Diálogo imaginario con Albertina Carri*
¿Cuál es su película favorita?
Meet the Feebls, una en la que
Los Muppets sangran, entre otras muchas cosas que les pasan.
Aunque, no, no se, creo que es Muerte en Venecia o El
inocente o Al Azar de Balthazar.... Bueno, no sé, el otro
día vi El hombre anfibio y rankea también junto con Fin
de fiesta de Torre Nilson y Hellraiser, claro.
Un panorama diverso, necesitaría un
test vocacional ante esos gustos ¿Almódovar?
Si obvio, toda su obra, sobre todo la
más trash (la obra, más trash) Pepi, Lucy, Bom y otras chicas
del montón y la más clínica (la obra más clínica) La piel
que habito. En el medio
todas, pero no las pongo entre mis favoritas. De los popes vivos
prefiero Rabia de Cronenberg, y de lo franca y radicalmente
puto prefiero a Pasolini.
Volvamos al primer Jackson, antes de
King Kong.
Ah, con esa siempre lloro, en todas sus
versiones pero la de Jackson me vuelve loca. Yo diría que un día
perfecto tiene alguna espectacularidad de Peter Jackson cruzada con
un documental de Ulrich Siedl y podríamos cerrar el día con la
excepcional adaptación de Akerman, La Cautiva.
Le gustan las cruzas o los cruces.
Los cruces y las cruzas, lejos de las
cruces. Sobretodo me gusta que cambie. Me gustan los cambios,
esperados e inesperados, algo de la revuelta, los besos, vestirse y
maquillarse para ir a una fiesta y encontrarse luego en un baño y
que la acción suceda allí o viceversa, prepararse para el invierno
con la bolsa de agua caliente, una música tranquila, varias pieles
tibias rodeándome el ánimo y cuando abro la ventana es verano. Algo
de lo incómodo, de la inasible, algo del orden del ridículo sería
lo que busco en la pantalla. La vida es demasiado solemne, con sus
cuentas a pagar, la escolarización de los niños y niñas, los
cambios climáticos, los formularios a llenar para cualquier cosa,
las masacres y las comunidades vulneradas, las fiestas siempre en
nombre de.
El cine sería entonces su filosofía
de vida.
El cine es una herramienta de
supervivencia, no es evasiva, es construcción de realidad. Si no
mire Hollywood y su imperio Ave César construido en nombre de la
buena conciencia hetero judeo cristiana capitalista bien pensante de
género binaria tecnócrata burocrática discriminatoria.
El suyo es un discurso proto-punk.
No, más bien post-punk, estamos
rodeados de cadáveres, montañas de cuerpos olvidados por el
sistema, pero cuerpos deseantes al fin y obligados a tributar a los
Estados que igualmente los olvidan. La pregunta sería ¿nos olvidan
realmente? No, nos olvidan, nos obliteran de sus grandes relatos, esa
otra forma de memoria, más fantasmal. Más bien ponen nuestros
deseos fuera de toda norma y así construyen un mundo que parece
olvidarnos, pero la operación es más grave porque en esa omisión
nos recuerda siempre como minoría, siempre como vulnerables, siempre
del otro lado.
Claro, ahora entiendo, por eso le
gusta Visconti, a pesar de su elegancia burguesa.
Por eso me gusta King Kong, por
eso me gustan las mujeres que gustan de las mujeres, por eso veo dos
películas al día, como tratamiento terapéutico frente a lo poco
erótico que son el patriarcado y sus imágenes.
¿Erótico? ¿Le interesa el cine
erótico?
Si, claro. Suena antiguo “erótico”
porque parece un eufemismo para nombrar a la pornografía. Lo fue
durante mucho tiempo, y aunque también existe un cine erótico que
hace de la histeria todo un arte, me interesa más la pornografía en
ese sentido, ir directo a la carne sin intermediaciones, sin cortinas
blancas movidas por una leve brisa. De todas formas con erótico me
refería al cine del deseo, aunque no se trate siempre de un relato
caliente, un cine erótico me parece todo aquel que este bien hecho,
que funcione en su relato y que sea cine, claro y no propaganda de
poderes hegemónicos, o sea esos relatos construidos alrededor de un
violento binario, y para, sostener ese binario desigual y
disfuncional, todo eso me parece poco erótico, sea lo que sea que
pase en la pantalla. Si lo piensa bien, el cine, es ese que realmente
puede trastocar algo de nuestra subjetividad y ese movimiento lo
encuentro profundamente erótico.
Bien. Volviendo al test vocacional
¿Cuál es entonces su película preferida?
Insisto, me gusta que cambie, que las
cosas no tengan nombre por un rato, sentir que Perlongher revive en
un corte, en una secuencia, que la historieta cristiana divulgada en
grandes murales a lo largo y ancho del mundo pueda ser reescrita por
las travestis latinoamericanas mientras toman la Bastilla construida
en maqueta por Sergio Avello y Copi le hace una fellatio
filmada por Pizarnik, a la vez que Lohana bendice el set o plató o
más bien el potrero donde hoy se improvisó un decorado lleno de
lamparitas de colores y ciento cincuenta variedades de papas,
cocinadas por un Lamborghini agobiado por las invocaciones que recibe
permanentemente, pero allí estarán otras y otros y nosotras, todas
probándonos ropas que nos quedan gigantes pero nos quitan el peso de
tener que desplegar una femineidad depilada e indolora. Ah sí,
¿usted sabía que sarna con gusto no pica? Pues a mi me pica y no me
gusta, así que la cera que se la ponga quien quiera donde quiera e
invite a dar una vuelta en calesita, pegoteados y calientes, con
pelos o sin ellos, que cada uno haga de su cul…
Bueno, bueno.
¿Bueno qué? ¿Bueno para usted es
bueno para mi?
Bueno, bueno, que usted ni siquiera
puede elegir una película como favorita.
Y no, claro que no, no soy monoteísta.
No hay una, hay cientos de becerros allá afuera que solo adoraré en
una sumatoria de textos audiovisuales que no hacen al canon sino
Órganon que es en definitiva lo que hoy nos invoca y
evoca. Un Órganon de principios, un corpus de
saber que incluye la tradición oral, escrita, filmada, gritada,
eyaculada en habitaciones, baños y cocinas, dicha en susurros entre
pastizales que hicieron de barricada al exilio, dichas en lenguas que
no comprendimos hasta que fue tarde para correr ese tren pero
vinieron otros y nos subimos en camisón y en traje de seda, desnudos
y abrazadas a nuestras amantes. No adoraré becerros porque el oro no
me gusta pero si adoraré relatos que chillen algo de todo esto, que
derramen lágrimas de placer, y sudor del bueno, y sangre migrante,
aquella vulnerada por un concepto tan misógino como homofóbico
llamado patria. Este año invoco a Chantal Akerman y todo su dolor
invocado en el gesto final de una vida que no termina porque en la
pantalla sigue el pulso a pesar de los Matten, a pesar del marketing
que tiene el odio en su insistencia por la normatividad. Vuelva a su
casa y piense en la cantidad de imágenes por día que lentamente le
van construyendo un mundo en el que a usted ni le interesa vivir. Ah
y déjese de joder con el test vocacional… que con eso no va a
llegar a nada.
¿Pero quien es usted entonces?
¿tiene un color favorito al menos?
Nadie, no soy nadie, soy una parte de
su imaginación, un ubir, una sibila, una sobreviviente de la
literatura romántica, una pérfida, soy lo que alguna ciencia no
exacta llamaría La sombra, la que no se adapta a las reglas y puja
por salir de esa oscuridad. Piénselo así, si las reglas fueran
otras mi luz lo encandilaría como me pasa a mi con las lucecitas de
colores en ese potrero lleno de ánimas. Entonces le propongo,
dejemos de buscar la Película favorita, busquémonos entre
pantallas, de una sala a la otra, en un relato coral, donde más y
más y más seamos incluidas entre luces y sombras, entre butacas y
discusiones, entre la película que deja nuestra piel en este mundo y
la que se proyecta en las pantallas de festivales que veneran
narraciones épicas; con épico me refiero a inclusivas, no hay
épica, celebración, vida, muerte y resurrección, regeneración,
democracia, política, sin inclusión total de las diversas
sensibilidades que ha sabido expresar la humanidad a lo largo de la
larga historia.
Ah, ya se quien es usted, una
medium, una voz que evoca otras voces.
Algo así tal vez, este año me llaman
tres. ¿Cómo estás trecito esta mañana? me pregunta Carri antes de
sentarse a ver una película. Ella es la más cariñosa conmigo, debo
decirle. ¡Pero los otros dos, no saben lo que son!, Peña me tiene
entre montañas de latas, kilómetros de fílmico y de memoria donde
buscamos los detalles más microscópicos sobre los goces. Y el otro,
bueno, qué decirle del otro Trerotola: es como Pandora, me hace
empezar cada vez, me hace celebrar la gracia en los rincones más
inesperados de nuestras costumbres. Ay sí, podría hablarle horas de
ellos tres, que me llaman a mí tres y que se deslizan en este
triunvirato de voces que yo hago una que son muchas pero no todas por
eso crecemos y la primera vez fuimos I y la segunda II y en esta
somos tres. Aunque a mi más me gusta, porque soy engolado y un poco
creído Asterisco Tercero, el que inaugura el día de los muertos,
del 1 al 6 de noviembre de 2016 en los mejores cines. ¿Supongo que
al menos usted no se lo va a perder?
¡Ni loco me lo pierdo!
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