Por Daniel Link para Perfil
A veces uno se aparta de su norte y
paga las consecuencias. En la segunda vuelta de las elecciones
porteñas no compartí el criterio de la izquierda y aposté (no por
afinidad, sino por estrategia) al triunfo de Lousteau.
No me refiero a eso, sino a mi adhesión
automática, hace unas semanas, en favor del Sr. Altamira, que mis
amigos de izquierda me reprocharon amablemente por correo, haciéndome
notar que había interna en las PASO. Una vez comparadas las fotos de
los candidatos, sus dichos disponibles en la red (en fin: las cosas
que uno hace para racionalizar sus preferencias), decidí mi sufragio
en favor de la fracción liderada por el Sr. Del Caño,
contradiciendo mi previa declaración.
Se dirá que es muy joven para aspirar
a la presidencia. Pero la Srta. María Delfina Rossi es mucho más
joven (¡26 años!) y ya es directora del Banco Nación.
Naturalmente, llegó a ese cargo por sus relaciones familiares (su
padre es ministro del régimen actual), lo que no ha sido visto con
buenos ojos por la ciudadanía. No es el caso de Nico, que es un poco
mayor y ganó su lugar por sus propios méritos y sus propias
obstinaciones (dona la parte de su sueldo parlamentario que supera el
sueldo de un maestro, por ejemplo).
Cuando la sociedad de la que uno forma
parte adula inmoderadamente a la juventud conviene estar alerta
porque uno sabe cuánta cuota de esperanza se mezcla con cuánta
cuota de esnobismo. Como la izquierda es potencia pura, nadie debería
confundir la adhesión a una corriente interna liderada por un joven
con el reparto de privilegios entre hijos y entenados.
Yo no soy tan purista como los
militantes de la izquierda que voto. Pero como octubre obligará a la
ciudadanía a elegir entre fracciones de un mismo bloque
ideológico-político, lo que aquí hemos llamado macriolismo, y como
no hay razones estratégicas para preferir a uno u otro, esta vez
nada nos apartará del principio esperanza.
2 comentarios:
Pero... yo habia visto su nombre junto al de Martin Kohan y Jorge Panesi apoyando a la otra lista...
Justamente... ¿No leíste?
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