Cosas como ésta hacen que extrañe poco la pedagogía. ¡Cuánta exigencia! ¡Y qué difícil no caer en el ridículo!... Por suerte mis (ex)alumnos (aún los que no saben colocar un hipervínculo ni conseguirse una noviecita "pequeña y agradable, que gorjee como los pájaros") me ponen a la altura del Padre, de Hegel, y de las hijas de Hegel.
Giuseppe Ungaretti, El puerto sepultado
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*El puerto sepultado*
Mariano, 29 de junio de 1916
Acá llega el poeta
y después vuelve a la luz con sus cantos
y los dispersa
De esta poesía
...
Hace 4 días.
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