jueves, 4 de noviembre de 2010

Para niños

Repito: Merlin es una serie para chicos, pero tiene cierto encanto, por lo que estamos agotando la primera (de tres) temporadas. Lo primero se nota en el sencillismo de la trama y en los diálogos totalmente redundantes que aclaran lo que acaba de hacerse o lo que inmediatamente sucederá: "Entonces, ahora me subo al caballo y me voy al lago", y cosas así. Incluso en los planos, completamente inocuos y bastante protocolares.
En cuanto al contenido, se trata de las "mocedades" de Merlin, el mago, y su amigo, Arthur, el príncipe apuesto, y Morgana, la entenada vidente, y... un rey más estúpido que malo y un médico (que protege a Merlin) más bonachón que eficiente.
Uther Pendragon, el rey, odia la magia (seguramente por razones del corazón) y hace matar a todos los que la ejercen. Merlin, fatalmente, pasa a integrar la corte y debe ocultar sus habilidades que, sin embargo, son necesarias para resolver toda clase de conflictos mágicos. Es como si el rey quisiera negar lo evidente: que la magia está en todas partes y que al prohibirla, transforma a quienes la ejercen en sujetos que deben ocultar su verdad última, etc.
Como la serie es para niños, todo es muy casto y, por lo tanto, muy equívoco. Mmmmmm, esas miradas. Todo el tiempo hay una carga de intenso homoerotismo entre todos los personajes. Hasta ahora (décimo episodio de la primera temporada), el joven Arthur sólo se enamoró bajo los efectos de un embrujo del que tuvo que sacarlo Merlin, su sirviente y "mejor amigo". Gaius, el médico, con quien Merlin vive, le dice todo el tiempo (viejo baboso): "eres más que un hijo para mí". Y así, incesantemente. Ya apareció Lancelot, pero su presencia era tan intolerablemente chonga que aparentemente sólo estará en otro capítulo. Y Merlin visita su aldea, donde su mejor amigo muere en sus brazos diciéndole "Esto fue aburrido sin vos". Y la madre de Merlin le dice: "Andate con Arthur, te necesita. Y vos lo necesitás". Y así, y así...
¡Ah! Y hay un dragón (el último) encerrado en los sótanos del castillo, que habla en clave, como un oráculo: "Haz lo que tu costado te ilumine".
La mayoría de los episodios me sumen (literalmente) en un sopor del que no salgo (me quedo dormido), pero todos están medianamente bien. Y los actores (que no son totalmente desagradables: el protagonista es, incluso, simpático) hablan inglés antiguo (con la sintaxis medio descoyuntada), y hay monstruos por doquier.
En fin... como para zafar de esta malaria.

4 comentarios:

federico carugo dijo...

"En fin... como para *zafar* de esta malaria".--> hay algo de "triste tanguera en la palabra zafar...algo casi arcaico...:D

Linkillo: cosas mías dijo...

Qué oído. Faltó, en efecto, el "chan-chan".

Lorenza Murió dijo...

Había pedido por un post de "autor" y, más allá de la confusión por apariciones recientes, parecés haber escuchado el pedido,
sumado a la bondad infrecuente de la mafia que llamaste a "salvar"

qué amable,
Sdos.
.

Damián Bacalov dijo...

L. sostiene que el rubiecito de la serie es un "infierno".