lunes, 20 de marzo de 2017

Rodolfo Walsh, a 40 años de su muerte

por Alejandro Duchini para LA GACETA

El 25 de marzo de 1977, un día después de hacer pública su Carta abierta a la Junta militar, fue emboscado y secuestrado por un grupo de tareas. Dejó algunos de los textos más influyentes de la literatura y el periodismo argentinos. Inventó un nuevo género, patentado años más tarde por Truman Capote. Los cruces entre ficción, no ficción y política en sus escritos generan abordajes muy distintos. Aquí repasamos el derrotero del autor y de su obra, con la opinión de algunos de los mayores especialistas.


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“La primera vez que vi un libro de Walsh, paradójicamente, era un libro que yo estaba editando. Corría el año 1983, en Ediciones de la Flor, cuando Daniel Divinsky se aprestaba a reeditar toda la obra de Walsh, que estuvo prohibida durante la dictadura. Antes, sólo referencias vagas a Walsh y su Carta abierta me habían llegado. Pero sólo en 1983, como tantos otros jóvenes, pude leerlo. Y la casualidad quería que fuera ése mi primer trabajo de envergadura en el mundo editorial: supervisar la reedición de Operación masacre. Y luego los magistrales cuentos de Walsh, que conocí primero por la edición mexicana de su Obra literaria y luego por las reediciones que Ediciones de la Flor fue realizando. Por supuesto, en 1984 ya estaba enseñando los cuentos de Walsh en la Facultad de Filosofía y Letras. Mi segunda publicación importante fue un artículo sobre Walsh que me pidió Eduardo Rinesi en 1988 para Graffitti, la revista que dirigía en Rosario. De modo que me resultó lógico que hacia mediados de los 90, cuando ya había decidido abandonar un proyecto de doctorado organizado alrededor de la obra de Walsh, se me ofreciera la posibilidad de editar la obra periodística, y luego el Diario de Walsh. Un Diario de escritor. ¿Puede haber manjar más suculento? Pensaba en Kafka, pensaba en Thomas Mann, pensaba en Peter Handke, pensaba inclusive en Katherine Mansfield. Los demás especialistas en Rodolfo Walsh también habían notado la necesidad de establecer, palabra por palabra, una obra saqueada, mutilada y yo tenía ahora, ahí delante, los manuscritos del Diario de Walsh. ‘Es como el diario de un adicto, y esa adicción es la literatura’, dijo Ricardo Piglia cuando leyó la versión original”, recuerda a LA GACETA Daniel Link, quien al cierre de esta charla realizaba su Clase magistral Rodolfo Walsh: inteligencia de izquierda, en el marco del Ciclo de letras 2017, en el Centro Cultural San Martín. El encuentro fue uno de los tantos homenajes que se realizan este año en honor a Walsh. Entre otros, se destaca la Muestra Rodolfo Walsh en la Biblioteca Nacional, a partir del 28 de marzo.
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