Por Daniel Link para Perfil
Son tiempos rarisimos. En una reunión docente, una profesora cuenta que le entregaron un parcial escrito con IA. El texto le atribuía a la profesora artículos que nunca había escrito aparecidos en libros que nunca existieron, algo que GPT hace siempre. Yo sospecho que lo hace deliberadamente, o bien para promover la suscripción paga (si pagás no te miento) o bien para desalentar el copy-paste que, sin embargo, las estudiantes practican sin darse cuenta que se hunden en un pozo sin fondo, porque la lista de falsificadoras de parciales circula ya de mano en mano, de docente en docente, de institución en institución. Si pensaban armar una carrera profesional a partir de semejante abuso de las herramientas que el presente les brinda, más bien que abandonen toda pretensión (académica o profesional): ya están quemadas.
El asunto es extrañísimo no sólo por el efecto que suscita en quienes prefieren no pensar y copiar algo que dice una máquina, sino también en quienes evalúan, que empiezan a titubear sobre si permitir o no el uso de IA. ¿Pero cómo? No tomábamos, en la década del ochenta del siglo pasado, parciales a libro abierto? ¿No verificamos, ya entonces, que el mero copy paste no alcanzaba para aprobar un parcial? ¿Y luego, alguna vez se nos ocurrió prohibir el uso de internet para resolver los parciales domiciliarios?
Por supuesto, ante la aparición de una nueva herramienta, lo primero que hay que hacer es aprender a usarla, enseñar a usarla. Una IA no te libera de leer libros, artículos, ni siquiera de pensar por vos misma, porque lo que te devuelve a cada pregunta que le hagas es un camino que deberías recorrer por cuenta propia. Cualquier artículo que hemos leído en nuestras vidas tenía notas al pie, que eran invitaciones a seguir leyendo.
Una IA no te resuelve el mundo, te dice que el mundo es más complejo y más vasto de lo que pensabas. Si vas a usarla como un atajo para sacarte de encima una evaluación es porque no entendiste nada. Toda carrera es una carrera de obstáculos y una IA es un obstáculo más para dejar atrás. Dudá de la IA, como dudás de tu padre, de tu novio (que te mete los cuernos) y de tus enemigas.

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