Por Daniel Link para Perfil
Sigo ofreciendo soluciones a nuestros
grandes problemas estructurales. ¿Cobrarle a los extranjeros la
atención sanitaria en el sistema público? Por más justo que el
asunto parezca, está teñido de xenofobia y nacionalismo berreta.
¿Por qué no cobrarle también a los
argentinos (nativos o por opción) que estén adheridos a alguna de
las opciones del complejo sistema de salud nacional? Si alguien va a
atenderse a un hospital público, que les facturen a las compañías
de medicina prepaga y las obras sociales de los sindicatos (después
de todo, la plata que tienen y administran vienen de los bolsillos de
los trabajadores). La atención gratuita quedaría reservada a
quienes no tienen ninguna protección, ni siquiera PAMI.
Naturalmente, habría que mejorar y
multiplicar los hospitales públicos, pero como ésa es una demanda
generalizada de la sociedad, nadie se quejaría por ello, todo lo
contrario. Los trabajadores veríamos con algarabía que los aportes
que realizamos mensualmente al sistema de salud (obras sociales
sindicales o prepagas), la mayoría de las veces sin usarlo,
significan algo en el contexto general.
Además, por si eso fuera poco, habría
que dotar a cada unidad hospitalaria de un ala administrativa
eficiente y transparente: ¡más ladrillos, más obra pública, más
fuentes de trabajo!
Incluso, hablando de posiciones
laborales, las guardias ya suelen estar atendidas por médicos
extranjeros: ¡más doctores de la Patria Grande! ¡Buenos Aires,
capital cultural y sanitaria de las Américas!
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