sábado, 27 de julio de 2024

Sonata para culo y quena

 

Por Daniel Link para Perfil

Entre quenas sobadas y culos de mandril se juega el ambiente estilístico de la imaginación pública argentina. Mucho no se entienden las metáforas esgrimidas: ¿desde cuándo una quena se soba? Creíamos que se la soplaba, y el sobamiento quedaba reservado para el ganso. En cuanto a los culos: ¿enrojecidos a patadas o hay que imaginar algo más sexual? ¿Será el “La tenés adentro” la explicación del trasero rubor? Sería una novedad absoluta.

Y luego los gestos. El más preocupante fue el del Sr. Milei entrando en el salón de las firmas de los pactos de Mayo (en Tucumán) con una paspadura (¿de mandril?) que le impedía caminar humanamente y, sobre todo, usando el bastón de mando como herramienta ortopédica.

En el medio, el affaire sobre la Grandeur de la France, en el que con gran inteligencia la Sra. Villarruel copió los argumentos de la Sra. Meloni cuando acusó a Francia no ya de colonizar sino de explotar a las repúblicas africanas sobre las que guarda derechos de señorío (llegando incluso a imprimir la moneda de 14 países), “haciendo trabajar a niños en las minas”, “extrayendo materias primas”, como el uranio de Nigeria con el que Francia hace funcionar sus plantas nucleares mientras el 90 % de los nigerianos viven sin electricidad.

Las palabras vicepresidenciales causaron tal desazón en el dueto regio que la dama primera (otra no hay) corrió a sobar no se sabe bien qué tarjetero de visitas en lo del embajador, no fuera cosa que desinvitaran a su hermano del palco olímpico, como si el Sr. Macron no supiera distinguir entre el dulce lamentar de dos pastores y una sonata para quena y culo.

Si después de haber dicho el Sr. Macron que los italianos son “vomitivos” y pese a las acusaciones (incontestables) de la Sra. Meloni sigue encontrándose con ella en los foros internacionales, ¿iba a poner el grito en el cielo galo por los dichos mucho menos violentos de quien preside el Senado?

Nada más mersa que esa desesperación del Profesor Neurus y Cachavacha para participar de los lugares imaginados como los más prominentes del planeta, ese aspirar a dominar el mundo .

Mientras nos entretenemos con la mersada argentina, el oro y las divisas (la mesada) se mueven de aquí para allá.

 

lunes, 22 de julio de 2024

Nunca más

 


sábado, 20 de julio de 2024

Milei, ¿pedagogo?

Por Daniel Link  para Perfil

Y de pronto, se hizo la luz. Una luz cegadora, la luz de la ilustración, del debate de ideas, de las grandes declaraciones y las apuestas al futuro. ¿Cómo, cuándo, por qué?

¿Es que acaso los pactos de mayo (que se firmaron en julio) tuvieron el esperado efecto de alimentar en la ciudadanía un deseo constituyente? Nada que ver.

Resultó que el actual gobierno destapó una olla, en la cual se cocían a fuego lento rencores, incompetencias, desgracias. Dijo el presidente en San Juan: “No puede haber desarrollo educativo sin antes garantizar que los protagonistas del sistema educativo sepan leer y escribir. Este plan de alfabetización que presentamos hoy no es solo un programa de gobierno, sino un deber histórico de nuestro país”.

¡Por fin un enunciado indiscutible! ¡Por fin algo que no presenta dobleces, falsedades, segundas intenciones, resentimiento o desprecio! ¡Por fin algo que, para usar palabras de un ministro, no sea solamente hojarasca!

El Plan Nacional de Alfabetización es una política sellada mediante el Compromiso Federal por la Alfabetización, firmado el pasado 28 de mayo por los titulares de las carteras educativas de las 24 jurisdicciones en el Consejo Federal de Educación. Fue incluido en el panfleto conocido como “Pacto de mayo” (firmado en julio) por presión de las provincias.

Ahora bien: ¿cómo se alfabetiza? ¿Cómo se enseña a leer y, sobre todo, a escribir?

Hay dos posiciones encontradas. Una es la que (para abreviar) representa Emilia Ferreiro, que propuso comprender la adquisición de la lengua escrita a partir de un proceso evolutivo más o menos análogo al proceso de adquisición del lenguaje: inevitablemente, los y las niñas aprenden a hablar, más tarde o más temprano. La otra posición es la que representa Ana María Borzone de Manrique, para quien hay que estimular la conciencia fonológica, para que quienes cursan primer grado terminen el año sabiendo leer y escribir. Nada de esperar la maduración evolutiva, porque son muchos los obstáculos que esos aprendizajes encuentran (empezando por hogares en los que impera el analfabetismo funcional).

Lo interesante es que en las dos posiciones hay algo de verdad, de justicia y de belleza. Y la decisión del Consejo Federal de Educación, refrendada por el gobierno nacional nos obliga a discutir qué métodos serán los más adecuados para llevar adelante un plan imprescindible y urgente.

La eficacia de un método se mide retrospectivamente: ¿aprendieron a leer y escribir quienes cursan primer grado? Jamás lo sabremos, porque el Plan Nacional de Alfabetización establece evaluaciones de capacidades en lectoescritura recién en tercer grado. Por supuesto, para algunas pedagogas ese intervalo es demasiado largo y sería imposible recuperar el tiempo perdido. Mejor sería evaluar en primer grado y proponer los refuerzos necesarios en ese momento.

Dejemos las minucias. Lo que importa es que por fin somos convocados a discutir algo diferente que la cotización del dólar, algo que involucra la formación de ciudadanía y el desarrollo del pensamiento crítico.


sábado, 13 de julio de 2024

Los tres chanchitos

Por Daniel Link para Perfil

El aire se arremolinaba alrededor de su propia psicosis, aullaba entre las ramas de los pinos o quebraba los restos secos de las copas de los árboles caducos.

El viento había llegado de improviso, empujado por las corrientes polkares. Soplaba con antipática persistencia y su ulular ponía nerviosos a los animales y nos erizaba la piel. Las ventanas que daban al sur eran, paradójicamente, las más vulnerables y hubo que bajar las persianas para que el calor del hogar no fuera arrastrado hacia el río.

Las pocas bellotas que quedaban en el roble alarmaban el techo de chapa. Todo crujía en el bosque lindero y los animales expresaban su terror queriendo meterse en la casa, debajo de las camas, en nuestros brazos.

Salimos, en cambio, a asegurar los toldos y nos costaba incluso caminar a la intemperie. El aire estaba sucio, cargado de amenazas y de hojas y semillas venidas de quién sabe dónde (tal vez en primavera un nuevo retoño de árbol o de planta revelara la intriga).

Más arriba, en la atmósfera, capas sucesivas de nubes iban y venían indecisas. Las más bajas, todavía blancas como corderos, apenas si conservaban alguna forma reconocible antes de disolverse y recombinarse en otra figura. Más arriba, unas pinceladas negras se volvían cada vez más densas y se comían la escasa luz solar que todavía llegaba al suelo. Era como una noche trasnochada que había salido de gira y que no podía ya volver a su casa, muy entrado el día.

La excitación eléctrica del aire se nos pegaba al cuerpo y las perras olfateaban estirando el cuello hacia arriba, como queriendo identificar a la bestia que se abalanzaba sobre nosotras resoplando un aliento helado en nuestros cuerpos.

Entramos a la casa, donde los aullidos y silbidos del aire se multiplicaban al entrar por las rendijas. La velocidad disminuida del viento empezaba a depositar una fina capa de tierra sobre todas las superficies de la casa.

Algún huaco que había quedado afuera de los toldos se rompió con gran ruido de fracaso, arrastrado por un aire vengativo, imperdonable.

Si lloviera, pensamos, el aire se calmaría un poco y, con las plumas mojadas le costaría recuperar la loca velocidad que ahora había alcanzado.

En la ciudad auguraban una nevisca, o más bien la deseaban. La nieve se veía como una promesa de alegría colectiva, que desde hacía años se nos escapaba. Pero sabíamos que con un aire tan seco y concentrado en su propia carrera vertiginosa no iba a llover, no iba a nevar, y lo único que nos quedaba era encerrarnos a esperar que pasara lo peor.


jueves, 11 de julio de 2024

El cogollito

 

por Marcial Gala para Clarín

Agamben se sacó

 

Réquiem por Occidente

por Giorgio Agamben para Quodlibet

A finales del siglo XIX, Moritz Steinschneider, uno de los fundadores de la ciencia del judaísmo,dies irae. Esta elección concordaba perfectamente con el hecho de que el propio término que definía la misa de difuntos procedía de un texto apocalíptico, el Apocalipsis de Esdras, que evocaba a la vez la paz y el fin del mundo: requiem aeternitatis dabit vobis, quoniam in proximo est ille, qui in finem saeculi adveniet, "os dará la paz eterna, porque está cerca el que viene al final de los tiempos". La abolición del dies iraete esencial del funeral en la tradición de la Iglesia católica es la misa llamada de Réquiem, que en el Introito se abre con las palabras: Requiem aeternam dona eis, Domine, et lux perpetua luceat eis. Hasta 1970, el Misal Romano prescribía también que la Misa de Réquiem se recitara en la secuencia dies irae. Esta elección concordaba perfectamente con el hecho de que el propio término que definía la misa de difuntos procedía de un texto apocalíptico, el Apocalipsis de Esdras, que evocaba a la vez la paz y el fin del mundo: requiem aeternitatis dabit vobis, quoniam in proximo est ille, qui in finem saeculi adveniet, "os dará la paz eterna, porque está cerca el que viene al final de los tiempos". La abolición del dies irae en 1970 va de la mano del abandono de toda instancia escatológica por parte de la Iglesia, que se ha amoldado así por completo a la idea de progreso infinito que define la modernidad. Lo que se deja caer sin el valor de explicitar sus razones -el día de la ira, el último día- puede ser recogido como un arma a utilizar contra la cobardía y las contradicciones del poder en el momento de su fin. Esto es lo que pretendemos hacer aquí, intentando celebrar sin intención paródica, pero fuera de la Iglesia, que pertenece al número de los muertos, una especie de funeral abreviado para Occidente.


Dies irae, dies illa

solvet saeclum in favilla,

teste David cum Sybilla.


Día de ira, ese día

destruirá el mundo en cenizas

como atestiguan David y Sybilla.

¿De qué día se trata? Ciertamente el presente, el tiempo en que vivimos. Cada día es el día de la ira, el último día. Hoy el siglo, el mundo arde, y con él nuestra casa. De esto debemos ser testigos, como David y como la Sibila. Quien calla y no da testimonio, no tendrá paz ni ahora ni mañana, porque es precisamente la paz lo que Occidente no puede ni quiere ver ni pensar.

Quantus tremor est futurus

quando iudex est venturus

cuncta stricte discussurus.


Cuánto terror habrá

cuando venga el juez

para juzgar todas las cosas estrictamente.

El terror no es futuro, es aquí y ahora. Y ese juez somos nosotros, llamados a pronunciar el juicio, la krisis sobre nuestro tiempo. A la palabra "crisis", de la que no hacemos más que hablar para justificar el estado de excepción, le devolvemos su significado original de juicio. En el vocabulario de la medicina hipocrática, la krisis designaba el momento en que el médico debe juzgar si el paciente morirá o sobrevivirá. Del mismo modo discernimos lo que morirá y lo que sigue vivo. Y el juicio será severo, no dejará pasar nada.

Tuba mirum spargens sonum

per sepulchra regionum,

coget omnes ante thronum.


Mors stupebit et natura,

cum resurget creatura,

iudicanti responsura.

Una trompeta que difunde un sonido maravilloso

en los sepulcros del mundo entero

llamará a todos ante el trono.


La muerte y la naturaleza asombrarán

cuando la criatura resucite,

para responder al juez.

No podemos resucitar a los muertos, pero al menos podemos preparar con todo cuidado el instrumento maravilloso de nuestro pensamiento y de nuestro juicio, y, haciéndolo resonar entonces sin temor, liberar a la naturaleza y a la muerte de las manos del poder que nos gobierna con ellas. Sentir que la naturaleza y la muerte nos asombran, presentir aquí y ahora otra vida posible y otra muerte, es la única resurrección que nos interesa.

Liber scriptus proferetur,

in quo totum continetur,

unde mundus iudicetur.


Iudex ergo cum sedebit,

quidquid latet apparebit,

nil inultum remanebit.


Se abrirá el libro

en el que todo está contenido,

y por él será juzgado el mundo.


Tan pronto como el juez esté sentado,

lo que está oculto aparecerá,

nada quedará sin salvar.

El libro escrito es la historia, que es siempre la historia de la mentira y de la injusticia. De la verdad y la justicia no hay historia, sino aparición instantánea en la krisis decisiva de cada mentira y cada injusticia. En ese momento la mentira ya no puede encubrir la realidad. Pues la justicia y la verdad se manifiestan, manifestando la mentira y la injusticia. Y nada escapará a la fuerza de su venganza, siempre que se devuelva a esta palabra el sentido etimológico que tiene en el juicio romano, en el que el vindex es aquel que vim dicit, que muestra al juez la violencia que se le ha hecho a quien sólo en este sentido "venga".

Quid sum miser tunc dicturus,

quem patronum rogaturus,

cum vix iustus sit securus.


Y yo, que soy avaro, ¿qué diré?

a quién llamaré en mi defensa,

si apenas el justo está seguro?


El justo que presta su voz al juicio está de algún modo implicado en el juicio y no puede llamar a otros en su defensa. Nadie puede testificar por el testigo, él está solo con su testimonio -en este sentido no está seguro, está dentro de la crisis de su tiempo- y sin embargo da su testimonio.


Confutatis maledictis,

flammis acribus addictis,

voca me cum benedictis...


Lacrimosa dies illa,

qua resurget ex favilla

iudicandus homo reus


Condenado el maldito

arrojado a las llamas vivas,

llámame entre los bienaventurados...


Día de lágrimas aquel día

en que resurgirá de las cenizas

El culpable que será juzgado.


Aunque el himno del Día de la Ira forma parte de una misa en la que se pide paz y misericordia para los muertos, se mantiene la distinción entre malditos y bienaventurados, entre verdugos y víctimas. El último día, los verdugos, como están haciendo ahora sin quizá darse cuenta, se refutarán a sí mismos, dejarán caer las máscaras que cubrían su injusticia y sus mentiras, y se arrojarán a las llamas que ellos mismos han encendido. El último día, el día de la ira, cada día es un día de lágrimas para ellos, y es quizás porque son conscientes de ello por lo que fingen estar tan sonrientes. Sólo el consentimiento y el miedo de muchos mantiene ese día en suspenso. Por eso, aunque nos sepamos impotentes ante el poder, tanto más implacable debe ser nuestro juicio, que no podemos separar del réquiem que celebramos. Señor, no les des la paz, porque no saben lo que es.


11 de julio de 2024

El toro de Pasífae y la técnica

por Giorgio Agamben para Quodlibet

En el mito de Pasífae, la mujer que se hace construir por Dédalo una vaca artificial para aparearse con un toro, es legítimo ver un paradigma de la tecnología. En esta perspectiva, la tecnología aparece como el dispositivo a través del cual el hombre intenta alcanzar -o volver a alcanzar- la animalidad. Pero éste es precisamente el riesgo que corre hoy la humanidad a través de la hipertrofia tecnológica. La inteligencia artificial, a la que la tecnología parece querer confiar su resultado extremo, pretende producir una inteligencia que, como el instinto animal, funcione por sí sola, por así decirlo, sin la intervención de un sujeto pensante. Es la vaca dedálica a través de la cual la inteligencia humana cree poder aparearse felizmente con el instinto del toro, convirtiéndose o volviéndose a convertir en animal. Y no es de extrañar que de esta unión nazca un ser monstruoso, con cuerpo humano y cabeza taurina, el Minotauro, que es encerrado en un laberinto y alimentado con carne humana.
En la técnica -ésta es la tesis que pretendemos sugerir- se trata en realidad de la relación entre lo humano y lo animal. La antropogénesis, el devenir humano del homo primate, no es, en efecto, un acontecimiento realizado de una vez por todas en un momento determinado de la cronología: es un proceso continuo, en el que el hombre no deja de ser humano y, al mismo tiempo, de seguir siendo animal. Y si la naturaleza humana es tan difícil de definir, es precisamente porque adopta la forma de una articulación entre dos elementos heterogéneos y, sin embargo, estrechamente entrelazados. Su asidua implicación es lo que llamamos historia, en la que todo el saber occidental, de la filosofía a la gramática, de la lógica a la ciencia y, hoy, a la cibernética y la informática, está implicado desde el principio.
La naturaleza humana -no hay que olvidarlo- no es un dato que pueda adquirirse o fijarse normativamente según la propia voluntad: más bien se da en una praxis histórica, que -en la medida en que tiene que distinguir y articular juntos, dentro y fuera del hombre, lo viviente y lo parlante, lo humano y lo animal- no puede sino implementarse incesantemente y cada vez aplazarse y actualizarse. Esto significa que en ella se juega un problema esencialmente político, en el que está en juego la decisión de lo que es humano y lo que no lo es. El lugar del hombre está en esta brecha y tensión entre lo humano y lo animal, el lenguaje y la vida, la naturaleza y la historia. Y si, como Pasífae, olvida su propia morada vital e intenta aplanar los extremos entre los que debe permanecer tenso, sólo generará monstruos y, con ellos, se aprisionará en un laberinto sin salida.

 

lunes, 8 de julio de 2024

¡La imaginación al poder!

 

maestríaestudiosliterarios@untref.edu.ar

domingo, 7 de julio de 2024

sábado, 6 de julio de 2024

Jugar con fuego

por Daniel Link para Perfil

El humo forma densas columnas helicoidales, como una catedral barroca en sueños. Apenas unas llamas tímidas asoman aquí y allá entre los troncos, acariciando las cortezas, que chisporrotean con alegría contenida.

De pronto una lengua de fuego empieza a lamer un tronco con voracidad, y otras llamas se animan a lo mismo, formando una danza dorada y roja de apetitos insaciables. Los troncos arden, pero no parejamente. Algunos (seguramente huecos) dejan escapar por la punta un chorro de fuego amarillento acompañado de un silbido, otros se entregan abrasados a un calor insoportable.

Cada tanto una explosión de resina puntúa la crepitación y vuelan chispas hacia lo alto.

Alrededor del arrebato ígneo, el calor se extiende y alcanza mi cuerpo y el hocico de mis perras que, cada mañana, me acompañan en el ritual de prender el hogar.

No es que les interese particularmente la operación, pero saben que recién después del fuego recibirán su desayuno.

Yo mismo he calculado que el tiempo que me demanda esta piromanía recurrente equivale a lo que demora en calentarse el café.

Antes, he tenido que buscar la leña y acomodarla sobre los ladrillos refractarios. Salir al frío y caminar sobre el pasto mojado hasta la leñera es un golpe de realidad del que no me arrepiento porque podré luego levantar una fábrica de calor que me permita sobrevivir al primer invierno fuera de la ciudad.

Las perras me acompañan a regañadientes. Aunque sufren mejor el frío que yo, que ya imagino las lenguas de fuego y el arrebato calorífico, tienen hambre.

Con el fuego ya encendido, vuelvo a la cocina, para llenar los cuencos de alimento balanceado.



martes, 2 de julio de 2024

Más claro, echale lejía

Juan Grabois afirmó en sus redes sociales: “Tercer fallo en contra de Pettovello, no hay apelación que valga frente a su infame programa de hambre. Perdieron en primera instancia, cámara y ahora rápidamente en casación de forma unánime. Siete jueces de trayectorias y pensamientos distintos coinciden en que el gobierno debe repartir los alimentos. Los depósitos siguen llenos. Las ollas semi vacías. Este fin de semana murieron tres personas de frio, malnutrición y abandono. Cientos de miles de pibes comen una comida al día. No es tan difícil: repartan los alimentos, restablezcan los comedores y si alguno robó que pague el ladrón, no la gente que necesita”.

Subrayó: “El hambre es un crimen y ustedes son una banda que lo comete con premeditación y alevosía. El que las hace las paga y todo el sufrimiento que provocan, incurriendo en abandono de personas e incumplimiento de los deberes de funcionario, lo van a pagar”.

(Fuente: Infobae


lunes, 1 de julio de 2024