La mirada del Sr. Tinelli no podía
salir de su estupefacción. Es que la operación de párpados a la
que se sometió le dejó los ojos abiertos más allá de lo
razonable. Durante la apertura de la nueva temporada de su programa
televisivo, el desfile incesante de homenajes a si mismo produjo el
mismo efecto de asombrada incredulidad en los espectadores: el Sr.
Tinelli no se cansó de agradecer las loas de quienes habían sido
pagades para hacerlas: desde sus mil quinientos empleados ocasionales
hasta la Sra. Nara.
Algunos se burlaron (bajo sus órdenes
y las de sus guionistas) de sus pretendidas aspiraciones
presidenciales. El tema no me da risa y por eso vi la apertura que
celebraba los treinta años de supervivencia (en youtube, dos días
después, para evitar las tandas publicitarias, esa otra apelación a
la cólera dionisíaca). Para demostrar que el Sr. Tinelli no
desprecia a las mujeres (algo evidente en 28 de las 30 temporadas
previas, hasta que tuvo que pedir perdón por los “errores”) hubo
una seguidilla insensata de mujeres cantando (todo es insensato en
esos shows de apertura que siempre duran más de lo debido y de los
que no se entiende nada), incluida una hija del Sr. Tinelli, sobre
cuyo talento musical siguen quedando serias dudas.
Las apelaciones constantes a esa
institución reaccionaria y decadente, la familia, se entendió un
poco mejor: en política, así como en los negocios públicos, eso se
llama nepotismo.
Lo único que Tinelli puede garantizar
es humillaciones públicas y transas familiares.
1 comentario:
Estimado Daniel, sigo leyendo con fidelidad tus columnas, así como siendo alumno escuchaba con atención tus clases... Y sorprende verdaderamente el manto de silencio que ponés sobre lo que está pasando en Venezuela... Es cierto, no puedo decirte sobre qué temas debés escribir (aunque sí instarte, alentarte...). Pero verdaderamente has sido iluminador en diferentes cuestiones, como las que atañen al lenguaje, a la sexualidad, al uso de las drogas, etc. En fin, a la vida misma y a la literatura. A mí, por lo menos, me has ayudado a pensar. Pero ya tu silencio sobre la cuestión venezolana (que también es ya argentina, sea porque formamos parte de un mismo continente... ya sea porque una comunidad indudablemente enorme de venezolanos se ha formado en nuestro país)da para largo; y como lector, con humildad lo digo, no da para más. Espero puedas siquiera evaluar el requerimiento. Muchos venimos a este blog, como Celan a la cabaña de Todtnauberg, a buscar una palabra verdadera...
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