Por Daniel Link para Perfil
Vivimos una extraordinaria batalla por el sentido. El territorio donde esa batalla sucede es designado como Recoleta. Aplicado a un lugar, “recoleta” significa que es solitario y poco transitado ("calles con pequeñas y recoletas tiendas") y aplicado a las personas, que guarda una observancia más estrecha de la regla que la que comúnmente se guarda ("fraile recoleto"). Por extensión, designa al que vive retirado y con modestia.
Esa “madre de todas las batallas” repercute en todos los ámbitos y ya habido desgarramientos en varias instituciones menores que pronto se replicarán también en las alianzas políticas porque todo se juega a todo o nada, a esto o aquello. Estamos ante un caso de arbitraria persecusión judicial-mediática, una intolerable provocación (con mates y escuditos incluidos) de la derecha internacional contra los sectores nac&pop, o estamos ante un necesario “Nunca más” de la corrupción, a partir del cual caerían, en sucesivos juicios, también los culpables dentro del macrismo (aunque, justo es decirlo, esta hipótesis es bastante ilusoria).
A lo mejor, desde el punto de vista histórico, un sentido no anula al otro (porque hay perspectivas): hubo corrupción, hay ensañamiento y parcialidad judicial. O a lo mejor, como ha sucedido, las batallas por el sentido se transforman en guerras asesinas, y entonces ya no importan las palabras sino los cuerpos que penden de un hilo siempre a punto de quebrarse. Pasado mañana volveremos a discutir sobre el sentido, pero hoy conviene refrendar que la semántica no habilita al asesinato, ni siquiera en grado de tentativa. Que la Sra. Fernández viva.
1 comentario:
La batalla por el sentido. Para mí es claro que esa noche la Sra Fernández detuvo una bala con la mente. No me sorprendería que detrás de todo esto esté Nina Sharp.
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