viernes, 19 de agosto de 2016

Curarse en salud


por Daniel Link para Soy

El recuerdo más fuerte que tengo de Dj. Dr. Trincado es en una fiesta (¿de disfraces?) en una de las terrazas del Centro Cultural Recoleta, que ya no existen. De hecho, muchos de los lugares por los que pasó Dr. Trincado ya no existen lo que, en algún sentido, multiplica la felicidad de su propia superviviencia porque nos permite acordarnos de nosotros en lugares que ya no están pero en los que fuimos felices.
En ese recuerdo, él tocaba el tecno más sexy de la noche y todos lo mirábamos bailar y tratábamos de seguir sus enganches, siempre perfectos, siempre sugerentes. ¿De qué año hablo? Imposible precisarlo: los últimos días de los años ochenta, o los primeros de los años noventa.
Para Cristian, el nombre pila del Dr. Trincado, la música es salud (de ahí su seudónimo) y eso lo aprendió de chico, según cuenta, en el winco que tenía en su cuarto o en el combinado CBS que sus padres usaban para hacer fiestas en la terraza.
Dr. Trincado dio sus primeros pasos como DJ en la mítica New York City, a comienzos de los ochenta. Yo fui sólo una vez (o dos) a New York City. Creo que el lugar era demasiado grande para mi gusto, de modo que poco es lo que puedo decir de esos inicios.
Después, entre los años 92 y 95, pasó discos en la Age of Communication, la casa que había fundado Juan Calcarami y donde se daba cita la jeunesse dorée porteña.
Había una terraza (de donde se cayó, una noche, un excedido, lo que motivó el cierre del lugar, si mi memoria no me falla), un segundo piso donde estaban el Salón Puteaux, el Orient Express y una ¡biblioteca!
Pero la pista de baile, Cericette, estaba en el primer piso, donde reinaban Carlita Tintoré, Diego Ro-k y Dr. Trincado, fundadores de DJ Union. Yo solía frecuentar la terraza, donde podía encontrarse una fogata prendida en medio de la noche y la pista, naturalmente, dependiendo de mis humores y de los discos que sonaran.
En el 93, Alaska desembarcó en Buenos Aires para fundar Morocco, que duró hasta el 2001 y que fue el lugar más hermoso de las mil y una noches de Buenos Aires. Alaska y sus socios encomendaron la ambientación a Sergio De Loof (que antes había dejando su huella indeleble en Bolivia y El Dorado) y a Sergio Lacroix, que diseñó el salón Shambala del subsuelo, donde Carla Tintoré, Diego Ro-k y Dr. Trincado eran los Djs. residentes.
En algún momento, Morocco dejó de ser lo que era, la música se volvió mucho más previsible y el ambiente perdió gran parte de su encanto. Para entonces, Dr. Trincado ya estaba en otra parte. Por ejemplo, en Ave Porco, que duró del 95 hasta finales de 1999.
A mí Ave Porco no me gustaba mucho porque era un lugar excesivamente ecléctico y uno no sabía con qué iba a encontrarse, pero era un fuego.
Yo solía ir los jueves, y sólo porque tocaba Trincado. El último jueves de Ave Porco fue el 30 de diciembre de 1999. Los que estuvimos ahí fuimos convidados a llevarnos un pedazo del lugar, como si se tratara del Muro de Berlín. Poco después, estuve también en la última noche de Morocco. Empecé a salir menos (no fuera cosa que me tildaran de jettatore) pero Trincado siguió prestándole su brillo a los lugares en los que tocaba.
Por supuesto, a veces iba a lugares donde no tocaba Trincado, y así aprendí a diferenciar estilos y saberes. Los que marcaron mi juventud, en fin, mi vida bailable (que ya cultivo apenas, para escándalo de Alejandro Ros, que me amenaza con expulsarme de las listas de invitados) fueron Dr. Trincado y Dany Nijensohn, cada uno con un talento particular.
Un poco por eso, cuando me casé por segunda vez, les pedí a Dr. Trincado y a Dany Nijenson que tocaran en nuestra fiesta, que fue una fiesta hermosa, en gran parte gracias a ellos.
Trincado es un erudito. Y al mismo tiempo, un experimentador incansable. Detesta los ambientes mainstream, la repetición incesante de lo mismo, el marketing berreta. No vive alienado en un universo puramente musical y le gusta leer, investigar, mezclar los sonidos antiguos de la tierra con la electrónica del más allá del mundo.
Si antes el título de Dr. le cuadraba porque provocaba felicidad y salud con sus pasadas de discos, ahora creo que le corresponde por su sabiduría. Me gusta decirle, cada vez que lo veo: “¿Pero cómo le va Doctor?”, con un tono impostado de década del cuarenta. A Trincado le gusta mucho Carlos D'Alessio, uno de los compositores argentinos más brillantes, más secretos, más melancólicos.
Compartió cabina con Sacha, Primal Scream, Deep Dish (oh, yo los adoraba) y Mad Proffesor. Produjo a Massive Attack en Argentina e interactuó con ellos en vivo. Pero a él nada de eso le importa demasiado porque sabe que la idea de “carrera” está erizada de malos entendidos, y le importan mucho más los desafíos que el confort de un curriculum completo. Por eso actuó para Vivi Tellas en uno de sus Biodramas, por eso invitó a su madre a presentarse con él como DJ Rita en unos mediodías del Teatro San Martín, por eso grabó un disco cantando sus canciones predilectas (DJ Sings the Blues).
La última vez que trabajamos juntos fue en marzo de este año, cuando le pedí que creara una fiesta para una “Gran Gala Modernista” en el Teatro Margarita Xirgu, donde ahora va a presentar su disco (que no es el primero, ni será el último). ¿Qué quieren que les diga? La gente bailó como loca.
Vayan preparándose: busquen las pistas que, generosamente, Dr. Trincado cuelga en Internet. Cantaremos y bailaremos y, más de uno, aprovechará para festejar ahí mismo su cumpleaños. Cristian nos ha prometido que la presentación del disco será como un Café Concert - Vodeville. Un happening en tiempo real (58 minutos) que seguirá los 18 tracks del disco. Los números serán coordinados con imágenes proyectadas en la pantalla, efectos lumínicos y, naturalmente, la mejor música.


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