias formadas alrededor de los diferentes templos. Siguiendo estas antiguas denominaciones, Blomberg concibió una serie de historias relacionadas con mujeres que habrían vivido en esas parroquias, como una hermosa niña que en 1840 "cumplió quince años la primavera del año rojo de la ciudad", una artesana que atendía la quinta de San Benito de Palermo: "Fue la bordadora del viejo San Telmo la que vino al patio del Restaurador", una eximia contrapuntista de los alrededores de Plaza Mayo: "Guitarrera, guardé tu guitarra, porque nadie sus cuerdas jamás pulsará como tú las pulsabas, en las noches de San Nicolás" o la célebre rubia de ojos celestes que cantaba como una calandria, la tatarabuela de mi vecino, la pulpera de Santa Lucía.
Creada a partir de un oratorio del siglo XVIII, la parroquia de Santa Lucía se ubica actualmente en la esquina de Caseros y Martín García, en el barrio de Barracas (sede histórica, también, de la "Casa de los expósitos", que ocupa un lugar destacado en la historia de Álvaro Bustos). En las cercanías del templo había, hacia 1835 (el año en que que Deolinda Correa, intentando seguir las tropas de Quiroga, encontró la muerte por deshidratación y el año en que fueron prohibidas las corridas de toros en Buenos Aires) una pulpería atendida ¡por una mujer!
Marcos, mi vecino, insiste en que el nombre de esa pulpera fue Ramona Bustos, su antepasada. Edgardo Cozarinsky me escribe perentorias líneas en la que desmiente la hipótesis: la inspiradora de los versos de Héctor Pedro Blomberg fue Dionisia Miranda, dice su billete electrónico, en el que por otra parte me felicita por la lección "No volvieron los trompas de Rosas" (en lugar de la corrupta "No volvieron las tropas de Rosas"), que alude a los trompeteros que transcribían musicalmente las órdenes del campo de batalla.
Marquitos niega la refutación de Edgardo. "Tengo pruebas", me dice. Espero verlas. Mientras tanto, me recuerda que el poeta Miguel Ángel Bustos, recordado por Juan Gelman como uno de las víctimas de la última Dictadura, desciende de la misma rama familiar que él. Las referencias a la pulpera de Santa Lucía que hay en la obra de Gelman seguramente provienen de las historias que le contara su amigo, piensa Marcos.
Intrigado, le escribo a mi colega Miguel Dalmaroni, experto platense en la obra de Gelman, que me contesta: "Este modo de vérselas con la cultura a través de una exploración desregulada de la lengua tiene, naturalmente, un efecto creciente que podríamos calificar como político o, mejor, ideológico. Preguntas como las que se leen en versos de Gelman ("¿Y si Dios fuera una mujer? alguno dijo"; "¿era rubia la pulpera de santa lucía"?) son consecuencia de esa desregulación del idioma, es decir de una escritura que ignora el orden del mundo que se nos impone mediante el orden del discurso (es decir mediante el sentido común cultural)".

Blogolandia

Si no hubiera sido por Omar Genovese, que estaba de vacaciones y acaba de volver, ni me enteraba: " Las alternativas de la polémica [por el affaire Plata quemada] se siguen por Internet en el blog www.linkillo.blogspot.com. El blog es un diario personal donde se hacen comentarios y se intercambian experiencias entre varios participantes sobre diversos temas. En 2003, durante la guerra de Irak, algunos corresponsales popularizaron esta modalidad de comunicación para contar su versión personal del conflicto, la que repercutió, en varias ocasiones, en la prensa internacional", escribe hoy Susana Reinoso para La Nación.

Diario de un televidente

¿Por qué Mario Vázquez dejó American Idol? Ante el desconcierto de los fans y las declaraciones del cantante, surgen las teorías de por qué abandonó el reality show.



Todavía está fresco el asombro que causó el cantante de El Bronx Mario Vázquez cuando anunció este domingo que abandonaba American Idol. El cantante de Nueva York -que era uno de los favoritos- ha sido bombardeado por los medios para que confiese cuál es la verdadera razón de su renuncia.
La versión oficial de Vázquez es que se retiró para atender asuntos personales, pero sus fans han concebido tres teorías que han publicado en el sitio Web de American Idol. La primera dice que Vázquez no estaba de acuerdo con su contrato con el programa. La segunda teoría dice que el cantante tiene algún secreto y que decidió abandonar la competencia antes de que éste fuera revelado. Y la tercera es que Vázquez podría ser llamado a testificar en el juicio de Michael Jackson, ya que en 2001 participó en los coros de su canción
"Whatever Happens", que está en el álbum Invincible. Al respecto, Vázquez ha dicho que "ése fue uno de sus momentos de mayor orgullo", pero que no ha sido llamado a declarar. ¿Cuál será la correcta? Eso sólo Mario lo sabe.
(People)

Correspondencia

Ruth Benzacar invita a la inauguración de las muestras de
Liliana Porter y Leopoldo Estol
el miércoles 30 de marzo de 2005 a las 19 Hs
Lunes a viernes de 11:30 a 20.
Sábados de 10:30 a 13:30
www.ruthbenzacar.com

lunes, 28 de marzo de 2005

Galería


¿Por qué el capitán de la guardia romana, después de haber sobrevivido a la tortura sagitaria gracias a la intervención de ángeles y putti -tal como puede verse en esta representación de Rubens (1602-1603), que no se iba a perder semejante festival de carne atormentada- volvió a lo del emperador Diocleciano a reprocharle su conducta, sólo para recibir una segunda condena, ésta definitiva: fue apedreado hasta la lapidación (la misma suerte que habrían corrido algunas adúlteras africanas en nuestro tiempo, de no haber mediado la "opinión pública").
La caridad cristiana querrá leer allí la voluntad de poner la otra mejilla, pero esa interpretación repugna políticamente. ¿Fue la soberbia lo que condenó al mártir? ¿Después del comercio que tuvo con Dios, resultado del cual son estos diligentes paramédicos, se creyó inmune a los poderes del mundo? ¿Por qué volver a repetir un coming-out que tanto sufrimiento le produjo? Llamado desde el cielo por una mirada que lo constituye, ayudado en su recuperación por las caricias de estos enviados supraterrenales, que lo confirman como lo que es, un cuerpo marcado, ¿qué más quería Sebastiano?
La única lección posible para comprender la renuncia al nácar angélico y la aceptación de su papel ante la historia (de todo lo cual es indicio la posición de su cara, ya rendida) es imaginar las palabras que el santo llevó a los oídos del Estado y de las cuales la versión latina* es un pálido reflejo: "Ad hoc me Dominus resuscitare dignatus est, ut conveniam vos et redarguam vos de malis, quae Christi famulis irrogatis" ("Para esto el Señor tuvo la gracia de prorrogar mi vida: para que me presente ante vos y para reprenderte por los males que impones a los siervos de Cristo"). En la versión de la Legenda, Sebastián es un activista que vuelve para protestar por la violencia ejercida contra sus semejantes (una violencia biopolítica, un plan de exterminio). Para eso lo preparan los ángeles de Rubens y en eso lo convierten. Y las palabras del mártir al Estado no admiten doble interpretación. Sebastián es el primero en transformar el proceso de abyección y de vergüenza en orgullo, en principio de vida: he vuelto para volver a decirte que no. Y volveré cuantas veces sea necesario.

* Según Iacobus de Voragine. Legenda Aurea. De sancto Sebastiano.

Vote DesLímites

Vote DesLímites
(Fragmentos de un discurso panfletario)

Por Daniel Link
Jorge Luis Borges, que siempre sospechó de las ideas sencillas, hubiera amado, sin embargo, ésta. DesLímites, como un aleph borgeano, es el nombre de una utopía en la que todo cabe: la pampa, el Río de la Plata, los inmigrantes italianos que cambiaron la forma de hablar en Buenos Aires, los inmigrantes peruanos y bolivianos que piensan que en este país arruinado por la historia pueden, a pesar de todo, empezar una nueva vida, los proyectos de los grandes inversionistas, los sueños de las personas que sólo gustan de caminar de noche por la ciudad, el arte, el deporte, la política, la ciudad de Buenos Aires, la provincia de Buenos Aires, en fin, la vida entera. Porque DesLímites no es un proyecto para limpiar el Riachuelo. Tampoco es un proyecto urbanístico de esos que los estudiantes e investigadores de las facultades de Arquitectura perpetran para calmar las malas conciencias de los administradores del espacio público. DesLímites es un estilo de vida, una utopía política, el nombre (¿puede haber una idea más hermosa que des-limitar?) de la felicidad futura.
Y es tan sencilla la idea de DesLímites que no se entiende cómo alguien no la entiende y no entiende su necesidad. Hay en el centro del gigantesco conglomerado urbano en el que se ha convertido Buenos Aires (que va desde La Plata hasta Tigre, en la costa, y hasta Pilar y General Rodríguez, hacia el oeste) unas 10.000 hectáreas abandonadas y listas para ser utilizadas en la transformación (política, cultural, estética) que la Argentina necesita si no quiere desaparecer del concierto de naciones favorecidas por la mano de Dios. La cuenca del Riachuelo-Matanzas (que DesLímites elegantemente denomina El Valle del Riachuelo-Matanzas) ocupa el centro de ese conglomerado, atravesado por uno de los ríos más degradados del mundo, el Riachuelo. Como resto de escritura (como trazo de tinta sobre un mapa), DesLímites propone recuperar ese valle y transformarlo en lo que realmente es, el centro de Buenos Aires, un eje simbólico de articulación de la vida económica y cultural. El Valle del Riachuelo-Matanzas liga el campo y el agua, los puertos de ultramar y el aeropuerto internacional, los barrios y el centro, la provincia y la ciudad, los negocios y la vida cotidiana, las reservas ecológicas urbanas, los bosques y las fábricas, el pasado con el futuro, lo útil y lo bello (no hay que perder de vista que DesLímites reinvindica sobre todo una idea de belleza: por eso incluye en su programa todo el arte actual), el amor y el deseo.

Nadie podría discutir la necesidad de un transporte público eficiente (digamos: un tren) que una el centro comercial de Buenos Aires con su aeropuerto internacional. Nadie podría objetar la necesidad de apartar de uno de los mayores conglomerados urbanos del mundo las industrias petroquímicas que ponen en peligro la vida de sus habitantes. Ninguna persona en su sano juicio podría ignorar los beneficios que implicaría la recuperación del Riachuelo como vía de transporte y como espacio de recreo. Precisamente, DesLímites es un proyecto juicioso (siendo, como es, por otra parte, un proyecto desquiciado) y por eso es un proyecto irrefutable, en su totalidad y en cada una de sus partes.

Si alguien no lo ve así es por necedad política, rencor histórico o ceguera ante la escala del proyecto. Porque si DesLímites es un proyecto desquiciado es por su escala, de tal envergadura que pueden llegar a no verse sus alcances y sus consecuencias, y porque no hay manera de sectorizar (a diferencia del resto de transformaciones urbanas que hemos sufrido en los últimos años). DesLímites es un proyecto total: por eso es un estilo de vida y, hay que agregar, un estilo de vida mejor: el mejor estilo de vida. El valle del Riachuelo-Matanzas imaginado por DesLímites beneficiará a la provincia de Buenos Aires, a la ciudad de Buenos Aires, a los criollos viejos y a los nuevos inmigrantes, a los ricos y a los pobres, a los amantes del deporte y a los aficionados al arte, a los empresarios, a los políticos y a los trabajadores, a los niños y a los que gustan de las flaneries urbanas. Si alguien no lo ve así es por necedad política, rencor histórico o incapacidad de amar. De todos modos, estamos dispuestos a escucharlos: que alguien formule una intervención pública mejor que DesLímites y será considerada. Mientras tanto, DesLímites es el nombre del futuro.

Por eso a Borges (y también a Sarmiento, y también a Rodolfo Walsh, por diferentes razones) les hubiera encantado trabajar para DesLímites: se trata de fundar un mundo, con la certeza de que ese mundo será diferente (Borges), mejor (Walsh) y definitivo (Sarmiento).

domingo, 27 de marzo de 2005

Por amor al arte

Volvimos del campo después de un fin de semana sumamente familiar, pero por una vez pude disfrutar de ese clima arcaico, después del feliz agotamiento de la inolvidable fiesta de "Sábado de gloria" de la que veníamos. Hoy, domingo, fueron mis hijos y el novio de mi hija a arreglar la casita de huéspedes en la que mi hija asegura que va a instalarse regularmente a partir de ahora (cosa que nadie cree). Al volver a la ciudad (y a la banda ancha) me encontré con un escándalo de visitas en el blog y acusaciones de diverso tipo y tono en blogs amigos (y en otros desconocidos hasta ahora), que a su vez desencadenaron una catarata de correos electrónicos. El motivo de tantos dimes y diretes sigue siendo el affaire Plata quemada, a raiz de la respuesta de Gustavo Nielsen a los dichos de Ricardo Piglia.
Yo creo que mi posición sobre el asunto es clara desde hace mucho tiempo, pero como acá alguien pide explicaciones en nombre de "la credibilidad que tienen sus lectores en ellos", me atrevo a aburrir a "sus lectores" con un breve resumen:

* En 1997 yo trabajaba para una revista mensual de cultura, magazín literario. Cuando se entregó el Premio Planeta escribí: "El controvertido Premio Planeta fue entregado el 4 de noviembre pasado" y "Ricardo Piglia y el bochornoso cheque gigante que año a año entrega Planeta. Esas cosas no se hacen" (los subrayados son de ahora).
* En mayo de 1998 (la fecha no es un dato menor) publiqué "Carta desde Argentina" en la revista española Cuadernos Hispanoamericanos, 576 (Madrid), donde me referí al tema como un momento decisivo (un punto de inflexión) para la comprensión de la literatura argentina contemporánea.
* Una versión del artículo de 1998 cierra (con el título: "Apéndice: Literatura y Mercado") mi libro Cómo se lee y otras intervenciones críticas publicado en mayo de 2003 por editorial Norma.
* En este blog (y en el otro, donde publico los textos largos que aquí no caben) republiqué la noticia del fallo el 01.03, publiqué el fallo completo de la Cámara de Apelaciones que me mandó Santiago Llach el 02.03, reproduje el ridículo comunicado de prensa del grupo Planeta el 03.03, hice un comentario a los dichos de Piglia (y al comentario de Oliverio Coelho) el 15.03, reproduje un suelto sobre la última edición del Premio Planeta el 16.03 (después me enteré de que otros blogueros habían hablado ya sobre el asunto), reproduje el texto de Gustavo Nielsen que apareció en El Mercurio de Chile (y que Página/12 se había negado a publicar) el 23.03 y el mismo día conseguí que me mandaran y publiqué los principales testimonios del juicio (que me tomé el trabajo de editar) y una glosa de un texto de Fogwill previamente glosado por El Mercurio. El 25.03 recibí por correo una solicitada que me habían leído por teléfono y que acepté firmar incondicionalmente (aún cuando el texto no me satisfacía) y la publiqué sin hesitación alguna (pero con una modificación, que forma parte del dossier, naturalmente).

Me sigue pareciendo estúpido oponer a Nielsen (cuya perseverancia en este caso apruebo) y a Piglia (cuya debilidad en este caso lamenté). Hablemos de políticas culturales, no de culpas. Vuelve a tener razón Oliverio Coelho ("para abarcar la dimensión de los hechos, conviene separarse del aprecio que se le pueda tener a Piglia como escritor"), salvo en un punto: no creo que se trate de "hechos" (la política nunca es sólo una cuestión de "hechos" sino también de interpretaciones) y no hay "escena contradictoria" (al menos en lo que a mí se refiere). He seguido el affaire Plata quemada (¡desde el comienzo!) y he intentado con todos los medios a mi alcance estimular la discusión intelectual. Ahora bien, discutamos argumentos, no afectos. ¿Se entiende lo que digo?

La otra rama de los Bustos

Álvaro Bustos se dedica a la astrología sistemática como una forma (pienso yo) de ordenar de acuerdo con algún principio los padecimientos a los que tres generaciones de su familia fueron sometidas por el capricho de María Antonia Deolinda de Bustos, conocida como la Difunta Correa y, según el astrólogo profesional y arqueólogo aficionado que vive en mi edificio (le conozco otros pasatiempos que pasaré por escrito en cuanto tenga tiempo), su antepasada más famosa. Ese sino catastrófico provocado por la ira vengativa de una Palas tercermundista ha terminado por resultarme amenazante y a él vengo atribuyendo (sin ninguna razón, piensa S.) las catástrofes que últimamente se suceden en Montserrat, nuestro barrio.
El otro día, estaba yo en la puerta de calle, lidiando con la silla de ruedas que tenía que llevarle a mi mamá para su convalescencia, cuando apareció el radiante Marcos, que salía a la calle sin rumbo fijo, agobiado, me contó después, por el encierro en el que vive Álvaro, quien no sólo sale poco de su casa sino que rara vez está fuera de su estudio (donde atiende sus consultas o trabaja en sus esotéricos proyectos). Carezco, como se sabe, de toda forma de resistencia a la simpatía arrasadora de Marcos (he notado que lo mismo le sucede a la mayoría de las personas que con él se cruzan, con la excepción de S., que se burla de él cada vez que puede). Al verme, ofrecerse a ayudarme se unió en una sola frase a la manifestación de la alegría que le provocaba nuestro encuentro. Naturalmente, cuando le expliqué el accidente de mi mamá y el propósito de mi partida se ofreció a acompañarme, aclarándome el favor que yo le haría aceptando su compañía, con lo mucho que a él le gustaba el campo y lo bien que le caía a su cuerpo respirar aire fresco, sobre todo en un día vacío de compromisos laborales como aquél.
Cuando terminamos de acomodar la silla de ruedas en el baúl (operación no imposible, pero extremadamente complicada para una sola persona) ya habíamos arreglado los pormenores de la excursión. Quise volver a avisarle a S. el cambio de planes (tenía sesiones de fotos pactadas y que por eso no me acompañaba), porque sabía que no le iba a caer bien el improvisado picnic campestre en que se convertía mi visita terapéutica, pero después pensé que era infantil que me sintiera culpable, o en todo caso: era más inquietante que el hecho mismo de que estuviera llevándome (como después se me reprochó) a Marcos al campo.
Charlamos mucho. O mejor: Marcos habló mucho, interrumpido por mis carcajadas o mis gorgoreos de complicidad y de placer ante algunas de sus frases y mis incrédulos pedidos de aclaración en relación con otras.
Cuando llegamos, mi mamá, que estaba feliz con la visita, tardó cinco segundos en tratar a Marcos como uno más de sus hijos adoptivos. El día estuvo delicioso y Marcos me rogó que destapáramos la pileta para poder nadar un poco, cosa que hice porque de todos modos quería controlar los niveles de cloro y el índice de alcalinidad antes de que viniera el invierno.
Marcos nadó mientras yo ordenaba los asuntos de mi mamá y de la casa. Hablé con Remigia, la mujer que va a venir a hacerle la comida cada mediodía y con Jorge, su nuevo chofer y mandadero, quienes sumados a los servicios de Dante, el jardinero, completan la red de contención que me permitirá vivir durante los próximos veinte días, antes que todo vuelva a la normalidad.
El placer de Marcos en el agua (a cuyas caricias se entregó desnudo) parecía sacado de Azul profundo o, si se prefiere una referencia menos maricona, Crónica de un niño solo. Esta película viene a cuento sobre todo porque Marcos, como su "primo", fue también un niño sin familia. De su infancia y de su relación con Álvaro hablamos en el viaje de vuelta. Durante el viaje de ida hablamos de cosas menos comprometoras, como nuestros mutuos antepasados (algo que para mí constituye una obsesión desde hace un par de años).
Marcos también tenía una antepasada famosa, aunque de menor rango que la de Álvaro (a la que Marcos podría perfectamente haber aspirado, porque después de todo su apellido es también Bustos). A Marcos no le simpatizaba decirse descendiente de la Difunta Correa (cuyo poder teme, es decir, en cuya potencia vengadora cree a pie juntillas), y prefiere decirse descendiente de la mujer más linda del siglo XIX ("¿quién fue el gaucho que no la quería?", canturreó Marcos).
Ramona Bustos nació y se crió en lo que hoy es Barracas y era dueña de una clase de hermosura que no suele ser frecuente en las mujeres criollas (famosas ya entonces por su belleza): era rubia y cantaba bellamente. Era una mujer feliz (Marcos cuenta esto como si lo hubiera vivido, como si la estuviera viendo. Y lo entiendo, porque yo también, como casi todos mis compatriotas, hemos vivido con la pregnancia de esa imagen).
Hacia finales de 1840, uno de los años de represión política más sangrienta en la historia argentina del siglo XIX (el siglo XX se encargaría de demostrar que, al menos en eso, los argentinos podíamos batir nuestros propios récords), Ramona Bustos atendía un expendio de ramos generales, una tarea infrecuente para las mujeres de la época (en los censos de 1778 son 2/200, y 25/500 en los registros de 1825). Es probable que durante la guerra con Brasil (el tratado de paz se firmó en 1828) la leva consecuente haya dejado a un porcentaje mayor de mujeres al frente de los negocios de sus maridos, pero hacia 1840 la profesión seguía siendo predominantemente masculina.
Un día, un payador de las tropas de Lavalle le dijo que se fuera con él. Harta del autoritarismo de la Mazorca, ella preguntó: "¿a qué hora salimos?". "Al mediodía", le contestó él. Como iban hacia el Noroeste, una zona dominada por las montoneras de Quiroga, infranqueable sin la asistencia del ejército, ella pensó que podía llegar a visitar a los parientes que, sabía, tenía en algún lugar de la árida provincia de San Juan. "Eso fue lo segundo", dice Marcos. "Lo primero es que el payador le gustaba".
"Y así fue como dejó Buenos Aires mi abuelita célebre, una de las mujeres más lindas de sur de la ciudad, en la grupa del caballo de un payador lindísimo", cuenta Marcos. ¿Cómo no entender que, antes que decirse descendiente de la Difunta Correa, él prefiera decirse tataranieto (o algo así) de la pulpera de Santa Lucía?

Era rubia y sus ojos celestes
reflejaban la gloria del día
y cantaba como una calandria
la pulpera de Santa Lucía.

Era flor de la vieja parroquia
¿quién fue el gaucho que no la quería?
Los soldados de cuatro cuarteles
suspiraban en la pulpería.

Le cantó el payador mazorquero
con un dulce gemir de vihuelas.
En la reja que olía a jazmines
en el patio que olía a diamelas:

"Con el alma te quiero, pulpera
y algún día tendrás que ser mía",
mientras llenan las noches del barrio
las guitarras de Santa Lucía.

La llevó un payador de Lavalle
cuando el año cuarenta moría;
ya no alumbran sus ojos celestes
la parroquia de Santa Lucía.

No volvieron los trompas de Rosas
a cantarle vidalas y cielos;
en la reja de la pulpería
los jazmines lloraban de celos.

Y volvió el payador mazorquero
a cantar en el patio vacío
la doliente y postrer serenata
que llevábase el viento del río :

"¿Dónde estás con tus ojos celestes
oh pulpera que no fuiste mía?
¡Cómo lloran por ti las guitarras,
las guitarras de Santa Lucía!".

Museo del chisme

por Edgardo Cozarinsky

En sus excursiones sexuales por el norte de Africa, André Gide solía decir a los chicos con quienes se divertía: "Tú no tienes por qué saberlo pero en Francia soy un escritor muy conocido, aun famoso. Cuando conozcas a otros franceses, cuéntales que has estado conmigo para que vean que conoces a gente importante, para que te respeten". Impresionados, agradecidos, los chicos le pedían su nombre. El afable y calvo señor de lentes respondía invariablemente: François Mauriac.

Fuente: oral, Bernard Minoret, París, 1982.

Más en Museo del chisme.Buenos Aires, Emecé, 2005

Libros recibidos

Adrián País (Buenos Aires, 1964) me alcanzó su primera novela, estar en las nubes (Buenos Aires, ediciones del camino, 2005, 256 págs., ISBN 987.20701.2.1), un texto extraño que nos llega con el respaldo de Dieter Ingenschay, Presidente de la Asociación alemana de Hispanistas y que, además, aparece caracterizado en las últimas páginas como "una novela verdaderamente postargentina" (las palabras son de Rike Bolte). Hay que detenerse en esa frase, sobre todo por el énfasis que introduce verdaderamente. Tal vez así sea como hay que pensar parte de la literatura que hoy se produce, por lo menos en Argentina: una literatura postargentina (¿de la de Copi, alguna vez, pudo decirse lo mismo? No lo sé.) A lo mejor es verdad que vivimos una ilusión colectiva que nos impide ver las llamas de la combustión que, desde hace rato, devoró los restos de argentinidad que nos quedaban.
Adrián País vivió en Buenos Aires hasta 1985, cuando se trasladó a Madrid. De esa etapa de su vida le queda un acento madrileño inconfundible (que formaba parte de la primera versión de esta novela). Desde 1989 vive en Berlín, donde trabaja como traductor y profesor de español (peninsular, supongo yo). La novela de País es, por lo tanto, una
novela de país (en el mismo sentido en que podía hablarse antes de "novela familiar"): un país que, a lo mejor, dejó de existir sin que nos diéramos cuenta: está escrita en un formato que simula archivos de computadora. Cada una de sus partes sería una carpeta (ícono que aparece en la carátula). El índice adopta la apariencia de un explorador de archivos. Hay muchas direcciones de internet (resultados de buscas) y palabras como "Apocalypse", "Cefaleas", "Chemical Brothers", "humanoides". La novela (como Rayuela) puede leerse siguiendo un recorrido "hipertextual". La trama sucede en Berlín. ¿Una novela-blog? ¿Los blogs son la posargentinidad?

Revistas

El número 3 de riel. revista de investigaciones y estudios literarios (rosario: febrero 2005) propone otra versión de Argentina: está integramente dedicado a Roberto Fontanarrosa. De hecho, la caráctula reza "2.1. segundo informe. literatura local: fontanarrosa, narrativa". Se trata de un intento (que no se entiendo cómo se ha demorado hasta ahora) de leer seriamente la obra de Roberto Fontanarrosa, uno de nuestros mejores escritores. El diseño de la revista es algo caótico, pero vale la pena sobreponerse a ese defecto menor. De Fontanarrosa podría decirse que inventó un "mundo", la contracara exacta del "mundo proustiano" (haber conseguido reproducir la noción de mundo no es algo de lo que cualquier escritor pueda jactarse, independientemente de la comodidad que uno pueda sentir respecto del universo inventado). La intervenciones de la revista se agrupan en dos módulos ("Literatura popular, cultura del entretenimiento", "Modos de la eficacia"), una Introducción ("Sistema y mundo", precisamente), un apéndice (íntegramente dedicado al texto "Palabras iniciales") y dos entrevistas (una al propio Fontanarrosa y otra a Daniel Divinsky, su editor). Hay, también, "opiniones" (Elvio Gandolfo compara la situación de Fontanarrosa con la de Aira, y no se equivoca).

sábado, 26 de marzo de 2005

Hermann Melville

por Jorge Luis Borges

Hay escritores cuya obra no se parece a lo que sabemos de su destino; tal no es el caso de Hermann Melville, que padeció rigores y soledades que serían la arcilla de los símbolos de sus alegorías. Nació en New York en 1819. Vástago de una gran familia venida a menos, de severa tradición calvinista, perdió a su padre a los trece años. A los diecinueve emprendió la primera de sus largas navegaciones; fue como marinero a Liverpool. En 1841 se alistó en una ballenera que zarpó de Nantucket. El capitán era muy duro con su gente; Melville desertó en una de las islas del Pacífico. Los isleños, que eran caníbales, lo acogieron. Cien días y cien noches pasaron y lo rescató una nave australiana. A bordo de esa nave, Melville capitaneó un motín. Hacia 1845 volvería a New York.

sigue acá.

Cursilería

UBA : Centro Cultural Ricardo Rojas

Area: Cultura
Curso "Periodismo Policial: El cronista como detective".

Por Mayra Leciñana*

El curso está organizado en torno a la lectura y análisis de un corpus representativo de ejemplos del periodismo gráfico denominado "prensa amarilla" -en su vertiente paradigmática: el policial-, puestos en relación con textos teóricos, de acuerdo a los ejes temáticos propuestos en el programa. Se intenta hacer un recorrido crítico por los terrenos polémicos del género, indagando la localización y "construcción" de su "diferencia": adscripción al espacio de "lo popular" (por contenidos y lectores modelo), y su consecuente expulsión del "periodismo serio". A partir
de las conceptualizaciones planteadas y debatidas en el transcurso de las clases, se propicia que se postulen nuevas formulaciones éticas y reinscripciones menos mercantilistas de este género discursivo.

*Periodista de Crónica desde 1986 a la actualidad.
Egresada del Instituto Nacional de Cinematografía (CERC).
Licenciada en Letras (UBA).
Forma parte del Proyecto H-335 "Las figuras de lo Otro: Sujeto, Género y Multiculturalismo" (Facultad de filosofía-Universidad Nacional de La Plata).


Informes e inscripción: Corrientes 2038. Teléfono: 4954-5521/23/24
Frecuencia y duración: 1 clase semanal de dos horas.
Total 8 clases.
Jueves de 18 a 20 horas, en sede Bulnes 295

viernes, 25 de marzo de 2005

Blogolandia

En este nuevo blog se revelan anécdotas ¡contadas por Edgardo Cozarinsky! Así, qué gracia. Mantendremos silencio sobre quién administra ese blog chismográfico hasta que pasemos a la confrontación lisa y llana.

Correspondencia

ACUSADO DE SER RICARDO PIGLIA

Con cuarenta años de presencia en la literatura argentina, con la producción de una obra cuya solidez no está en discusión, con una decidida intervención en los debates cruciales de la cultura y una activa presencia intelectual en tiempos difíciles de la historia argentina, Ricardo Piglia es objeto de una campaña de difamación que empezó en 1997, cuando la decisión unánime de un jurado compuesto por los escritores Mario Benedetti, Maria Esther de Miguel, Tomás Eloy Martínez [, Guillermo Schavelzon] y Augusto Roa Bastos le otorgó el Premio Planeta a su novela Plata Quemada.
Porque el silencio favorece esta campaña que no merece, decimos que la infundada acusación contra la probidad de Ricardo Piglia responde a una sola causa: se lo acusa de ser quien es en nuestra literatura, en la cultura nacional y en el plano internacional y académico.
Como ciudadanos, como colegas y como amigos, expresamos nuestra solidaridad con Ricardo Piglia.

Firman:
Carlos Altamirano; Cristina Banegas; Osvaldo Bayer; Arnaldo Calveyra; Arturo Carrera; Tito Cossa; Washington Cucurto; León Ferrari; Aníbal Ford; Gerardo Gandini; Germán García; Daniel García Helder; Norberto Gómez; Horacio González; Flora Guzmán; Emilio de Ipola; Roberto Jacoby; Leónidas Lamborghini; Daniel Link; José L. Mangieri; Juan Molina y Vedia; Federico Monjeau; Luis Felipe Noé; Alan Pauls; Nicolás Peyceré; Alfredo Prior; Roberto Raschella; Juan C. Romero; León Rozitchner; Guillermo Saavedra; Juan José Saer; José Sazbón; Daniel Samoilovich; Horacio Tarcus; Osvaldo Tcherkaski; Vivi Tellas; Héctor Tizón.

Siguen las firmas.

Adhesiones acá.

jueves, 24 de marzo de 2005

Inteligencia animal

Los vómitos de Tita Merello fueron el resultado de una ingesta previa: la tarada se había comido el piolín completo del envoltorio de dos pizzas. O sea: bulímica perdida.

Blogolandia

Acá, el texto de una solicitada de repudio al obispo Baseotto (a la que, naturalmente, adhiero).

Leyendo a Borges sentado en el brazo del sillón

Si bien la clasificación que se propone es bien tradicional, acá hay un completo repertorio de figuras retóricas (con definiciones bastante sólidas y ejemplos). Llegamos allí gracias a Guía de Letras.

Trastornos alimentarios

Al volver de la quinta (con una compañía inesperada con la cual mantuve una conversación cuyos pormenores no sé cuándo podré ordenar) me encontré con un panorama desolador: el trastorno alimenticio que sufre Tita Merello se había transformado en un sucesión de vómitos después de cada comida. Obviamente lo poco que de fuerzas me quedaba lo destiné al análisis, pronóstico e intento de resolución del problema (tampoco tengo ganas de pormenorizar sobre esto). Pero no quería irme a dormir sin dejar registro del importante encuentro, la noche del lunes pasado, entre Volker Schlöndorff y uno de nuestros más importantes cineastas en la más bella casa que yo conozca en Villa Crespo. Fueron testigos de la conversación (divertida a mares, pero sobre la que tampoco tengo ánimos para pormenorizar) una de nuestras mejores poetas, la más bella damita de nuestra sociedad y, naturalmente, la pareja dueña de casa. La visita (no oficial) de Volker obedece a razones sentimentales.

miércoles, 23 de marzo de 2005

El proceso

En su "Comentario" al affaire Plata quemada, Fogwill reconoce que "Piglia es uno de los veinte mejores escritores vivos de la Argentina: es decir, tiene esas excepcionales condiciones poéticas y narrativas que se manifiestan en apenas uno de cada dos millones de ciudadanos". Lo que no le impide señalar que, a la hora de polemizar, "elige siempre tan mal a su enemigo como a la manera de enfrentarlo".
"Piglia", dice Fogwill, "acaba de ser condenado por la justicia en un proceso que habría podido eludir diciendo la verdad y cargando las culpas en su agente, que fue quien lo involucró en la causa. Pero entre la verdad y la fidelidad hacia quien maneja sus intereses literarios, optó por esta última. En su artículo publicado en Pagina/12 del 13 de marzo de 2005 manifiesta descreer en la justicia, y, en eso, coincidimos plenamente. Pero en cambio, él simula creer en la justicia de las justas literarias".
Si hay algo que Fogwill le reprocha al texto de Piglia es el tratamiento de los nombres de los implicados: que no nombre a Nielsen sino que lo sustituya por un arquetípico Daneri pero también que cuando menciona los jurados del Premio Planeta se olvide del más crápula de todos: "
No sé qué pensarán mis abogados", escribe Fogwill, "pero yo lo nombraré: en el jurado, junto a Maria Esther de Miguel, Augusto Roa Bastos, Tomás Eloy Martínez y Mario Benedetti, que Piglia menciona, figuraba como presidente Guillermo Schavelzon, funcionario de la editorial auspiciante y agente literario del autor. Este nombre, y no el del imaginario Carlos Argentino Daneri, debió ser el eje de la rendición de cuentas de Piglia en Pagina/12. Su participación es tan plausible, como lo prueba su despido de la editorial ante la primera denuncia pública del fraude. Piglia lo oculta, y en ese texto en que se burla de la justicia, simula creer en el valor de los fallos de este tipo de comitivas que sólo toman contacto con una breve selección de finalistas, y deben debatir sus pareceres con un miembro que a la vez es gerente de la empresa que los remunera y se hace cargo de sus viajes y viáticos".
Para Fogwill, Piglia "se involucró en un proceso, que, aún después de concluido, sigue damnificándolo".

Fragmentos del "Comentario" antes glosado fueron publicados en El Mercurio de Santiago de Chile.

Correspondencia

por Gustavo Nielsen

Publicado en Revista de Libros de El Mercurio (Santiago de Chile: 11 de marzo de 2005)

(Segun Nielsen, en la semana anterior, Pagina/12 declinó la posiblidad de difundirla por tratarse de un caso cerrado)

Soy el ganador del juicio a Editorial Planeta, Schaveltzon y Piglia por el Concurso de Novela Planeta 1997. La Cámara, como es de público conocimiento, entendió que dicho concurso estaba viciado por falta de transparencia y de buena fe, y condenó a los tres demandados a pagarme una cifra de dinero por chance perdida y otra por daños y perjuicios.
No tengo nada personal contra Piglia o Schaveltzon, a quienes conocí personalmente durante el juicio. Al momento del pleito, había leído solamente Respiración artificial: lo considero un gran libro.
Tampoco tengo nada personal contra la Editorial Planeta, ni la gente que la conforma. Me consta que [Alberto] Díaz y Nacho Iraola son grandes personas. Publiqué mi primera novela en ese sello, recuerdo que todo el personal que en ese momento era parte de la editorial fue muy amable conmigo. El motivo que me llevó a emprender el juicio es otro: la búsqueda de transparencia en los concursos literarios.
Como escritor, surgí de un concurso literario. Como escritor, sigo dependiendo de los concursos literarios, el único instante de la literatura argentina en el que se puede encontrar una recompensa monetaria. Esta situación le ocurre a casi la totalidad de los escritores, que muchas veces se ven confinados a trabajar de noteros, críticos, talleristas o lectores de editoriales para poder mantener a sus familias.
Sigo participando y creyendo en los concursos como el primer día. Corrijo mis libros y hago las fotocopias y los anillados con la misma fe del primer día. Los entrego con esa misma fe. Y considero que esto es una suerte, no una condena o un pecado de ingenuidad.
Del "Concurso Planeta 1997" participaron 264 escritores. Estaba contento por haber quedado entre los diez finalistas con mi novela El amor enfermo, que después de dos años se terminó publicando en Alfaguara. Ganó un libro, Plata quemada, que estaba comprometido con uno de los sellos del Grupo Editorial que organizaba el concurso. El dato no es menor, y fue denunciado oportunamente por la revista Tres Puntos y por RadarLibros. La periodista Claudia Acuña, autora de la investigación inicial, sostuvo sus verdades con decisión durante su testimonio judicial.
Mi abogado se llama Gabriel Len. Tiene mi edad, poco más de cuarenta años. Es un profesional que se desempeña con honestidad y valentía. También es mi amigo. Durante siete años trabajamos juntos en el juicio. Codo a codo, como se dice en la calle. Fui a todas las audiencias. Escuché mentiras y verdades, suposiciones y contradicciones. Vi cómo huían de mí los otros escritores, como si yo pudiera contagiarlos de viruela. Vi temblar a unos cuantos boxeadores de las letras, a los que había equivocadamente considerado como la imagen misma de la anticorrupción. Los vi vencidos en su afán de venderle la obra al Gran Mercado.
No los juzgo: los contendientes eran importantes. Para colmo, tres. Tampoco me quejo: me la busqué. La única contención verdadera y desinteresada proveniente del medio, me la dieron los escritores Rodolfo Fogwill, Carlos Chernov, Elvio Gandolfo, Jorge Accame, Elena Bossi, Edgardo González Amer, Damián Tabarosky y Ana María Shua. La contención tuvo a veces la forma de un viaje a Cariló, un asado, una paella, un discurso contra las instituciones, una ensalada de tomates, una receta de Lexotaniles, un abrazo, un consejo, unos vinitos, un partido de ping pong.
También me apoyaron mi mamá, doña Josefina Scellatto, de oficio poeta; mi hermana Machi; mi sobrina Sofi; mi socia, la arquitecta Viviana Miglioli y una buena compañera que tuve que se llama Lorena Boldt, diseñadora gráfica y fotógrafa, que se bancó gran parte de las levantadas temprano para ir a Tribunales.
También me apoyó la editorial Alfaguara, publicándome, soportándome, y haciéndome creer en todo momento que no sabían que yo andaba (y ando) sin otras opciones editoriales, como si fuera un escritor que pudiera pasarme a otro sello simplemente por pura especulación de mercado. Nunca me hicieron sentir que estaba solo; nunca se aprovecharon del monopolio que yo mismo había fabricado. Si no fuera por Alfaguara, y especialmente por su director Fernando Esteves -el uruguayo más tozudo que conozco- no habría podido publicar nada.
Escribo esta carta para agradecer a mis lectores, a todas las personas que creyeron en el juicio, a todos los que creen que los concursos deben ser transparentes, a mi abogado el doctor Len y al doctor Marcelo San Martín, que hicieron que este resultado fuera posible. Y para decirles a los escritores que empiezan: sigan concursando. Esta fue la excepción, no la norma. Lo sé. Hice un juicio para exigir respeto por las ilusiones. Ojalá la lucha sirva para que la gente conozca a los otros finalistas de este premio mal otorgado de 1997, que aún tengan sus libros sin publicar. Otros que también creyeron que estaba todo bien y terminaron participando involuntariamente del marketing de un objeto vendido.
A esas personas que "perdieron" conmigo en el concurso cuestionado, que este justo fallo reivindica, les deseo una pronta publicación y les mando mi abrazo.

*Gustavo Nielsen es arquitecto y escritor. Su último libro es Auschwitz.

Irresistible

Ni la muerte del Papa podía opacar este placer: "Un juez ordenó a Ibarra cerrar el casino flotante. Lo denunció penalmente por abuso de autoridad. 'El convenio no solo ha «blanqueado» la escandalosa e irregular instalación del casino flotante, sino que también ha operado «legalizando» la maniobra de inversión de su rentabilidad por la que los operadores privados no sólo son aceptados sino que, además, ganan en la jurisdicción de la Ciudad de Buenos Aires lo que no ganan en un ningún país del orbe', afirmó el juez". (La Nación)

Fieras

Anoche comimos con B., para festejar su cumpleaños. Como justo ayer llegó S. desde Berlín, y tiene que renovar su DNI, se quedó a dormir en casa para no tener tanto viaje. Esta mañana, cuando se fue, la acompañé hasta la esquina y, volviendo, me topé con Ben, el encargado del Bar Mágico. Lo saludé amablemente y aproveché para contarle que Tita Merello, después de la cacería que terminó con una de sus palomas, había entrado en un cono de sombra o en un brote psicótico. "No es la única", me contestó, sombrío. E inmediatamente me preguntó: "¿No vio lo de los perros de la cuadra?". Como yo no estaba enterado de nada, me dijo que varios de los perros habían también sido presa del delirio y habían perdido su cordura. Había intervenido incluso el departamento sanitario correspondiente, temeroso de que se tratara de un brote de rabia. Pero no: era un trastorno mental lo que estaba afectando a los perros que, antes cariñosos, ahora se volvían contra sus dueños. Algunos somatizaban y habían desarrollado enfermedades extrañísimas, me dijo. "¡Es verdad!", le contesté, acordándome de lo que me había contado S. cuando fue a la veterinaria. "¿Y las palomas?", le pregunté. "Atontadas", me dijo. Como si tuvieran miedo. Ahora me tengo que ir corriendo a la quinta a ver cómo sigue mi mamá y a hacerle las compras. Llevo una silla de ruedas que tenía S. herrumbrada en la baulera. Llevo también a Tita, para que se distraiga un poco jugando con Mía. Se me van los días en estos menesteres, y no consigo adelantar las cosas pendientes.

Blogolandia

Epigmenio León, libre por falta de pruebas. Luego de casi cinco meses de permanecer en prisión, el escritor y promotor cultural Epigmenio León, acusado de robo agravado, fue puesto en libertad la noche del martes por falta de pruebas. (La Jornada)

Diario de un televidente

Ya sabemos que los días de Mario Vázquez están contados en American Idol, y eso por su incapacidad para potenciar su costado latino y la traición a la comunidad. Peor para él, que se quedará sin el libro de recortes que le estábamos armando. Afortunadamente, nuestras esperanzas están puestas desde hace rato en Nadia Turner, que es muy linda, canta muy bien y está un poco loca.

martes, 22 de marzo de 2005

Blogolandia

Leemos en La pecera del tiburón:

Pasemos a cosas más de la chingada. Me acabo de enterar por medio de leer el blog del morcillo y platicar con Jay de la injusta detención de G.Sifuentes y Epigmenio León mejor conocido como nicomenicus. La causa a todas luces es otra mas de las fabulosas injusticias que pueden cometer policías de cualquier lugar de México sólo por tener un uniforme, una pistola y una placa, que no vale ni un centavo. En lugar de atacar a los criminales es mas fácil fabricar unos y desmadrar por completo la vida de 2 compadres que la neta se ganan la vida honestamente NO MAMEN.
Conozco a Gerardo Sifuentes y sé que no es un ladron y creo que todos los que lo conozcan coincidirán conmigo que podrá ser borracho como muchos lo somos, pero eso que yo sepa en México no es Delito, me molesta mucho que 2 personas estén ahorita en el Reclusorio pagando por supuestos delitos que NO cometieron y que la justicia mexicana se comporte así. A esos 2 policías que les sembraron los cristales, vayan y chinguen a su putísima madre. Yo solo espero que esto dentro de unos días sea recordado como una anecdota mas para el Gerardo y Nicoménicus y que no se alarge, no puede ser tan injusta la justicia.
Y otra prueba más de que en México la pinche corrupción sí existe y el que no la quiera ver, está muy pendejo.

(La noticia no es nueva, pero la publico sobre todo para Oliverio Coelho, que descubrió al fragoroso Nicoménicus, y porque nos permite saber algo más del dueño del blog mejor escrito en castellano)