Perfil cumple diez años y yo
colaboro con el diario desde hace... ¿ocho? Encuentro en mi
computadora una columna publicada el 05.04.2007 y que ahora
reproduzco (apenas corregida), como regalo a quienes me dejaron, en
todo este tiempo, escribir lo que me viniera en gana, por ejemplo,
esto:
El acontecimiento es del orden de lo
imprevisto. Hay acontecimiento político cuando irrumpe lo real, lo
indeducible, lo innombrable. Ante una irrupción semejante proliferan
identificaciones imaginarias (¿cómo nombrar eso que no tiene nombre
y que, por eso mismo, nos resulta siniestro?). Pronunciamos figuras
de discurso, intercambiamos figuritas de lo Imaginario: "oligarquía",
"republicano", "golpista", "popular",
"redistribución" y, sobre todo, "peronista" y
"gorila". Para algunos, hay irresponsabilidad en esas
palabras. Para mí, hay pasión, y eso las justifica (aunque no las
legitime). En el imaginario que habitamos están esas figuras y la
irrupción de lo impensado, lo imposible, lo imprevisto, lo
siniestro, las agita y las mezcla en una danza dionisíaca.
En el orden de las identificaciones
narcisistas todo responde a la lógica del "me gusta...., no me
gusta...". No me gustan las polarizaciones, siempre
trascendentales, entre el Uno y el Dos (la guerra). Me gusta lo real
entendido como multiplicidad y como juego de intercambios y
conexiones repentinas. Me gustan las adhesiones críticas, no me
gustan las adhesiones incondicionales. No me gustan las nociones
heroicas de victoria y derrota, me gusta que en los debates todos
pierdan algo.
Me gustan las manifestaciones
espontáneas apoyando reclamos que tal vez no me gusten. No me gusta
que se acuse de golpista a cualquiera que manifieste contra un
gobierno determinado.
Me gustan algunas pocas cosas del
peronismo, pero procuro prescindir del imaginario peronista para
pensar la política. Me gusta la lógica formal de la redistribución,
pero más me gustan los proyectos concretos de redistribución, que
le darían sustancia. Me gusta la intervención estatal en las cosas
de este mundo, pero más me gusta un estado capaz de desarrollar
políticas concretas para la educación, el transporte, la salud
pública, las comunicaciones, la producción energética. Me gustan
los planes quinquenales, no me gustan la intimidación, el chantaje y
la corrupción como herramientas políticas.
Me gustan la crítica y el ejercicio de
la imaginación. Gracias, Perfil, por todos estos años.