jueves, 30 de abril de 2009

Correspondencia: Los fantasmas de mayo



LOS FANTASMAS DE MAYO: BELLATIN Y LINK

Narrativa

Relato + fotografía: Los fantasmas del masajista, de Mario Bellatin.

Objeto extraño, multifacético, Los fantasmas del masajista es un relato que explora la relación entre cuerpo y mente, acercándonos primero un relato, luego una serie de fotografías que vuelven a contar la historia inicial, dotando de imagen aquello que antes era sólo discurso.

Los límites del cuerpo, su destino después de la muerte, el sentido de cada existencia, atraviesan una narración intensa y lacónica, que al final vuelve a comenzar pero esta vez con fotografías, suerte de fantasmas de una escritura infinita, que desafían lo escrito, dislocan con cada encuadre y extreman la ficción.

El Bellatin más experimental en dos facetas complementarias.

96 págs.
ISBN 978-987-24830-6-7
14 x 19,5 cm

En una de sus visitas a una clínica de São Paulo especializada en el tratamiento de personas a las que les falta algún miembro, el narrador conoce la historia de su terapeuta y de su madre, una famosa declamadora que ve precipitarse el final de su carrera debido a una elección desacertada en su repertorio: una canción de Chico Buarque llena de matices que la desconciertan y que termina por lanzarla al vacío. Bellatin construye un relato estremecedor y de belleza perturbadora acerca de los fantasmas del cuerpo y de la mente.

Biografía

MARIO BELLATIN nació en México en 1960. Inició su carrera de escritor en Perú, con la publicación de Mujeres de sal (1986) y desde entonces ha publicado más de una decena de novelas; algunas de ellas han sido traducidas al inglés, francés, alemán, italiano, portugués y rumano. Entre sus títulos más conocidos se encuentran: Efecto invernadero (1992), Canon perpetuo (1993), Salón de belleza (1994), El jardín de la señora Murakami (2000), Shiki Nagaoka: una nariz de ficción (2001), La escuela del dolor humano de Sechuán (2001), Jacobo el mutante (2002), Flores (2002), Perros héroes (2003), Lecciones para una liebre muerta (2005) y El Gran Vidrio (2007). En 2001 fundó la Escuela Dinámica de Escritores, un proyecto que, paradójicamente, surge a partir de la idea de que no se puede enseñar a escribir.

Ensayo

Teoría: Fantasmas. Imaginación y sociedad, de Daniel Link.

Fantasmas. Imaginación y sociedad continúa la ya sólida carrera ensayística de Daniel Link, cuya lúcida mirada incorpora categorías tradicionalmente ignoradas por la crítica para proponer un recorrido innovador de la literatura universal.

Fantasmas, figuras difíciles de asir, recorren este libro en el que se elabora el concepto de imaginación literaria.

Una audaz teoría que señala a su autor como uno de los pensadores más importantes de los estudios culturales latinoamericanos.



448 págs.
ISBN 987-24830-5-0
14 x 22 cm.

Daniel Link se ocupa en estos textos de una de las categorías menos exploradas por la crítica en torno a los movimientos estéticos del siglo xx: la imaginación. Qué entender por imaginación literaria es algo que “permanece más o menos en el misterio (o en una deliberada confusión romántica)”, lo cual resulta paradójico tratándose de “un período que hizo precisamente de la imaginación uno de sus signos”. A través de recorridos por textos literarios, imágenes y películas, Link traza aquí un mapa de imaginarios (o formas de la imaginación) e intenta definir las unidades de una fantasmagoría. Así, el adentro (la familia) y el exterior (la ciudad como intemperie), hombres, mujeres, infancia, niños y niñas son examinados como figuras fantasmáticas, dueñas de una potencia que es “pura potencia del ser (o del no ser), nunca un límite, siempre un umbral”. Una audaz teoría de la imaginación que señala a su autor como uno de los pensadores más importantes de la ensayística latinoamericana.

Biografía

DANIEL LINK nació en la ciudad de Buenos Aires en 1959. Es escritor, crítico literario y profesor universitario. Ha dirigido suplementos culturales y revistas literarias, entre ellos, RadarLibros y Magazine Literario. En ficción ha publicado Los años 90 (2001), La ansiedad (2004), Montserrat (2006) y el libro de relatos La mafia rusa (2008). En poesía, La clausura de febrero y otros poemas malos (2000). En 2007 estrenó su obra de teatro El amor en los tiempos del dengue. Parte de su obra ensayística está compilada en los libros La chancha con cadenas (1994); Cómo se lee (2003); Clases. Literatura y disidencia (2005) y Leyenda. Literatura argentina: cuatro cortes (2006). Fantasmas. Imaginación y sociedad y Clases... son parte de una trilogía. Asimismo, ha editado y compilado El violento oficio de escribir (1995) y Ese hombre y otros papeles personales (2007), ambos de Rodolfo Walsh. Actualmente trabaja en un libro que lleva por título La lógica de Copi.

Prensa
Ana Mazzoni
Eterna Cadencia Editora
Honduras 5574 CP C1414BND Capital Federal Argentina
Tel: +5411 4802-3300
amazzoni@eternacadencia.com.ar
www.eternacadencia.com

Cómo vivir juntos

Desde el pseudo Mossad me contestan. Y como si fuera poco, me invitan a adscribirme a la CIA.

miércoles, 29 de abril de 2009

Manual de procedimientos

Nunca serán suficientes las horas que dediquemos a reflexionar sobre el problema de administrar un blog, es decir: sobre el problema de los modos de existencia de la palabra escrita en sociedades que, como las nuestras, han optado por esta nueva forma de la totalidad (rasgada, arañada, atravesada por contradicciones y, finalmente, arruinada): la colección de apophthegmata. ¿Será que un blog "es como reinventar la prensa en clave de exhibicionismo"? Sobre lo segundo ya he expresado mis reparos, pero me gusta la primera parte de la definición porque convoca la dimensión pública de la escritura.
Ahora bien, ¿qué hacer con los comentarios? ¿Por qué se comenta lo que otro ha escrito? A veces el comentario (el comentarista) agrega sentido a lo que hemos puesto en negro sobre blanco (para usar una metáfora anacrónica). Pero cuando eso no sucede, cuando el comentario sólo responde a un impulso expresivo: "yo leí", "hablo", ¿hay que publicarlo?
He optado, casi siempre, por la publicación de los comentarios porque me parece que "hablo" arrastra consigo el rumor de un cierto deseo (de un cierto terror) que, todavía, nos constituye: el terror a la desaparición, el deseo de existencia. El comentarismo es cosa fantasmática.
¿Me gustan los comentarios que recibo? Los preferiría menos violentos, menos entregado a la lógica guerrera y destructiva, menos odiosos. ¿Por qué hay odio? Nunca publico los comentarios más odiosos (son, invariablemente, los que establecen comparaciones cuyos términos se me escapan), porque me hubieran obligado a una respuesta, es decir: a (mal)gastar el poco tiempo de vida que me queda, me hubieran obligado a sostener un diálogo imposible que ninguna escuela peripatética habría jamás consentido. Los otros, quedan. Y quedan como testimonio de que hay deseo, terror, odio y, a veces, amor. Es necesario brindar testimonio de esas cosas aunque, en el fondo, nos perturben.
Leo un comentario: comienza argumentando bien, desarrolla una hipótesis, sostiene un hilo de discurso. Hacia el final, se precipita en la injuria más torpe ("es que no se le para") que no hace sino desbaratar todo lo previo y nos devuelve a la brutalidad del mundo.
Mis amigos se oponen al comentario anónimo. Yo objeto esa oposición diciendo que la seudonimia es una forma de anonimato. Me responden que, de todos modos, la seudonimia obliga al que escribe ("Linkillo" es un seudónimo) a alguna clase de coherencia. Incluso, operativamente, facilita la conversación: si uno tiene que dirigirse a "alguien" puede hacerlo diciendo Bugs Bunny, o Darth Vader (lo que se quiera) y no "Anónimo de las 13.15". En fin, sea... ¿Pero no sería ese control identitario (al que se llegará irremediablemente) una negación de toda la teoría que nos alimenta? ¿No nos pondría en el lugar aterrador de la policía del discurso?
Los comentaristas que escriben "cara de pene" son como niños traviesos y un poco descerebrados que ejercen su derecho al rin-raje y, como tales, los toleramos y, aún, los festejamos. ¡Pero que sombríos son esos que levantan su dedo admonitorio para decirnos sobre qué debemos o no escribir, sobre qué tenemos competencia o no para escribir, sobre qué se nos permitirá reflexionar y sobre qué no! Son los aduaneros del concepto, los terroristas (el terror es siempre estatal) de la esfera pública. Son, además, curiosamente, los que no leen, los que no han leído, los que guardan como piedritas del resentimiento que amasan en sus bocas tartamudas una frase suelta, un párrafo mal digerido. Guardan las piedras para poder tirárnoslas por la cabeza cuando no aguanten más la proliferación de sentido. ¿Qué hacer?
Yo preferiría los comentarios firmados, pero no estoy dispuesto a sostener una campaña en esa dirección. Yo prefiero los comentarios que agregan sentido, pero no censuraré salvo los que me obliguen a respuestas que no tengo ganas de sentarme a escribir. Yo quisiera que los comentaristas leyeran antes de dictaminar, condenar, ajusticiar. El mundo tiene ya demasiados veredictos en su historia: Wovon man nich sprechen kann, darüber muss man schweigen.

martes, 28 de abril de 2009

Invitación

Store

A pedido del público, acá vendemos merchandising:




lunes, 27 de abril de 2009

Dicen que...

"F: ¿Quién escribió esto? ¿Carnevale?

Q: No, Daniel Link. Es de un libro que acaba de aparecer, Fantasmas. Imaginación y sociedad, Editorial Eterna Cadencia (que tuvo la gentileza de obsequiárnoslo). Link no sabe nada de cine y a veces pienso que habla porque el aire es libre."

Acá, sigue el diálogo de Fofó y miliQui.




sábado, 25 de abril de 2009

¿Guat pass?

por Daniel Link para Ñ. Revista de cultura

Chateo con mi
hacker amiga, de quien sospecho que es una agente del Mossad muy encubierta. Aparece, como siempre, con su máscara de erotómana de fuste que vive en estado de exaltación maníaca y que, como una Odette futurista, hiere su propio discurso con incrustaciones de locuciones en inglés ("tweets", "trolls" y otras aberraciones de lenguaje que despiertan mis sentimientos de viejo y, sobre todo, de asesino). Le digo "cáiate, cáiate, que me desesperas" y trato de obligarla a que conteste mis preguntas sobre nuevas tecnologías de la comunicación y la información, porque si bien este informe desarrollará un punto de vista muy subjetivo, no quiero quedar al margen de las corrientes principales del pensamiento más actual.
Conclusiones de esta cháchara virtual: tal vez por la situación de guerra (o de crisis) que nos paraliza, o tal vez (sospecho yo) por una crisis de imaginación mucho más profunda, no hay nada nuevo en Internet, salvo las detestadas "comunidades" y "redes sociales", lo que se conoce como "Web 2.0" (y, de todos modos, la Odette espía ha sentenciado: "Facebook ya fue"). Hay temporalidades, ya se sabe: procesos de aceleración y de frenado, cambios de andariveles temporales, esperas apocalípticas, llamadas mesiánicas, finales de la historia, rupturas radicales con el pasado y también presentes contínuos. De pronto, parece, el alucinado mundito de la tecnología ha alcanzado una meseta, no sé si de desarrollo, en todo caso, de invención, la última de las cuales (pienso, estoy seguro) fue la bitácora en línea, equivalente de los viejos cuadernos azules y marrones en los que los escritores del pasado (filósofos, poetas) anotaban sus ocurrencias para dejarlas madurar (o pudrirse, o desaparecer en un pliegue de discurso).
Beatriz Sarlo, de quien no puede sospecharse condescendencia alguna (¡ni dormida!) para con ninguna moda, acaba de publicar un libro,
La ciudad vista que, sabemos, pasó antes por la forma blog. Un blog secreto, habría que agregar, porque, contra lo que muchos atolondrados piensan, el blog no es necesariamente un dispositivo de exhibición y puede ser totalmente público, de acceso restringido a pequeñas comunidades de amigos, o privado (sólo para uno). Lo que en un blog se juega no es del orden de la seducción sino del orden de la inscripción: se trata, siempre, de un asunto de escritura y, por eso mismo, de mucho más que la mera transcodificación del discurso o la sola publicidad de lo que se ha pensado: un camino, una herida, una interrogación radical de la propia existencia.
"Yo" administro un blog. No lo tengo (sospecho que el formulario de contrato que alguna vez firmé tildando un casillero sin leer nada de lo que estaba aceptando era bien explícito en relación con derechos de propiedad y cosas semejantes), no es "mío". Y el blog que administro ha funcionado siempre (
para mí) como una bitácora personal de trabajo (de escritura). No todas las entradas del blog que administro, "Linkillo (cosas mías)", llevan mi firma y seguramente la mayoría de ellas no son interesantes para ninguna otra persona que no sea ese extraño personaje que "yo" es.
Las primeras entradas de "Linkillo" son de julio de 2003 (seis años, ya: cómo pasa el tiempo y seguimos hablando de lo mismo). Mis primeras armas en la publicación en línea tuvieron entonces como objeto una serie de poemas más o menos japoneses que se agruparon bajo el título de
Campo intelectual y otros poemas. Con un prólogo de Jean Paul Sartre. El número 40 de la serie se llama "Dicen los alumnos" y se detiene en una meditación sobre el resentimiento (es decir, sobre el expresionismo que transfigura y arrastra al mismo pozo de indiferenciación las realidades más lejanas):

“En la Facultad,
Belleza y Felicidad
Influye a Sarlo”.

Después, en octubre del mismo año publiqué unos apuntes de viaje que coagularon en el
Diario de un reciencasado (que fue "libro de autor" que varios editores desistieron de publicar cuando vieron la cantidad de fotografías que incluía).
De las muchas perplejidades que los blogs nos provocan una de ellas tuvo para mí una intensidad especial y se relacionaba con el borramiento de los límites (casi siempre indeliberado) entre ficción y realidad. El 23 de diciembre de 2004 (a las 21.50) escribí la primera entrada de lo que para mí era una novela por entregas, Montserrat, aunque nunca aclaré el carácter ficcional de esas anotaciones hasta que el libro fue publicado, en 2006 (el final de la novela fue publicado el martes 28 de junio de 2005). Durante seis meses presenté como fragmentos de vida cotidiana (y nunca supe muy bien quién los leía ni qué pensaba de ellos, salvo cuando los ocasionales comentarios me demostraban que todo era leído como cierto) esos pormenores de una ficción periódica. Pensaba (y pienso) que los mecanismos de publicación en línea nos permiten recuperar géneros muy investigados en el pasado (el folletín, por ejemplo, en el siglo XIX) y que no habría hoy manera de desarrollar en otro soporte (antes, en La ansiedad
, había intentado sostener un melodrama epistolar a través de chats y correos electrónicos).
Después de Montserrat,el blog que administro se volvió, para mi gusto, demasiado público (demasiado visitado). Pero sigo usándolo con el mismo criterio del comienzo: allí van a parar los episodios de escritura que aparecen publicados en los medios (éste, por ejemplo), pero también las anotaciones para libros en los que estoy trabajando. Ciertas indagaciones iconográficas aparecieron como "Apuntes sobre San Sebastián" en una revista francesa (Lectures du genre) y algunas de ellas puntuaron la argumentación de Clases. Literatura y disidencia(2005). El libro que continúa ese proyecto, Fantasmas. Imaginación y sociedad, incorpora las notas sobre cine y televisión que fueron apareciendo en el blog. Odette piensa que el porvenir de Internet se encuentra en alguna forma mixta de blog y de red social con avatares (desaparecerán los comentarios anónimos, los trolls, el resentimiento puro). Pero eso a mí me tiene sin cuidado. "Yo" escribo.

La invención política

por Daniel Link para Perfil

He leído muchos comentarios (la mayoría de ellos, en contra) sobre esa estrategia electoralista masivamente llamada "las candidaturas testimoniales" (con independencia del punto de vista que se sostenga). La mayoría de los comentadores se preguntan por las razones que se esconderían detrás. Se trataría, según algunos, de meras candidaturas fantasmas o mediáticas (porque se recurre a las mediciones de audiencia para determinar a los candidatos más potables para encabezar las diferentes listas de cargos en competencia, con independencia del lugar que actualmente esos candidatos en la actual estructura de poder).
¿Por qué no llamarlas, entonces, "las candidaturas mediáticas" o "las candidaturas fantasmas"? Evidentemente, porque lo testimonial tiene mejor prensa que lo mediático (esa lacra) y lo fantasmático (ese miedo). Pero no me imagino a los asesores de los poderosos realizando estudios de semántica para determinar las connotaciones de las palabras que lanzarán al ruedo político. De algún lado, pienso, deben de haber sacado la formulación (tal vez del baratillo de la mercadotecnia y los estudios de opinión a los que esa gente es tan afecta).
Los buscadores de internet arrojan resultados desalentadores. En castellano, todas las buscas conducen al debate argentino. En francés, sucede lo mismo. En inglés, la locución aparece siempre entre comillas: testimonial candidacies escribe el Herald (refiriéndose al escenario local) y lo mismo sucede en un documento sobre nuestra triste patria, donde incluso se agrega un "so-called" ("así llamadas", que connota una natural repugnancia a manipular un aborto conceptual semejante).
Hay una excepción: un artículo sin firma publicado por el
International Herald Tribune (del New York Times) el 18 de abril de 2007 se refiere a la campaña electoral en Francia de entonces. "¡Bingo!", pienso (y pienso en la francofilia que nos caracteriza, pienso en Roland Barthes, Proust, Montesquieu, Pascal, Descartes). Leo el artículo, que comienza con un prometedor "¡Qué extraña campaña! Los franceses están apasionadamente interesados por la carrera presidencial y completamente confundidos sobre ella. ¿Podría ser porque por primera vez no hay allí ningún presidente o primer ministro saliente para simplificar sus opciones?". Podría ser, pienso, que "las candidaturas testimoniales" lo sean porque la elección que se nos avecina no es percibida (ni para quienes detentan el poder ni para quienes lo pretenden) como una elección intermediaria, sino de final de gestión. Extraña sensación, extraña pena, extraña falta.
Pero el artículo marcha después en otra dirección, analizando el espectro de candidatos (Nicolas Sarkozy, entre ellos). Nueva pregunta: "¿Podría ser que la ideología ya no sea más un factor determinante?". Podría ser, pienso, que "las candidaturas testimoniales" lo sean porque quienes detentan el poder temen que aquéllos que los acompañaron alguna vez, de pronto, pasen a formar parte de otra (nueva o no) fuerza política. Extraños movimientos, extraños terrores, extraños umbrales.
Sigo leyendo: el analista anónimo razona que de los doces candidatos que compiten en la primera ronda, tres se declaran herederos de Leon Trotsky y cinco denuncian la economía de mercado. Aunque ninguno de ellos tenga chance alguna, "
such "testimonial" candidacies son parte de nuestro folclore y nuestras tradiciones políticas".
De modo que la expresión tendría un único antecedente en otro contexto, con un sentido mucho más preciso: semejantes candidaturas "testimoniales" lo son porque funcionan sólo como testimonio de una herencia o de una posición sin rédito. No creo que los asesores de quienes actualmente detentan el poder en Argentina (y en sus ciudades) quieran recuperar ese sentido, porque eso equivaldría a reconocerse derrotados, meros portaestandartes de una idea romántica y, si así fuera, sabríamos cuál es esa idea o cuál la herencia que se pretende reivindicar testimonialmente (y no es el caso).
Debe de tratarse de otra cosa: es la invención política. Ya me imagino a los leguleyos de Harvard examinando la noción, poniéndola en contexto histórico, analizando sus implicaciones. La ensoñación no está privada de un cierto orgullo patriótico: una vez más, somos los que demostramos al mundo la potencia de nuestra imaginación (estética, política).
Lo curioso es que nadie, entre nosotros, haya dedicado sus esfuerzos a analizar "las candidaturas testimoniales" como lo que son, una invención. Como si más allá del fantasma o del testimonio hubiera alguna cosa que importara.

viernes, 24 de abril de 2009

Mostruo

He aquí el video más visto de Internet:

jueves, 23 de abril de 2009

Preguntan si...

Acá, podcast de una entrevista (¡matutina!) de Aquiles a Daniel Link.

miércoles, 22 de abril de 2009

Tiempo de señuelo

martes, 21 de abril de 2009

Cazuela de coelho

LA COMUNIDAD INCONFESABLE
Revista Breve | Mensual

www.comunidadinconfesable.com

Textos, como partes de una totalidad perdida, que oscilan entre las 9 y las 99 palabras. Reseñas de libros, cine, ficción, ensayo, poesía, traducción, música, nuevas tecnologías.

lunes, 20 de abril de 2009

La guerra de los Danieles

El viernes pasado, después de habernos sometido a un episodio de teatralidad vegetariana sobre el que no conviene detenerse para no volver a caer en la desesperación, fuimos al cumpleaños de una amiga donde, como era de prever, no se hablaba de otra cosa que de televisión y de política (que son la misma y única viscosa materia).
Como de lo segundo no soy capaz de hablar, cuando me preguntaron por quién pensaba votar contesté que afortunadamente compromisos laborales internacionales me tendrán fuera del país cuando sucedan los precipitados comicios (sólo agregué lo extraño que me parecía que mi agenda personal estuviera hecha con anticipación a la agenda de un país entero).
Otras compulsas fueron, pues, a las que me entregué, instalado en un rincón del patio junto con una amiga a la que hacía tiempo no veía. Ella pretendía convencerme de que Inspector Morse es mejor que Prime Suspect. No he seguido la primera, de modo que no puedo sostener una teoría demasiado fundada, pero lo cierto es que uso la serie británica como somnífero: apenas la encuentro en las rondas de zapping nocturno, me acomodo porque sé que en cinco minutos ya Morfeo me habrá raptado de las investigaciones oxonianas de Morse y su ayudante (en fin: Sherlock y Watson).
Mi amiga nunca vio Lost y yo repliqué a sus ataques maníacos con los míos: tenía que verla, iba a encantarle. Además, le sugerí, podía ver de corrido la primera temporada durante un fin de semana, a razón de diez horas por día (le brillaron los ojos ante la suculenta perspectiva de aislamiento). Es como una novela larga, le dije, es como Stendhal, Flaubert, Proust. Durante la semana pensás en lo que viste y el fin de semana siguiente seguís con la segunda.
Acertó a escuchar mis recomendaciones de testigo, practicante, miembro de secta, fanático del culto, el hermano de la homenajeada quien, con lengua pastosa quiso intervenir poniendo por encima de Lost a Los Soprano. Sucede siempre.
Pasa siempre, le dije a mi amiga. Sólo hay dos clases de personas, las adictas a Lost y las adictas a Los Soprano. Es como la marihuana y la cocaína, como Boca-River. Como Pepsi y Coca (agregó ella). Exacto. Le interesó el universo insospechado de categorizaciones que se abría ante su perspectiva inocente, que creía que Lost era un mero relato de náufragos. En modo alguno: no es sólo la serie más importante de todos los tiempos, sino una pieza filosófica de primer orden. No se entiende el presente si no se pasa por Lost (dicho, por supuesto, para molestar al sopranófilo que, estupefacto, no sabía cómo contestar mis bravatas).
Como los intercambios crecían en tonalidades, en adjetivaciones y en maneras, bien pronto los restantes partícipes del ágape se dieron por enterados del tópico que nos involucraba. Daniel Molina, desde la otra punta del patio, dictaminó que Lost era pésima. Es el momento que todo pastor espera: ¿La seguís?, le pregunté. Contestó, naturalmente, que no. Agregó que, enterado de mi predilección por esa ficción, había intentado verla hace tiempo, pero que lo defraudó a tal punto que no volvió jamás sobre ella. Es comprensible, le dije. Hay episodios de Lost que irritan a la audiencia de manera deliberada y, de todos modos, la mayoría de ellos no se entiende si uno no ha visto la totalidad de la serie. Que alguna totalidad opere, todavía, en el universo narrativo, no me parece un dato sobre el cual no convenga detenerse.
Semanas atrás, ya había esgrimido el mismo argumento ante una recalcitrante sopranófila que pretendía sacarse de encima a
Lost diciendo que (trato de ser fiel a sus palabras) le molestaba la gente tan cirujeada que la protagonizaba (identificaciones narcisistas primarias) y la manipulación arbitraria de los caracteres y la peripecia (identificación narcisista secundaria). Negué rotundamente una y otra propiedad de Lost y pregunté, también: ¿La seguís? La respuesta fue negativa.
Volviendo al cumpleaños taurino: ya ves, le dije a mi amiga, es imposible hablar con esta gente. En realidad es imposible encontrar terreno en común para establecer un debate porque soy consciente de que participamos de universos paralelos. Yo no tengo simpatía por los relatos de mafiosos y me aburre soberanamente el éxtasis norteamericano ante la italianidad. He visto algún capítulo de Los Soprano pero sería incapaz de pronunciarme en relación con sus virtudes o defectos. En cambio ellos, que no han visto ni una temporada, se atreven a escupir el Libro en el que abrevo. ¿Vos decís?, titubeo mi amiga, que pensaba que mis excesos se debían también a la ingesta inmoderada de champagne. Te digo más, fijate. Y pegué el grito:
¿Dani, y Los Soprano, la ves? Me encanta, dijo, incluso la compré.
Ahí tenés, murmuré en el oído de mi amiga, es como te decía: o estás con Nietzsche o con Pablo de Tarso, no hay otra opción. Vos dirás que es dejarse llevar por el pensamiento mítico, pero yo pienso que no. Por ahí pasa la política moderna y el sentido del sufrimiento (una vez que levanto vuelo, ya nada me detiene).
Mi amiga, que quería dejarse arrastrar por el carro alado en el que yo me había montado tuvo, sin embargo, miedo, y se bajó. De todos modos, prometió que iba a realizar la experiencia Coca-Pepsi. Un fin de semana lo consagrará a la primera temporada de Lost y otro a la primera temporada de Los Soprano. ¿Y cuál sería Coca?, preguntó. Difícil respuesta, claro. Porque no importa que nuestros paladares hayan sido formados en el cocacolismo (sprite, etc). Lo cierto es que Pepsi es el sabor (siempre lo fue) de la nueva generación. Y las nuevas generaciones, la comunidad que viene, necesariamente pasa por Lost y no por Los Soprano.
La noche seguramente continuó, pero después de que me arrancaron la promesa de que, más tarde o más temprano, habría yo de contestarle a Dani Guebel, me di cuenta de que para mí había terminado.

domingo, 19 de abril de 2009

Ellos fueron a la guerra

En 1896 aparece en Berlín el primer número de la revista trimestral Der Eigene. Ein Blatt für Alle und Keinen (El Peculiar. Un periódico para todos y ninguno).




A partir del segundo año, la bajada cambia a Ein Blatt für männliche Kultur (Un periódico de cultura masculina) y la periodicidad se declara nominalmente mensual (aunque sale irregularmente y con interrupciones).

La tapa del número 8 del año XI (1909) es la siguiente:



Algunas fotografías:



















"Los Wandervögel y los animosos andariegos de la primera preguerra gustaron compartir la lectura del Canto de amor y muerte del corneta Cristobal Rilke en amistosas veladas junto a las fogatas del campamento. Retoño último de una aristocracia ya marchita, los jóvenes señores melancólicos solían comentarlo en sus castillos.
Cuando la iniciación de la gran contienda, el Canto había alcanzado los cuarenta mil ejemplares (...). Por cierto que fueron muchos los que partieron hacia el frente acompañados por El corneta".

Ángel Batistessa. "Introducción" a Rilke, Rainer Maria. El corneta.
Buenos Aires, los libros del mirasol, 1964, págs. 13 y 15

sábado, 18 de abril de 2009

Machos (locales) y hembras (globales)

por Daniel Link para Perfil

En las versiones más milenaristas de la Historia, habríamos llegado ya al Estado Universal Homogéneo, que transforma la política en mera administración de los recursos necesarios para el sostén biológico (una biopolítica), y la felicidad (y el deseo) en contentamiento.
Pero basta un ejemplo para que el elegante y sombrío esquema heredado del siglo XIX se desmorone. Tal vez el destino de Argentina en el concierto de naciones que lo son cada vez menos (porque todo lo sólido se desvanece en el aire) sea precisamente ese lugar experimental que desbarata los modelos finalistas del devenir histórico.

Me entrego al detalle banal (aunque los ejemplos graves sobran): dos son los sistemas de acoplamiento eléctrico de los artefactos que pueblan el mundo (porque dos son los sistemas de provisión eléctrica: alterna y continua): las dos patitas rectangulares norteamericanas y las dos patitas cilíndricas europeas. Todos los demás sistemas (con independencia del ac y cc que se suponga) adaptan esos modelos universales.
Los argentinos,
en cambio, que hemos elegido la singularidad tout court (como si las normas universales no nos alcanzaran o como si las nuestras pudieran ponerse a la par de todas las demás: nosotros contra el mundo), usamos tres patitas rectangulares pero, para mayor compromiso con la diversidad, dispuestas en 45 grados1. Resultado: nuestros machos no se adaptan a las hembras de ningún lugar del mundo (uso metáforas corrientes en el universo de discurso eléctrico) y es peregrino pretender la provisión de adaptadores para enchufes desconocidos fuera de la patria. ¡Ay del que no acarree los suyos en sus viajes! Quedará desconectado, unplugged.
Si la conexión global (la globalización) es requisito previo para el advenimiento del Estado Universal Homogéneo, nuestras inútiles y telúricas descargas a tierra (la supervivencia de la autoctonía) la retrasan; los colchones de Evo Morales, también.
En esa incesante alborada que no termina de engendrar un mañana vacío, encontramos las razones para hacer de la Historia una cosa todavía viva, informe, deshabitada incluso por los fantasmas de ese Espíritu burlón y de alma inquieta que proclamó su libertad ya tantas veces.

1También los australianos, quienes seguramente nos vendieron la idea hace décadas.


jueves, 16 de abril de 2009

"En mi reino no hay mosquitos"

Graciela Ocaña: "No debe hacerse política con el dengue"

Lo afirmó tras la polémica por el rechazo del oficialismo a tratar la ley de alerta nacional y emergencia en las zonas más afectadas; fuentes allegadas a la ministra admitieron que la funcionaria se sintió "desautorizada" por la postergación del tratamiento del proyecto.

Si prometen chonguerío...

martes, 14 de abril de 2009

Setenta balcones hay en esta casa...

La ciudad vista

Por Beatriz Sarlo

Desde que comencé a pensar este libro me propuse no renunciar ni a la literatura ni al registro directo, documental, sino articularlos como se articularon en mi cabeza durante los últimos años. El libro sale, entonces, de itinerarios sobre dos espacios diferentes pero que se entrecruzan: la ciudad real y las ciudades imaginadas. Mi primera convicción fue, por así decirlo, de método. La segunda fue una definición de objeto: la unidad cultural de Buenos Aires. Desde el punto de vista económico, social, de transporte, la ciudad no está separada del conurbano. Sin embargo, en términos culturales y de cultura urbana, todavía se puede hablar de Buenos Aires dentro de sus límites históricos. El plan del libro estuvo casi definido desde el principio y lo escribí en orden para probarme que era posible sostener su argumento. El primer capítulo se ocupa del shopping center y de los ambulantes, ya que la circulación de las mercancías define formas de uso de la ciudad y produce innovaciones definitivas en el espacio público. Cuando en 1994 escribí sobre el shopping center el tema era una novedad en la Argentina; esas pocas páginas de Escenas de la vida posmoderna hoy me parecen un esbozo lejano y aproximativo, aunque les reconozca la intuición de lo que ya estaba sucediendo de modo irreversible. Hoy creo que el shopping center ha impuesto su tipología a todas las formas de consumo, por lo menos de modo imaginario; en el otro extremo, los ambulantes definen un uso de la calle que, por su intensidad, es original desde mediados de los años noventa. En el arco entre el shopping center y los ambulantes se define la "ciudad de las mercancías".

Acá, más como anticipo de La ciudad vista, el nuevo libro de Beatriz Sarlo

lunes, 13 de abril de 2009

La "gubernamentabilidad"

Zaffaroni criticó las candidaturas testimoniales y defendió el sistema parlamentario

El juez de la Corte estimó que el esquema presidencialista actual "está agotado" y que "la política lo está pasando por encima

El juez de la Corte Suprema de Justicia de la Nación Eugenio Zaffaroni volvió hoy a proponer una reforma constitucional para "pasar" de un sistema presidencialista a otro parlamentario, al estimar que el esquema actual "está agotado" y que "la política lo está pasando por encima".
Indicó que "Latinoamérica en los últimos 25 años no tiene golpes de Estado, a Dios gracias, pero ha tenido una veintena de presidencias interrumpidas, muchas violentamente, con muertos, etcétera", por lo que "ha llegado el momento de empezar a pensar en pasar a un sistema que permita cambiar un gobierno sin matar a nadie".
"Siempre opiné lo mismo, todo esto que estamos viendo de candidaturas testimoniales, de funcionarios que se presentan como candidatos, de gente que se sale de un partido y que forma otro, o que se alía con otro, creo que la política real que estamos viviendo está superando la institucionalización", estimó.

En declaraciones al canal Crónica TV, Zaffaroni dijo que "el sistema presidencialista está agotado" y propuso "ir a un sistema parlamentario con una reforma constitucional".
"Estas características que estamos viendo son todos manejos y hechos que serían normales en un sistema parlamentario, incluso hasta el adelantamiento de elecciones. La política está pasando por encima del sistema presidencialista", manifestó. Ejemplificó que "en Chile hay un sistema presidencialista pero han adoptado reglas del sistema parlamentario".

Pasajes criollos

domingo, 12 de abril de 2009

Adiós a una amiga...

...: La inocente pornógrafa.

sábado, 11 de abril de 2009

Tradición, pesadilla

1) Revisitando Mataderos

El matadero como mito fundacional. Poesía e imágenes de un barrio periférico.

Tres poetas argentinos (Cecilia Pavón, Martín Gambarotta y Ezequiel Zaidenwerg) y un poeta alemán (Timo Berger) visitan el barrio de Mataderos, asisten a un remate de hacienda, recorren un frigorífico y entrevistan a trabajadores y lugareños.

Miércoles 15 de abril a las 20hs. Con proyecciones y lecturas de poemas escritos para la ocasión, los poetas mostrarán el resultado de su recorrido en el auditorio del Goethe-Institut. Av. Corrientes 319. Entrada libre y gratuita.

Desde que el 21 de marzo de 1900 se faena el primer animal en el "Mercado Nacional de Hacienda y Matadero Municipal", la venta de carne vacuna se convierte en el principal rubro de exportaciones argentinas. El barrio hasta recibe el mote de "Nueva Chicago", en alusión a la ciudad estadounidense que es centro de la industria de la carne. Desde entonces, la carne parece haberse vuelto constitutiva de la identidad de los argentinos.

Durante su recorrido por este barrio, en el que todavía conviven el campo y la ciudad, los poetas irán tras las huellas del mito fundacional. Se preguntarán por el matadero como alegoría sobre la dictadura de Rosas en el texto de Echeverría, y sangrienta realidad durante la dictadura en el siglo XX; por el barrio periférico con su propia industria, que atrajo a inmigrantes europeos primero, y a inmigrantes de países vecinos en las últimas décadas; por la faena como un doble dispositivo de independencia y dependencia: la figura del gaucho como icono nacional y el desarrollo del modelo ganadero exportador como reflejo de una segunda colonización por parte de los capitales ingleses.

2) El Matadero. Un Comentario.

Ópera de Cámara de Marcelo Delgado y Emilio García Wehbi

Aquí la muerte es un hábito
colectivo
Al compás del violín
la Refalosa y Tin Tin
¡Viva la muerte!

Sala Batato Barea (130 localidades)
Av. Corrientes 2038
Ciudad de Buenos Aires
A partir del sábado 18 de abril, 21 hs.

El Centro Cultural Rector Ricardo Rojas presenta “El Matadero. Un comentario” de Marcelo Delgado y Emilio García Wehbi, en el marco de los 25 años del Rojas.

El Matadero. Un comentario es una ópera para dos protagonistas, una bailarina y ocho voces. Se hilvana a partir del texto de Esteban Echeverría, y perfila una mirada contemporánea sobre la problemática fundacional de la estructura histórica de nuestro país y de nuestra cultura. La Argentina como monstruo bifronte de civilización y barbarie. Cajetillas, mazorqueros y un personaje “toro/vaca”, entran y salen de la epidermis de “La Refalosa”, un poema de Hilario Ascasubi, y a partir de múltiples referencias a la literatura universal, la historia política argentina y la cultura popular, muestran el cuerpo eviscerado de lo que llamamos Nación.

El Matadero, según Emilio García Wehbi

Utilizando el original de Echeverría como un pre-texto, a la manera de un encofrado de construcción, me propuse escribir un libreto que pudiera contener tanto las voces como las ideas de los personajes que, desde la fundación de la patria, han colaborado -en un proceso esquizofrénico- a la construcción / destrucción permanente del país. El concepto con el que decidí trabajar no fue ya el de civilización o barbarie, sino civilización y barbarie. Y es a partir de esa noción, y tomando prestadas citas, referencias y textos de diversas índoles (manuales de comportamiento vacuno, fragmentos de textos y poemas de la literatura argentina y universal, citas históricas, etc.) que se organiza el cocoliche de voces de aquellos que no han cejado en su afán de acallar las voces del otro. De ese modo, este Matadero funciona como un comentario.
Con respecto a la escena, la decisión de trabajar con una especie de “santísima trinidad”, compuesta por el Cajetilla, el Mazorquero y el Toro/Vaca –con la presencia de una especie de coro griego-, me condujeron a una especie de síntesis formal en la que se destacan una serie de objetos paradigmáticos de la representación del texto de Echeverría.

El Matadero, según Marcelo Delgado

La ópera es el género vocal por excelencia, el escenario de las voces espléndidas, el teatro de la voz; su soporte natural es la orquesta, que genera el magnífico telón sonoro sobre el que se inscriben las evoluciones del mejor de todos los instrumentos posibles. La apuesta de El Matadero es dejar a las voces expuestas a su soledad, sin esa red de contención que forman los instrumentos; dispuestas en solitario en el espacio acústico, deben, por sí solas, generar todo el clima la obra.
La nouvelle de Echeverría plantea de un modo categórico la coexistencia de los bárbaros y los civilizados, en una geografía que los envuelve y los involucra de manera definitiva, en donde la pulsión de la muerte es pareja en ambos bandos. Hay dos dispositivos en la obra, que coexisten yuxtapuestos y superpuestos: las voces de los dos protagonistas, por un lado, y las del coro, por el otro. Los protagonistas: una voz cultivada en las técnicas de la tradición del canto refinado de los salones (el unitario, nuestro Cajetilla), y otra que responde a los usos populares, con su grano desgarrado (el bárbaro, nuestro Mazorquero). El coro: un sexteto vocal masculino que, alternativamente, funciona como coro cantado –en línea con la tradición- o como orquesta vocal, una maquinaria capaz de producir las otras sonoridades de la voz, la bestia que se oculta en la garganta.
Las regiones que El Matadero delimita (hasta aquí la civilización, desde aquí la barbarie) se expresan de manera evidente en las voces protagónicas, pero no son regiones fijas para el coro; éste se desdobla para conectar una con otra, para establecer entre ambas una complicidad que va más allá de lo estrictamente musical. Las fronteras han sido hechas para atravesarlas, y el contrabando es una de las excusas para hacerlo. En esta actividad múltiple, subrepticia por momentos y evidente en otros, se desarrolla este teatro de las voces.

Elenco: Federico Figueroa, Pablo Travaglino, Alejandra Ceriani, Martín Díaz, Adrián Barbieri, Juan Francisco Ramírez, Alejandro Spies, David Neto y Pol Gonzalez / Asistencia de Dirección Artística: Julieta Potenze/ Asistencia de Dirección Musical: Juan Michelli / Vestuario: Mariana Paz/ Coreografía y Movimiento: Maricel Alvarez / Iluminación: Alejandro Le Roux/ Escenografía: Norberto Laino/ Libreto y Regié: Emilio García Wehbi/ Música y Dirección Musical: Marcelo Delgado.

Seguridad o seguridaje

por Daniel Link para Perfil

Hace algunos años (tantos que prefiero no hacer las cuentas), Lalo Mir patrocinaba por la radio el proyecto de alambrar Buenos Aires. Creo que también sugería puestos fronterizos y el cobro de peajes. Se trataba, naturalmente, de una humorada: ¿quién podía seriamente suscribir un proyecto semejante? ¿quién hubiera podido firmar sin que se le cayera la cara de vergüenza una solicitud en tal sentido?
Los años pasaron, uno tras otro. Buenos Aires no fue perimetralmente alambrada, pero los cercos comenzaron a erigirse alrededor de cada plaza y cada espacio verde, uno tras otro.
Las plazas pueden usarse sólo de día, en horario bancario o en horas de oficina. De noche, ningún romántico o enamorado podrá sentarse a mirar cómo el viento mueve las ramas de los árboles. Razones se adujeron: es porque la gente va a las plazas a drogarse, es porque los pobres, los descalificados y los que no tienen nada que perder porque se les ha quitado hasta el derecho de usar la res publica, se instalan a dormir, hacen campamento.
Los cercos y los cepos fueron cayendo sobre nosotros como mazazos de autoritarismo y de vileza, uno tras otro, como percutores amartillados en nuestros paladares.
Ahora, el intendente de San Isidro, Gustavo Posse (miembro del clan que viene gobernando San Isidro desde hace casi treinta años) ha dispuesto que se levante un muro de tres metros que separe a los vecinos de La Horqueta (donde se instalaron los nuevos ricos de la plata dulce setentista) de los sanfernandinos de Villa Jardín.
La infamia de los políticos que son capaces de arriesgarlo todo, incluso su futuro, para complacer los fantasmas más siniestros de los votantes que, ellos creen, los sostienen, no puede preocuparnos. La Historia se encargará de sellar a fuego el pozo de inmundicia en el que se están hundiendo. Más grave es que haya ciudadanos, personas con derecho a voto, capaces de sostener el ghetto, la prohibición de tránsito, la segregación, el odio y el terror.
Uno tras otro deben ser expuestos en la plaza pública para que podamos saber qué cara tiene el Mal, bajo qué máscara banal se esconde y para que podamos escupir el suelo que han pisado.

viernes, 10 de abril de 2009

Be(a)titud

Cuando, después de varios encuentros, encontramos un espacio de confianza suficiente, le dije: "No entiendo de dónde sale tu fama. Para mí sos encantadora". Siempre había escuchado comentarios sobre su aspereza y su carácter, para decirlo de algún modo, difícil. "Tal vez sea", le dije, "que yo soy peor que vos". "En todo caso", bromeo ella, "no nos encontremos nunca de mañana".
Días atrás, cumplía años. Llegado el momento de la torta (aunque en esa casa no hay exactamente "un-momento-de-torta"), le trajeron un bizcocho de chocolate con una bengala encendida.
Ella pidió los tres deseos de rigor y, como la vi titubear, le grité: "apagala con la mano", instrucción que decidió acatar como una niña obediente que todavía cree en la bondad de sus mayores. No me importa que sus películas más famosas recurran a la vibrante múltiple (al gruñido) como demanda de reconocimiento, sigo pensando que Albertina es pura dulzura.

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jueves, 9 de abril de 2009

La corrección política

"En los últimos meses he debido ponerme por primera vez en contacto con esos temibles seres —los peronistas— que inquietan los titulares de los diarios. Y he llegado a la conclusión (tan trivial que me asombra no verla compartida) de que, por muy equivocados que estén, son seres humanos y debe tratárselos como tales.”

Rodolfo Walsh. "Introducción" a la primera edición de Operación masacre. Citado por Elena Donato en su bello texto "Aquí cerraron sus ojos".

(anterior)

miércoles, 8 de abril de 2009

Correspondencia

Estimado Profesor Horacio Potel:

Aquí le habla un brasileño, profesor de literatura en Nueva Orleans (con algún trabajo realizado sobre la literatura argentina, de hecho) y bloggero. Quisiera, en primer lugar, dejarle toda mi solidaridad ante ese horror provocado por la aplicación insana de la anacrónica ley de copyright. Estoy a su disposición para lo que pueda ayudar. En la blogósfera brasileña hemos acumulado alguna experiencia de luchar contra los intentos de censurar internet.
Su trabajo ya ha sido preservado en algunos servidores, y ofrecerle el itinerario de estos archivos es el objetivo de esta misiva. Todo lo que una vez hizo parte de la red se mantiene grabado en Internet Archive, y de la Wayback Machine ese material sólo sale por orden de su responsable. Así, los sitios de Heidegger y Derrida continúan disponibles por allá. Aquí están:

http://web.archive.org/web/20071010073159/www.jacquesderrida.com.ar/
http://web.archive.org/web/20080211104832/www.heideggeriana.com.ar/

Claro que es posible que accionen la justicia de nuevo para retirar el material de Internet Archive. Pero para esto no bastará que se lo soliciten ellos. Tendrán que obligarle judicialmente a Ud. a que se lo pida. Es posible que lo hagan, claro, por eso yo y algunos otros bloggeros brasileños, como Catatau y Nodari ya replicamos el trabajo de Ud. también en Easy Share, en forma de archivo zip bajable. Aquí va el link:

http://www.easy-share.com/1904410914/derridaheidegger.zip

Sería divertidísimo discutir la diferencia entre un enlace y un texto con Minuit y CAL en los tribunales, especialmente con todo el archivo de Derrida para citar. Reitero: hay precedentes, varios, de intentos comparables de censura y considerable éxito de la fuerzas que los resisten. Así que Ud. no está solo. Cuente con nosotros para lo que necesite.

Abrazos grandes y solidarios,

Idelber Avelar

Mamita querida

Roland Barthes, íntimo y doliente
Controversia editorial en Francia tras la publicación de los diarios del intelectual sobre su madre

por Antonio Jiménez Barca para El País

Roland Barthes (Cherburgo, 1915- París, 1980) solía coger un folio normal y partirlo en cuatro. Siempre había en su mesa de trabajo fichas de ese tamaño. Era ahí, en esas hojas cortadas por él, donde, con pluma o lápiz, tomaba notas o se escribía a sí mismo.
Escribió cerca de 13.000. Durante casi dos años, desde octubre de 1977 a septiembre de 1979, el semiólogo francés que revolucionó la forma de acercarse a la literatura, rellenó algunas de esas hojitas con apuntes íntimos sobre su madre, con la que convivió siempre y que murió el 26 de octubre de 1977. La primera frase es la siguiente: "Primera noche de bodas. Pero ¿primera noche de luto?". Ahora, la editorial Seuil publica estas notas inéditas en forma de libro, no sin polémica, con el título de Journal de Deuil (Diario de duelo). No es el único texto inédito de Barthes que estos días ve la luz. La editorial Christian Bourgois ha publicado, por su parte, las notas que el filósofo francés tomó en un viaje a la China maoísta en 1974, titulado Carnets du voyage en Chine (Diarios del viaje a China).

martes, 7 de abril de 2009

Tita: novela; Cartulina: pasarela

lunes, 6 de abril de 2009

Cámara de horror

Docente denunciado por la Cámara Argentina del Libro

El abogado Raúl Alejandro Ochoa, apoderado de la Cámara Argentina del Libro, inició una causa criminal contra el profesor de filosofía Horacio Potel por infracción a la ley 11.723 de propiedad intelectual. Potel es el creador de los sitios Nietzsche en Castellano, Heidegger en Castellano y Derrida en Castellano.
Estos sitios ofrecían una completa relación de los textos, vida y obra de los tres filósofos, además de fotos, biografías, comentarios y enlaces. El más antiguo es el de Nietzsche, que cuenta desde su inicio y hasta hoy con más de cuatro millones de visitas. El buscador Google sitúa a los tres sitios entre las primeras respuestas a las búsquedas por nombre de los autores.
Potel tomó conocimiento de la denuncia en su contra gracias a la vista de un agente de policía encargado de establecer su domicilo, en el barrio porteño de Montserrat. “Usted sabrá en qué anda” respondió el agente cuande se le preguntó cuál era el motivo de la averiguación.
La causa lleva el número 57.627 y actúan el juzgado en lo criminal de instrucción Nº 37 y la Fiscalía 49. Los imputados son los sitios sobre Heidegger y Derrida, ya que la investigación preliminar realizada por la Unidad Fiscal de investigación de Delitos Tributarios y Contrabando (UFITCO) estableció –gracias a la lectura de la página web denunciada- que el fallecimiento de Friedrich Whilem Nietzsche ocurrió en el año 1900, superando los 70 años establecidos por la ley para la conservación de los derechos de autor.
Potel enfrenta hoy la posibilidad de sufrir la intervención de su teléfono, sus casillas de correo electrónico (obtenidas por UFITCO gracias a los servicios de la empresa Telexplorer, según consta en el expediente) y el allanamiento de su domicilio. Esto último, con el fundamento de “establecer el lugar físico donde se origina el hecho”.
Las páginas Derrida en Castellano y Heidegger en castellano fueron vaciadas de sus contenidos por el propio Potel. Los enlaces que iban a los textos hoy muestran la leyenda “Este sitio ha sido desactivado debido a una acción judicial iniciada por la CÁMARA ARGENTINA DEL LIBRO”
A partir de la publicación de esa leyenda y de una nota informativa en la red social Facebook, la Red empezó a reaccionar. Potel recibe diariamente mensajes de solidaridad de académicos, estudiantes y autores tanto de Argentina como de varios países como Chile, Ecuador, México y España. La mayoría de estos mensajes hacen referencia a la imprescindibilidad de las páginas para el estudio, la investigación y la difusión de las obras de Derrida y Heidegger en países en los que el costo de los libros hace prácticamente imposible su adquisición para miles de estudiantes, además de no estar algunos de ellos disponibles en librerías.
Potel entiende a los sitios como “Bibliotecas públicas on line”. “Nunca lucré ni tuve la intención de lucrar con la publicación de las páginas. En 1999 (cuando empecé con el sitio Nietzsche en Castellano) estaba fascinado por las infinitas posibilidades que la red ofrece para el intercambio de conocimientos.Estos sitios son mi mejor obra, y para mí es trágico haber tenido que removerlos. Son el fruto de muchísimo trabajo y fueron totalmente financiados por mí. No entiendo por qué tanta necesidad punitiva por parte de una corporación (se refiere a la CAL) que dice defender la lectura, la educación y la cultura”.

El héroe cínico

por Daniel Guebel para adncultura/ La Nación

La planilla de medición de audiencia de los estrenos de series de alta calidad de esta temporada registra una fuerte caída de Lost , una disminución expectable de 24 , y un ascenso indisimulable de los nuevos capítulos de Dr. House. Esa tendencia ratinguística provoca cierta esperanza en que se ha puesto en marcha el movimiento de reforma universal del gusto, que de seguro derramará sus beneficios en todo el planeta. Este movimiento, además, parece contraponerse a la tendencia general del consumo masivo que se venía experimentando durante los últimos años (después de Borges, Eco, y como eco de Eco, Dan Brown)... la licuefacción de la sustancia se compensa dialécticamente con la expansión de las ventas, y la decadencia parece siempre infinita. Una nota erudita -no ésta- debería meditar las razones estéticas de esta aparente y momentánea reversibilidad de esa degradación que parecía infinita.
Sin embargo, existen algunas razones que explican semejante anomalía. En el caso de Lost, es evidente que, tras de su último retorcijón temporal o espacial, esa confusa mamarrachada de tintes metafísicos agotó hasta al fantasma de Bioy Casares y sus máquinas morelianas. En cuanto a 24, la tensión en su relato se ha vuelto pura rutina. Su mecanismo de suspenso adictivo es una droga que ha perdido su eficacia por culpa del abuso, y nada, ni siquiera la más radical suspensión momentánea de la incredulidad, permite tolerar eternamente que el interés de un relato radique año tras año en la reiteración de un esquema maniqueo en el que los enemigos de siempre (chinos, coreanos, árabes, latinos o iraníes, nunca WASPS) apenas poseen la entidad suficiente como para subrayar por contraste el liderazgo político y moral de los Estados Unidos, gendarme de los destinos del planeta. Sobre todo, si la figura de esa salvaguarda reposa exclusiva y paradojalmente sobre la esmirriada osamenta de Jack Bauer, un agente melancólico y fuera de forma que ritualmente se ve obligado a torturar en busca de la información contenida en un pendrive o cualquier otro chiche de alta tecnología.

El texto completo, acá.


sábado, 4 de abril de 2009

Democracia y plesbicito

por Daniel Link para Perfil

Hay libros que de tan clásicos ya nadie lee. En La emboscadura (1951), también conocido en castellano como Tratado del rebelde, Ernst Jünger agrega una figura (el Emboscado) a las otras dos que, en su perspectiva, sostienen la fantasmagoría política de nuestro tiempo, El Trabajador y el Soldado Desconocido. Como es sabido, el "sumario" del libro titula sus diferentes capítulos de tal modo que se arma una frase: "Las preguntas que se nos hacen van simplificándose y exacerbándose. Llevan a disyuntivas, como lo muestran las elecciones. La libertad de «decir no» es restringida sistemáticamente. Está destinada a dejar patente la superioridad de quien hace las preguntas y se ha convertido en un riesgo que se asume en un sitio tácticamente equivocado" (etc.).
Jünger analiza los grandes cambios que han afectado a los procesos eleccionarios de la política moderna: "Al aproximarse a nosotros con sus cuestiones, lo que de nosotros aguardan no es que aportemos una contribución a la verdad objetiva; más aún, ni siquiera aguardan que contribuyamos a la solución de los problemas. A lo que esos poderes conceden valor no es a nuestra solución, sino a nuestra contestación a las preguntas que nos hacen".
De ese modo, la consulta se aproxima al cuestionario, y la interrogación, al interrogatorio. Si, en su origen, la papeleta del voto tiene como objetivo verificar relaciones numéricas y evaluarlas, averiguar qué es lo que el votante quiere, el proceso electoral se orientaba a que esa voluntad del votante pudiera expresarse con limpieza, sin sujeción a influencias ajenas (como corresponde a un acto de soberanía popular).

Jünger se refiere a la pérdida de esa seguridad, de esa libertad y de esa soberanía, señalando que al votante se le exige ahora que genere unos documentos que están calculados para provocar su ruina. "¿Por qué, pues, votar, es decir, elegir, en una situación en que ya no queda elección?", se pregunta Jünger. El votante se ve confrontado a una pregunta tal, que resulta recomendable contestarla en el sentido deseado por quien la hizo, y ello por motivos aplastantes. Pero la verdadera dificultad está en que al mismo tiempo debe conservarse la ilusión de libertad.
Subrepticiamente, dice Jünger, se reemplazan las elecciones libres por los plesbicitos. En los sitios donde el plebiscito se disfraza con la modalidad de las elecciones libres se concederá valor a mantener secreto su verdadero carácter plesbicitario.
La Dictadura pretende de ese modo aducir una demostración no solamente de que se apoya en la mayoría, sino de que el aplauso de ésta tiene al mismo tiempo sus raíces en la libre voluntad de cada cual. El arte del caudillaje no consiste sólo en plantear bien la pregunta, sino, a la vez, en escenificarla bien. La puesta en escena tiene la misión de presentar el proceso como un coro avasallador, que mueve a terror y admiración.
Ése fue el motivo, piensa Jünger, de que fracasaran todas las numerosas tentativas de retornar a la República en la época de los césares de Roma. De repente, aquella población (obsesionada por el temor a los tiranos) que había fundado la República se precipitó a la servidumbre y otorgó a un soberano el poder institucional más ilimitado que podía concebirse. Los republicanos habían sucumbido en la guerra civil o bien habían salido de ella tan cambiados que ya no sabían cómo ni para qué resistir a la Dictadura.
"La emboscadura, en cuanto conducta libre en la catástrofe, es independiente de las fachadas político-técnicas y de sus agrupaciones".